sábado, 16 de enero de 2010

El valor de la palabra

Hay quien juega con las palabras de manera divertida. Hay quien las utiliza de modo ruin. Hay quien las emplea como simple herramienta de lenguaje. Hay quien se las toma humorosamente en serio. Y hay quien incluso les confiere un carácter sagrado y jamás las traicionan. Escribió Esther Bendahan... “La mentira es asesina de la vida. Y una vez descubierta hay que condenarla y ejecutarla para que no muera todo lo que hay a su alrededor”. Estoy de acuerdo con ella.
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Ciertas palabras me interesan por su forma. Confieso, además, que tengo particular predilección por las que llevan “c” o “z”... cereza, corazón, templanza, esperanza, dulzura, solicitud, zahorí, cercano, céfiro, zaguán, abrazo... A mi juicio quedan endulzadas y me resultan musicalmente sonoras. Sin embargo es un interés ligero... estético, no más. Lo que verdaderamente me importa de la palabra en general es que lleve aparejada la acción a que se refiera, que su esencia... su semántica, se traduzca en acto.
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Me contaron que hubo un tiempo, no muy lejano, en que los tratos se hacían con un apretón de manos y con eso bastaba. Ese gesto tan cargado de valor era la propia palabra, que no precisaba ser atestiguada por escrito, y casi, casi... ni siquiera era necesario pronunciarla. Añoro aquel tiempo que no llegué a conocer... o quizás sí pero era demasiado chiquita para entender.
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Las que no sólo son humo... Las que, aún con viento que aspira a llevárselas, permanecen, flotando alrededor... Las que al principio, en el durante y en el después son lo que dicen ser... Las que rompen trincheras y no levantan murallas... Las que tienen sus raíces en el alma y sus ramas en la boca, en las manos, en la mirada... Las que acercan para el encuentro... e incluso el reencuentro. Las palabras humildes, las verdaderas... mis preferidas.
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Pero y la falta de palabras, el silencio ... ¿no es una palabra en sí que tanto dice en ausencia de sonido?
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12 comentarios:

  1. uzté uza eztupendamente laz palabraz verdaderaz, zí zí

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  2. Zi ya zabía yo que comprenderíaz perfectamente el intringuliz y la zuperficie de la entrada de hoy, Vizzztor ;-P Y graciaz

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  3. El silencio aporta magia a ciertos momentos...
    Como cuando caminas y oyes tus pasos... cuando nos acaricia el viento o cuando oyes las olas del mar deslizándose por la arena... Incluso hay instantes en que parezca que casi se pueda intuir el sonido de la Tierra cuando gira...

    http://www.youtube.com/watch?v=lwwioJhQzeg


    Ese silencio, que le da un algo especial a otro lenguaje... El de miradas, besos, abrazos... sonrisas... que hacen que acabes oyendo hasta el latir de los corazones...

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  4. Sangón... será que cuando uno calla... habla todo lo demás... hablan todos los demás.

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  5. Sangón... ¡qué belleza de nubes... qué maravilla de azul!... Hasta "veo" un "ave fénix" a partir del minuto 4'20, que reaparece en el 4'54 dibujándose más verde, que le quiero verde por sus raíces, por sus ramas... ¡mmmmmmmmmmm grache mile!

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  6. Las palabras no sólo se pronuncian o escriben, también aparecen como caricia o nos llegan por la mirada.

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  7. Sí Amkiel, esas son justo las que tanto dicen en "silencio".

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  8. Y ¡qué bueno es leer tus palabras caramelos aprovechando el dulce silencio de la casa por la noche!
    Un abrazo
    Marie

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  9. Ejem, Marie... y ¿por qué no comérselos?, je. He dejado de varios sabores en la entrada principal, por si apeteciera (o apeteciese) :-D

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  10. Yo, es que siempre llevo puesta música en la sesera. Cuando hay un silencio, le doy al "play", y ya está. Como aquello de ignorar un problema hasta que deja de serlo. Además, me fastidia mucho cuando quieres decir una palabra que no te sale y alguien te la dice.. ¿a ti no?
    mira, ese sería un buen ejemplo de quien las utiliza de modo ruín. Como para despachurrarte un chiste o contarte el final de la peli en el cine.

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  11. En cambio yo, aún cuando suelo llevar también el “play” musical pulsado, a menudo doy al “stop” y oiga... ¡qué gustoso gusto ese silencio! Sólo respirar... y respirar... y respirar... quietud...

    Respecto a los problemas -que por lo general suelen ser embarazos de soluciones- tengo la costumbre de enfrentarme cuanto antes a ellos; si es que hay que hacerlo, claro. Porque ir pa’ na’...

    Agradezco mucho cuando no doy con la palabra que busco y alguna boca caritativa me la recuerda. :-)

    Y el hecho de que te despachurren un chiste o te cuenten el final de la peli en el cine... más que ruin es torpeeeeeeeeeeeee, torpeeeeeeeee.

    O sea, no hemos coincidido en una... ¡pero qué diversos somos los seres humanitos! Oye pues mejor, ¿no?

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Algo me dirás... ¿no? ;-)

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