miércoles, 10 de marzo de 2010

Levetécnicas de persuasión

15:00h. Finaliza la jornada laboral, agradeciéndose hoy especialmente.

15:10h. Llego a la gasolinera. Al bajar del coche, la primera impresión es que me he equivocado de lugar y en realidad he entrado en un bar de copas en pleno fulgor de sábado noche. Justo en ese momento suena a tropecientos decibelios ¿reggaeton? tal que así: “Eeeeesa moreeeniiiitaaaa tiene la piel suavesiiitaaaa...¡muévelo, muévelo!...” (más o menos).

Cual “Terminator” –no por mala milk esencial sino por precisión robótica- mi megavisión hace un barrido de la zona en busca de la fuente de origen. Enfoca al lado opuesto del punto en que se encuentra Salvatore, unos metros más abajo, y detecta parado un turismo. Un Peugeot; modelo 206 como mucho. Color azul eléctrico mezclado con plata por zonas, llantas de aleación, alerón trasero y... ¡también le han caído estrellas que se han tatuado en su capó! Miren... ya tenemos algo en común.

15:13h. Me coloco un guante en la mano derecha y con calma cojo la Parabelum calibre 9 mm, ejem... quiero decir que agarro la pistola del surtidor a la par que lanzo una orden telepática: “Anda, criaturica... baja eso, ¡pol dió!, que vamos a tener que ir directos en busca de sonotones una vez salgamos de aquí por cómo van a quedarnos los tímpanos”.
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El intento de comunicación fracasa y mis vísceras comienzan a bailar una sardana por las vibraciones que emiten los altavoces. ¡Casi tiembla el suelo!... ¿Casi? En mi leveinterior brota un clamor, extremadamente sereno lo cual no deja de ser paradójico, máxime teniendo un “arma” entre manos, je: “A vé... ¿por qué las personas que estamos aquí, todas pacíficas y respetuosas a juzgar por nuestro comportamiento, tenemos que aguantar a este... este, si no hemos pagado entrada para discoteca alguna ni deseamos estar en una susodicha?”... Por el powerflower del planeta Tierra y aledaños convoco a... ¡Superleveeeeeeeee!

15:15h. El género cambia y lo que todavía podía considerarse medio música se transforma en un ruido difícil de “onomatopeyar”. Imagínese el respetable que sobre una base rotundíííííísimaaa de ¡POM-POM-CHUUUMMM-POM-POMPOM-POM-CHUM-CHUM-POM...! (que fundamentalmente se traduce en graves saliendo como caballos desbocados de altavoces), Freddy Krueger (recuerden que... asesino masivo él) pasea sus cuchillas sobre cristales varios. Es decir, literalmente chirría; con alevosía además. Aproximadamente ese sería el resultado final de la descripción sonora. Detalle importante a referir del vehículo emisor (o discoteca portátil): las ventanillas delanteras están completamente bajadas. El gerente del local... ejem, el conductor no hace nada salvo... “deleitarse”. Inmóvil... ¿extasiado... hipnotizado? Por fin demuestra que no es una estatua y sale del coche en dirección a la tienda, pero sin completar el trayecto regresa y, metiéndose de cabeza hasta la cintura por la ventana del copiloto, sube a tropecientosMIL decibelios ya que al parecer estaba a volumen bajito.


15:17h. En mitad del estruendo, dando ya de beber a mi compañero de venturas y desventuras , alguien le chista:

Leve.- ¡Pssssttttt, psssst, psssstttt, oye, pssssttt, PSSSSSTTTTT OYEEEEE...!

Con actitud desafiante, el muchacho, de entre 22-24 años de edad, se percata de que es a él a quien me dirijo. ¡Bien!... tonto no es. No del todo, al menos. Eso que llevamos ganado.

Este... este.- ¿QUÉ? (barbilla en alto, con buena dosis de chulería en su expresión... otro detalle a considerar).

Leve.- Por favor... ¿puedes bajarlo? (se lo pido con sonrisa incorporada, nada irónica y sí espontánea –incomprensiblemente me sale así de los adentrados adentros- mientras señalo con la mirada al bólido).

Este... este.- ¿LE MOLESTA? (gesto de boca propio de varón presto a invitarme a bai-lar un cho-tis en la ver-be-na de la Pa-lo-ma).

Leve.- Sí, me molesta... Bastante, de hecho. Y seguramente al resto de gente, también.

Este... este.- Mi coche es más bonito que el suyo, dónde va a parar, usté nbñua gpiuqwe ñkjihbpiua lñeuuye bvuegue unbue vgoue knñakjsdg ñlbnegh...

(Imposible reproducir su extensa perorata –que lo fue- pero es que en su atropello acelerado al soltar lo que fuese no alcancé a entenderle. Supongo que me estaría insultando, lo cual no deja de ser curioso ya que me... “usteaba”, je... ¡viva la contradicción! A tenor, también sospecho que he desarrollado otro archisupermegapoder: un-escudofiltro-auditivo-antipalabroides-y-gestos-retadores-procedentes-de-capullos/as-varios/as-que-permite-oír-sin-necesidad-de-escuchar. De otro modo no me explico que hasta asintiera a lo que iba diciendo el individuo; siempre con mi sincera sonrisa claro y una tranquilidad insólita).

Entre tanto “este... este” sigue despotricando y reparo en que debe tratarse de un chico de lo más coqueto ya que conjunta cuero cabelludo con vehículo. Es decir... lleva afeitada en su cabeza varias de las estrellitas del capó. Ejem, quiero decir que seguramente una noche estaría paseando y le cayeron del cielo algunos lucerillos, fusionándose con su piel, e iluminándole pensamiento y sentires. ¡Qué emotivo!

Leve.- Vale (sin dejar de asentir), peroooo... y vuelvo a señalar con la mirada a su tuneado coche.

15:20 h. “Este... este” súbitamente se gira, retrocede y ¡milagro!... No es que baje el volumen, directamente lo apaga.

Camino de nuevo a la tienda va diciéndome entre dientes a saber qué, a la par que le respondo con un:

Leve.- Sí, sí claro y gracias por haberlo quitado ¡eeeeehhhhhh!, muchas gracias. Por supuesto la sonrisa sigue dibujada en mi rostro, de oreja a oreja en este momento. Misión cumplida.

Una vez más... ¡Superleve en acción!... en lucha contra esas tiranías cotidianas que la tienen, por qué no decirlo, hasta... salva sea la parte más idiosincrásica de su anatomía femenina. Mismamente gónadas. ¡Y juraría que no soy la única!
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4 comentarios:

  1. Bien por Superleve, está claro que lo que el muchacho necesitaba era una sonrisa y un poco de... amabilidad... quizá nadie lo trató así en su infancia... (digo yo).

    besos

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  2. Gracias Carmen... tus palabras me animan a seguir siendo... ¡Superleve en acción!, que a veces cuesta, ¡cómo cuesta!

    Lo que está claro es que la amabilidad a menudo desarma a la agresividad. La deja descolocada... doy fe. Claro, no siempre.

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  3. ¿"nbñua gpiuqwe" dice el niñatooo? ¿será insolenteee?

    Bien hecho Leve. Además, creo que al chaval le haces un favor si, de forma suave pero firme, le haces ver que hay más humanos compartiendo el mundo con él.. le irá mejor en la vida si aprende a respetar a quienes le rodean. Como dice Carmen, no le tratarían así en su infancia..., pero quizás esté a tiempo de aprender.

    Puede que haya favorecido un desenlace positivo de la discusión el hecho de que fueras una chica. Si eso mismo se lo dice un tipo, el asunto podría acabar malamente.. ya sabes cómo somos.

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  4. Fíjate Víctor qué cosas me dijooooo... El chaval tenía más pinta de estar p'allá que p'acá. Probablemente consuma sustancias varias. No creo mucho en ese "quizás" que refieres pero...

    Y sí, de habérselo dicho un hombre... a saber qué habría ocurrido. Pero hoy día no creas que se respeta mucho a una mujer. A la mínima de cambio, uno de estos "grillaos" -por unas u otras razones- también arrea a una fémina pero bien fuerte. Hubo suerte y creo que quedó descolocado, no por mis buenas sino magníficas formas, ya que en realidad invitaba a rociarle con gasolina y prenderle con una cerilla. Se pasó veinte pueblos la criatura, pero por suerte... superleve (¡en acción!) pasó por allí, je.

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