Pero regreso a las “lenguas vivas” que son las que me ocupan a día, ejem, noche de hoy. Ya desde pequeña me manejaba requetebién con el inglés y francés. Empleaba un sistema de aprendizaje singular además de muy lúdico. Adquiría los conocimientos a través de la música y para ser más exacta de canciones, siendo yo la intérprete. Oigan... a fuerza de tararear y canturrear esta y aquella tonada... ¡aprendí varios idiomas! :- ) A ver… en honor a la verdad la capacidad innata ayuda, je.
El secreto de este método consiste en manejar con acierto una sola letra. Por ejemplo para dominar el inglés basta con el uso adecuado de la “ch”. Una muestra de antaño: chumorroooooo, nazin stop a guan chu be friiii, chu naiiiitttt, chel miiii, chu es beder dan guan, japi berdei chu yuuuuu, guan deiiii guel bi chuguedeeerrrr...
En francés la letra fundamental es la “r”, aunque no pronunciada a la española sino de este modo: “rrrrggg”; mismamente como si se tuviera más frenillo de la cuenta o se hicieran gárgaras. Las tonadas quedaban así: “puurrrgggcua ti no vian isiiii mon amurrrrrgggg, ye sui hegrrreee de te vuagggrrrr, le meyerrggg chua e selui qui funcion bian purrrrggg vu, ye tatandrrrgggeeeee tute ma viiiiiii, si vu desigrre vuset agrrive a la fan du mond, ye sui trrrrggggeee biannnn parrrggce que ye te ennme, queleerrrgggg e tillll...
Además, aquí donde no me ven, tenía un éxito tremendo de público. Vivíamos en un ático y la terraza de casa estaba separada de la contigua por un muro que no llegaba hasta arriba, quedando una apertura de unos 40 centímetros de alto. Allí vivía una pareja con una prole también formada por cinco churumbeles, de edades similares a las nuestras así que... mi hermano, experto imitador hacía lo propio, y yo me la pasaba interpretando “eurovisivamente” (esto es: cantando en francés e inglés) y a veces “televisivamente” (o sea: subiéndome a unas escaleras para asomar mi cabeza a través de los 40 centímetros). Y... ¿creen que los vecinos me lanzaban tomates?... ¿qué me silbaban con menosprecio e insultaban?... ¡NO! Todo lo contrario, me aplaudían con fervor y pedían: ¡otra, otra, otra....! :-DDD ¡De verdad de la verdadera!
Hecha esta introducción no sorprenderá al respetable que hace apenas unas horas haya descubierto que... ¡sé hablar chino!, palabra. Verán… es raro que compre en una tienda china (menos en las de ropa), pero hoy ha ocurrido ¿Y qué ha pasado exácticamente?...
Con la prenda que me llevo me dirijo a caja. Pero como detesto tener que volver al comercio en cuestión a cambiar o devolver lo que sea por agujeros-varios-que-hace-la-puñetera-alarma-que-ya-podían-inventar-otro-sistema-antirrobo-y-que-no-vale-el-nuevo-chip-que-en-algunos-lugares-ya-ponen-pero-pa-qué-si-total-siguen-manteniendo-también-la-de-toda-la-vida-que-taladra-la-ropa-y-encima-vas-pitando-donde-quiera-que-entres-si-no-has-cortao’-la-etiqueta-donde-va-el-chip-que-he-mencionao’-antes-pues-sí-que-estamos-apañaos’, me dispongo a hacer una inspección rápida aunque también exhaustiva del artículo antes de entregárselo a la chica para que me cobre.
- Leve. Vaya... está rota.
- Dependienta, china ella. No, no loto.
- Leve (se acerca la prenda a los ojos, por si se hubiera tratado de un fallo visual, o imaginación, o...). Sí, sí loto (primera lección... totalmente espontánea fruto, supongo, de mi predisposición natural a la poliglotía).
- Dependienta, china ella. No, tú mila, no loto (mientras toquetea a ver si lo descosido -ornamental además- se cose por obra de magia potagia).
- Leve. Yo milo y veo. Pelo tú milas y no ves. Sííííí loto (¡menuda pronunciación me gasto!).
- Dependienta, china ella. No loto, costula tolcida.
- Leve (volviendo a cerciorarse, por si acaso de repente tuviera graves problemas de visión). No colal. Definitivamente sí loto. ¿Tú cleel que yo estoy ciega? (llegada a este punto yo sonleil-le pues en realidad se trata de una pregunta disfrazada: ¿Te crees que soy rematadamente tonta?).
- Dependienta, china ella (parece que sintiéndose acorralada frente a la innegable verdad). Tú lleval a tu casa y cosel allí.
- Leve (con cara de no dar crédito a la propuesta, pero pa’ morro la china, morro yo. ¡Uy!, mejor en su idioma y practico... con cala de no dal clédito, pelo pa’ mol-lo la china, mol-lo yo). Entonces tú dejál-melo más balato polque estal loooo-toooo.
- Dependienta, china ella (encontrando rápidamente otra solución porque la pela es la pela... ¡y que luego carguen la fama que cargan los catalanes, si es queeeee...!). No, lleval a casa y cosel yo. Tú venil luego pol él.
- Leve (muy diveltida, pelo haltica ya, cambial de opinión). Tú quedáltela pa’ siemple. Aliveldechi (o cómo hablal italiano en chino, ya puesta…).
En sirio que ha sido así, digo en serio. Lo alucinante es que ella no se ha sorprendido ni pizca de que hablase su idioma con tanta soltura y desparpajo. Diría que hasta lo ha agradecido. Vamos... y que se atreva alguien a decir que el chino es difícil. ¡Pero si está chupaooooooo’! :-DDDDDD
Sólo hay un pequeño inconveniente: tampoco yo hablo chino mandarín .:-S
Y vaaaale, de acuerdoooo. El Spanchin es lo que es superfácil :-P
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Pd. dulzona:
Pd 2. Juraría que el tipo del azucarillo se parece más a Napoleón que a Confucio...
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