martes, 6 de diciembre de 2011

Cuéntame... qué te pasó

Mercedes es una mujer fuerte. Es el generoso cimiento de su familia. A ella no le puede pasar algo malo... porque es quien sostiene al resto. Siempre.

Por trabajo Mercedes viaja a un lugar de costa, en el que pasa un fin de semana para realizar las oportunas gestiones laborales.

Mercedes teme al mar. Mercedes no sabe nadar.

Allí Mercedes se reencuentra con una vieja y querida amiga. Disfruta y se disfrutan mutuamente.

También se topa con una misteriosa mujer, vestida de blanco impoluto... una presencia epatante... de mirada penetrante y gesto imperturbable, que le causa desasosiego. En el momento más inesperado aparece, una y otra vez, mirándola con fijeza insistente, escrutándola... como si la estuviese esperando. A ella, exclusivamente a ella. A Mercedes.

El ultimo día, en su habitación de hotel, tras ducharse, Mercedes descubre un bulto en su cuerpo. Palpa... vuelve a palpar... corrobora. Desazón... preocupación... presentimiento inquietante...

Desayunando en el comedor, una vez más, frente a ella está la dama de blanco. Elegante, altiva... con sus ojos clavados sobre la diana que es la propia Mercedes quien, incómoda hasta el extremo por la sonrisa fantasmagórica que le dedica tan extraña presencia, se marcha precipitadamente.

Mientras su jefe paga la cuenta del hotel, Mercedes parece algo perdida... nerviosa... como si le faltara el aire... y de repente es abducida por una corriente fresca que la lleva hacia la playa... Baja las escaleras... camina hacia la orilla... respira hondo desprendiéndose de chaqueta... de zapatos... de su profundo miedo al mar... que a su espalda va dejando tirados sobre la arena...

Mercedes se arma de valor y lentamente se adentra en el agua... se lanza a sentir la vida en el inmenso lugar en que se originó. Percibiendo su frescura... su palpitar... su aliento. Cerrando los ojos a la luz de un sol que la nutre a la par que despunta el día. Llenando sus pulmones. Empapándose de vida... en un nuevo amanecer. Y es que, en cuestión de minutos, de segundos, todo cambia...



Y, por cierto, qué actriz tan maravillosa... Ana Duato. ¿Se puede decir más con el silencio?


Imagen: cachito extraído del capítulo 226 de la serie “Cuéntame” .
Música: “Todo cambia”, de Mercedes Sosa.

3 comentarios:

  1. Que buena serie y que buena escena, ella también me cae bien.

    Abrazo amiga!

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  2. No sigo la serie. La escena -con tus explicaciones previas- me ha parecido magnífica. Y el trabajo de la actriz, también.

    Mejor no pensarlo demasiado, pero a todos nos darán algún día la noticia de que nos ha llegado la última enfermedad. Paciencia..

    (jaja, me ha salido como palabra clave "spare", que en inglés significa que te ahorras algo... ¿será una señal de que nos ahorraremos la experiencia?)

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  3. Myriam... Ana ha sido muchas veces premiada por este papel. Tiene pinta de ser una persona bastante maja en la vida real. Siempre está sonriendo (para mí una sonrisa muy sincera)... y además colabora activamente en Unicef. ¡Me encanta!

    Abrazo para ti también :-)


    Víctor... lo cierto es que la dama de blanco pondría nervioso hasta el más pintao' je. No sé si más que paciencia... aceptación.

    La verdad... yo prefiero que el asunto de apearse del mundo me pille durmiendo, así que a ver si ese "spare" es puro vaticinio, jeje.

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