Querido Cristóbal... menudo mes hemos pasado. No imaginábamos que un día habría que improvisar un quirófano de urgencia en la mansión de la familia Adams. El compañero José Mª (mi héroe en adelante) como cirujano jefe... Andrés como enfermero de quirófano... y mi menda enfermera de la Unidad de Cuidados Intensivos, además de terapeuta emocional-ocupacional. Todo un equipo interdisciplinar colaborando activamente.
La intervención... un éxito, al punto de que pese a tu debilidad postoperatoria un par de días después logras comer algo. Sin embargo... de nuevo debilidad en demasía, casi no puedes abrir los ojos, la fiebre no baja con el antibiótico... ¡Ops... esto no pinta bien! Mi héroe (el cirujano jefe), en una exploración general, te descubre nuevos abscesos y dado que es viernes, ante tu deteriorado estado, decide llevarte el fin de semana a la clínica de un colega para intervenirte por segunda vez, en un quirófano como San Antón manda. ¡¡¡Oh dioses del Olimpo quizás no te volvamos a ver!!!
Ex-Andreito, en la U.C.I, tras la primera operación
Regreso al trabajo el martes y no el lunes... et voilà!: ¡Mis oraciones han sido escuchadas y la Moira Átropos aún no ha cortado tu hilo vital!
Tras lo sucedido, confío en que comprendas, querido, porqué de un tiempo a esta parte no puedo llamarte Andreito... ni Garabato... sino que sólo me sale Cristóbal. Y es que... ¡estás hecho un Cristo!...
Cristobal después de la segunda intervención (cuidándose mucho Leve de mostrar imágenes en las que las se aprecien las heridas que, valga la redundancia, herirán, con seguridad, la sensibilidad (física y emocional) del lector)
¿Qué has aprendido de esta experiencia? Ahora ya sabes qué ocurre cuando un gato joven (y bueno de más) pretende beneficiarse a la gachí de los machos dominantes de Mordor, y alrededores, y el/los susodichos te pegan zarpazos que pa’ qué en la cara (o donde pillen) que se te infectan lo más grande y si por poco te da una septicemia que te lleva al otro barrio. Y es que, querido aspirante a infiel, ¡¿PA’ QUÉ BUSCAR FRUTA FUERA TENIENDO A LA FRUTERA EN CASA?! ¡¿Eh, eh, eeeeeeehhh?! :-D
¿Qué he aprendido yo? Hasta los animalillos, cuando están enfermos y al margen del correspondiente tratamiento que precisen, esencialmente necesitan dosis ingentes de cariño... ¡Que no se diga que el amor no es medicina!
Tuya siempre... Leve :-D
Pd. Bien pensado... va a dar igual tu capacidad como alumno porque lo has aprendido sí o sí. De hecho... en realidad debería llamarte en lo sucesivo il castrati. Te haría justicia :-D
Pd. 2. Vamos... lo que se viene diciendo un 2x1. O mismamente, entre usted en el quirófano pa’ una intervención y gratis, llévese otra más.
Pd. 3. Y Blanca, la madre biológica de Andreíto, ejem Cristobal... ¡¡¡otra vez preñada!!! Que digo preñada... ¡preñadísima! La ligereza de cascos sin control anticonceptivo... es lo que tiene.
Pd. 4. Mañana pruebo a que me des un “miau” en La debajo de Do medio a Re tres octavas por encima de Do medio... que igual hemos ganado un soprano y de aquí a nada nos deleitas con una tonadita por Corelli, o Bach, o Mozart... porque por Los Chichos no, claro :-DD
Pd. 3. Y Blanca, la madre biológica de Andreíto, ejem Cristobal... ¡¡¡otra vez preñada!!! Que digo preñada... ¡preñadísima! La ligereza de cascos sin control anticonceptivo... es lo que tiene.
Pd. 4. Mañana pruebo a que me des un “miau” en La debajo de Do medio a Re tres octavas por encima de Do medio... que igual hemos ganado un soprano y de aquí a nada nos deleitas con una tonadita por Corelli, o Bach, o Mozart... porque por Los Chichos no, claro :-DD
Pd. 5. Acabo de tener una iluminación: “Gitano” también es un nombre superguaydelParaguay para un gato. Tres cuartos de lo mismo sucede con “Ernesto”, que ya sabemos la importancia de llamarse tal que así, y si no que se lo digan a Oscar Wilde :-)
¡Ah que Cristobal! pobrecito el con sus abcesos y luego las heriditas de donde se los extriparon. Seguro que le duele pero que bueno que ha contado con amigos que le han ayudado a aliviarse de su enfermedad.
ResponderEliminarOjalá que se recupere y que vuelva a las andadas, pero ya que se comporte como hijo de familia y que no ande a los zarpazos por ahí sabrá dios donde.
Abrazo a todo el staff médico de la Adam's House y a los demás que le echaron la mano al bonito de Cristobal :)
Si le hubieras visto cuando le dimos el alta del hospital Myriam... ¡en vez de gato parecía un guepardo!... Llevaba tal velocidad que salió más volando que corriendo y no supimos de él en varios días. Creo que volvió porque el hambre aprieta y claro... Aún cuesta que recupere la confianza, pero ahí vamos, reconstruyéndola poquito a poco.
Eliminar¡De esta salió!
Gracias amigüi y otro abrazo para ti desde Adam's House :-)
¿Y qué tal sigue Cristóbal unos cuantos días después? Espero que con vuestros cuidados esté ya de vuelta por esas selvas.
ResponderEliminarAprovecho que tengo algo de tiempo para contarte una experiencia parecida que tuve, y lo que aprendí de ella.
La historia es como sigue.
Era yo un jovenzuelo imberbe e inocente, era fin de semana, y había quedado con unos amigos para dar una vuelta por la noche. Debía hacer bastante calor, porque apretaba la sed. Al intentar calmarla, me achispé un poco de forma completamente involuntaria. Debieron echar algún bebedizo en alguna de mis copas, porque si no no me lo explico. Hacia las cuatro de la madrugada, nos encontramos un gatito pequeño abandonado dentro de una caja en un banco de la calle. Decidí llevármelo a casa para darle cobijo. Le puse "Elisa" porque así se llamaba un bar donde habíamos parado un rato antes esa noche, aunque no me detuve a verificar si era hembra. No llegué a sexarle (en la primera acepción de la palabra, según el avance de la vigésimo tercera edición del diccionario de la RAE).
Al llegar a casa le ofrecí leche y chorizo, que es lo que tenía a mano. La leche la bebió con avidez, el chorizo sólo lo lameteó un poco. Luego la dejé durmiendo en la terraza, dentro de su caja.
Cuando me desperté por la mañana, me dirigí lo primero de todo a desearle buenos días a Elisa. Y allí estaba ella, absolutamente inmóvil, persiguiendo ratones en el cielo de los gatos. A su alrededor encontré decenas de pulgas, que la habían abandonado. Entonces aprendí que la vida consiste en generar calor, y que no se puede contar con las pulgas como compañeras incondicionales.
No he vuelto a recoger más gatos por la calle, pero también es cierto que no he vuelto a encontrar ninguno que tuviera alguna necesidad aparente de cuidados o de cariño.
Un abrazo
Cristobal ha vuelto a ser Andreito... aunque le vi una heridilla en el cuello el viernes que no me gustó un pelo, y no me permitió observarla en condiciones. Se ha quedado traumatizado, pobre, sobre todo en lo que concierne al cirujano jefe (mismamente mi héroe actual). Es verle en la lejanía y desaparecer.
EliminarLo peligroso es que como está en la Mordorselva... se le puede infectar en cualquier momento, máxime si no nos permite cogerle para curarle, y... con lo mal que lo ha pasado la criaturilla como para ponerse malito de nuevo.
Con tu historia he visto claro tu destino: ¡tienes que montar una protectora de animales! ;-)
Otro abrazo, miausamaritano.
Pd. Elisa es un precioso nombre, tanto para mujer como para gata... ¿pero ponérselo porque era el del bar en que habías estado?... jajajajajajaja... y así sucesivamente =))
Pd.2. Qué bonito, y certero, eso que dices de que la vida consiste en general calor. Añadiría que también en compartirlo.