Confieso ser una novata en el paraje ¿bloguero?
Confieso no saber siquiera la verdadera razón de la existencia de este blog ... aún.
Confieso que si bien no me gusta emplear habitualmente adjetivos y pronombres posesivos ... mi, tu, su, lo vuestro, el suyo (“nuestro” es una excepción sobre la que tal vez matice en otro momento), poder decir “mi” blog en el presente me agrada sobremanera.
Confieso no obstante que “blog” no me suena bien, probablemente por mi costumbre de atender a la musicalidad de las palabras. Y ”blog” ... no sé, como que se ahoga en la garganta ... como que al pronunciarla se guillotina; sí, definitivamente muy gutural para mi gusto.
Confieso que estoy deseando aprender a insertar vídeos made in youtube. Confieso que, aún deseándolo, no he tenido oportunidad de ponerme a aprender a insertar vídeos made in youtube. O mejor dicho, no he elegido tenerla ... todavía.
Confieso que, aún en mi ignorancia bloguera, sé (creo saber si acaso) que el apartado “comentarios” es el destinado a apuntes relativos a las entradas –si es que procediesen-, tanto por parte de hipotéticos visitantes como posibles respuestas del bloguero-a a los mismos.
Confieso que, conociendo ese detalle, me lo salto alevosamente a la torera porque me apetece agradecer -en primera plana- que el satélite artificial que inauguró la carrera espacial haya tenido la gentileza de dejar unas palabritas en mi rincón. Gracias pues, Sputnik, por ser el primer visitante que ha orbitado en torno a mi ... mi ... mi ... mi (¡caray, cómo me gusta la posesión en este caso!) blog.
Confieso que estas confesiones no resultarán interesantes pero, al fin y al cabo, confesables confesiones son. Las otras, las inconfesables, mejor dejarlas a buen recaudo, en el cajón que reza “Top secret” ... al menos por el momento.
Confieso que con absoluta fruición de mi parte peco a menudo recurriendo a la redundancia. Y aunque algún lingüista pidiera mi cabeza por mancillar la escritura de semejante manera, me seguiré siendo fiel ... por los siglos de los siglos, amén.
Confieso que va siendo hora de dejar de confesar.
Confieso no saber siquiera la verdadera razón de la existencia de este blog ... aún.
Confieso que si bien no me gusta emplear habitualmente adjetivos y pronombres posesivos ... mi, tu, su, lo vuestro, el suyo (“nuestro” es una excepción sobre la que tal vez matice en otro momento), poder decir “mi” blog en el presente me agrada sobremanera.
Confieso no obstante que “blog” no me suena bien, probablemente por mi costumbre de atender a la musicalidad de las palabras. Y ”blog” ... no sé, como que se ahoga en la garganta ... como que al pronunciarla se guillotina; sí, definitivamente muy gutural para mi gusto.
Confieso que estoy deseando aprender a insertar vídeos made in youtube. Confieso que, aún deseándolo, no he tenido oportunidad de ponerme a aprender a insertar vídeos made in youtube. O mejor dicho, no he elegido tenerla ... todavía.
Confieso que, aún en mi ignorancia bloguera, sé (creo saber si acaso) que el apartado “comentarios” es el destinado a apuntes relativos a las entradas –si es que procediesen-, tanto por parte de hipotéticos visitantes como posibles respuestas del bloguero-a a los mismos.
Confieso que, conociendo ese detalle, me lo salto alevosamente a la torera porque me apetece agradecer -en primera plana- que el satélite artificial que inauguró la carrera espacial haya tenido la gentileza de dejar unas palabritas en mi rincón. Gracias pues, Sputnik, por ser el primer visitante que ha orbitado en torno a mi ... mi ... mi ... mi (¡caray, cómo me gusta la posesión en este caso!) blog.
Confieso que estas confesiones no resultarán interesantes pero, al fin y al cabo, confesables confesiones son. Las otras, las inconfesables, mejor dejarlas a buen recaudo, en el cajón que reza “Top secret” ... al menos por el momento.
Confieso que con absoluta fruición de mi parte peco a menudo recurriendo a la redundancia. Y aunque algún lingüista pidiera mi cabeza por mancillar la escritura de semejante manera, me seguiré siendo fiel ... por los siglos de los siglos, amén.
Confieso que va siendo hora de dejar de confesar.
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Pd. Y una flor para el orbitador. Flor confesa por supuesto.
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Un segundo comentario de otros tantos que continuaran orbitando alrededor de tu, tu, tu... blog. ¡Mil gracias por tu, tu, tu... flor!
ResponderEliminarSputnik, si no fuera porque me consta tu identidad de satélite orbitador ... con tu "tu-tu-tu..." pensaría que eres un telefóno que comunica.
ResponderEliminar¡Gracias las que tú tienes!
bonito,muy bonito
ResponderEliminarhttp://www.desdeelportaldelossuenos.blogspot.com/
Muchas, muchas gracias soñador.
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