Hace unos días veía en televisión como dos hermanos, de 3 y 6 años, agonizaban, muriendo de hambre, literalmente, sobre el suelo de cualquier aldea de Somalia. Tuve que cerrar los ojos...
Y sentí unas enormes ganas de llorar.
Hoy, en un supermercado cualquiera de mi ciudad, me he visto rodeada de miles... y miles de alimentos. También he tenido que cerrar los ojos...
Y he sentido unas enormes ganas de llorar.
Y casi vergüenza... por haber tenido la fortuna de nacer en el punto del mapamundi en que nací. :-(
¿Y tu que haces por evitarlo demagoga?
ResponderEliminarCursi
No quedar indiferentes también es ayudar.
ResponderEliminarSi hago algo por evitarlo o no, no te lo voy a contar a ti... que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha, se dice sabiamente por ahí. Lo que sí hago, en cambio, es dejar tu comentario, que bien podría eliminarlo, para que los que sí vienen con buena voluntad y sin amargura lean tu gratuito autorretrato. Autorretrato anónimo, detalle este importante, además de valiente, je. Eso sí... en caso de que te reiteres con esa actitud, por arte de magia-potagia ¡chan-ta-ta-chaaaaan!, trocarás a invisible. Aquí, claro. Cosas del derecho de admisión... o que si hay alguna reina con autoridad en este amable país, no es precisamente la de corazones :-)
ResponderEliminar¡Ah!... resulta bastante incomprensible, e incluso masoquista y desperdiciador de energía/vida, que, considerando que me consideras (valga la redundancia) cursi y demagoga, te tomes la molestia de visitar este espacio cada día. Cada día, ejem. Igual crees que te vigilan... y te da por hacer lo mismo. ¡Cuidado... nos miran! Sin embargo comprendo que, sencilla a la par que extensamente, no comprendas. Salta a la vista. Digo a la palabra.
Te sugiero, para que te relajes, un paseíto por el mar (¡mecachis, que ahí no tienes!... aunque en su defecto sirve la montaña), ver una película (por ejemplo algún título de Kim ki-duk) o una exposición de pintura (por amor al arte, no más, y flamenca a ser posible), escuchar a Caetano Veloso (que con su delicadeza serena el almita que pa’ qué), que te regalen un abrazo confortable, una sesión de reiki, mover las manos como mariposas... y algo very-very important: que la distancia entre la mezquindad y tú sea kilométrica. O mejor aun, teramétrica.
Asimismo te recuerdo que, si no te gusta o incluso te disgusta lo que lees en este lugar, o yo misma, la salida está justo en la puerta de entrada. Fácil solución pues. Aunque viéndolo desde otra perspectiva... ¡igual es que firmas como Cursi porque así te llamas! :-PPPPP
Bueno voy a cenar, que yo sí puedo comer precisamente por la suerte nacer en el punto en el que nací. Ese que a veces me da vergüenza. Me prepararé unas salchichas Oscar Mayer, que tengo antojo.
Y... que la paz sea contigo, que veo necesitas como poco... una poca, je. Námaste.
Amkiel... tú sí que comprendes. Salta a la vista. Digo a la palabra :- *
Yo creo que hay muchos blogs y sitios en internet que nos encantan y otros que hacen que se nos revuelva la panza, así que coincido en que es masoquista pasar y quedarte en un lugar donde te cae mal algo.
ResponderEliminarSiempre dicen que si uno no tiene nada bueno que decir, mejor que se quede callado, y al final de cuentas independientemente de si es bueno o malo lo que la autora diga en el blog, la cosa es que es SU blog y puede decir lo que quiera, ya está de uno si lo toma o lo deja.
Es mejor no hacer entripados y si, es loable de tu parte que dejes el comentario para transparentar el como es que aún hay gente que a pesar de que la situación está tan pesada, sigue envenenando y envenenándose con tan mala vibra.
¡En fin, en fin...!
Para eso existen nuestras casitas virtuales, Myriam, para que digamos, contemos, hagamos lo que nos dé la real gana. Y a quien no le agrade... ¡aire, aire!... o que opte por otros horizontes.
ResponderEliminarMe gusta eso de “mala vibra”, así que me lo agencio como expresión. Y para aliviársela, al visitante diario en cuestión, le dejo un regalito que le ayude a desbloquear su energía, para que le circule la corriente vital de manera provechosa. ¡Y gozosa! Quién sabe, quizás así, como reza la tonada, en este universo que no para de sentir y de latir, desahucie al miedo... y se le curen las heridas.
Un abrazo oceánico, amigüi ;-)