pero nos pone la piel.
Y, a veces, el alma al aire.
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Yo no entiendo casi nada y me muevo torpemente, pero el espacio es hermoso, silencioso, perfecto. Yo no entiendo casi nada, pero comparto el azul, el amarillo y el viento. La tarde avanza lentamente, y yo mirando quiero ver. (Eduardo Chillida)
La frontera de nuestro cuerpo es la piel de los demás.
ResponderEliminarMuy cierto lo que dice Amkiel, no lo había pensado así.
ResponderEliminarAmkiel... y la frontera de nuestra alma es la propia piel.
ResponderEliminarMyriam... Amkiel suele tener horizontes amplios. Y lo mejor es que los comparte.