Siempre me ha fascinado el modo en que las emociones hablan con el cuerpo.
La ira crea una bola opresiva a la altura del esternón que crece y crece al punto de creer que va a estallar de un momento a otro...
El miedo genera tensión muscular, escalofríos, altera respiración y ritmo cardiaco...
La tristeza provoca cansancio, lágrimas...
La sorpresa paraliza momentáneamente...
La alegría dibuja una sonrisa, inyecta una dosis extra de energía...
La aversión da lugar a náuseas...
El amor... el amor hace que aleteen mariposas en el estómago... justo lo que me está ocurriendo.
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Empiezas a bailar con un desconocido cada semana y sucede que encajáis algo más que bien en los movimientos...
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La ira crea una bola opresiva a la altura del esternón que crece y crece al punto de creer que va a estallar de un momento a otro...
El miedo genera tensión muscular, escalofríos, altera respiración y ritmo cardiaco...
La tristeza provoca cansancio, lágrimas...
La sorpresa paraliza momentáneamente...
La alegría dibuja una sonrisa, inyecta una dosis extra de energía...
La aversión da lugar a náuseas...
El amor... el amor hace que aleteen mariposas en el estómago... justo lo que me está ocurriendo.
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Empiezas a bailar con un desconocido cada semana y sucede que encajáis algo más que bien en los movimientos...
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Habláis... reís... poco a poco os acercáis y te das cuenta de que esperas con ilusión a que llegue el próximo domingo, no solamente para bailar de nuevo. Quieres, además, estar con él... ¡ops!... Sí, damas y caballeros, ya no es sospecha sino certeza: me estoy leve-enamorando...
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¡de . D. TANGO!
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¿O qué creía el respetable?, je. Lo extraordinario es que parece que soy correspondida en mis levesentires (y/o mariposillas). Y lo mejor es que... ¡hacemos una pareja estupenda! Se nos ve de un elegante que pa' qué...
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Ahora... daré puerta a D. Mar, que se pasa todo el tiempo siéndome infiel con unos y otras. Y miren que se lo digo: ¡que no se puede estar en misa y repicando, pol dio!
Aunque pensándolo bien... me quedo con él en días laborales y a D. Tango le disfruto en fines de semana. Ale... con alevosía (y agonía).
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Leve, por momentos creí que había un afortunado galán de por medio pero que sorpresa esto que nos cuentas.
ResponderEliminar¿Te cuento algo en secreto? esta semana pasada me sucedió algo parecido a ti después de mi desastroza experiencia emocional. Ya se los relataré en la semanita en cuanto tenga material gráfico para ilustrar la historia.
Mientras tanto, muchos abrazos!
Hasta casi yo me lo creí Myriam, je.
ResponderEliminarPasaré por tu espacio para ver-saber.
Saludillo.