No soy muy carnavalera. De hecho soy cero carnavalera. Sin embargo este año el carnaval de mi ciudad ha suscitado en cierto modo mi interés. ¿Por qué? En relación a él leí en un diario un titular: “El Gran Priorato de España de la Orden Soberana y Militar del Temple de Jerusalén lamenta...” ¡Mandeeeeeeeee! Y otro más: “Se convoca Adoración Eucarística en la parroquia X en reparación por las irreverencias contra Jesucristo”. ¿Cómooooorrr? Tal perplejidad me ocasionó el nombrecito y la invitación que en principio había que prestar una mínima atención, sobre todo porque periódicos, canales de radio y televisión locales fundamentalmente era lo que ofrecían con cartas al director, artículos de opinión y noticias sobre el asunto. Como pude ir comprobando a medida que pasaban los días, craso error, creo yo, que los medios de comunicación se hicieran tanto eco de lo ocurrido. Sí, sí... “cuarto poder”, ¡sin duda!
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Sucedió que concursó el cuarteto “Los sentenciaos” con una parodia en la que fulanito de copas, al parecer un habitual del carnaval, se disfrazó de Jesús de Nazaret crucificado. Declara el protagonista –bautizado y asistente a misa según apunte de prensa- que lo único que pretendía era manifestar lo injusto de que siempre se le “castigue” desde el jurado y nunca acabe siendo premiado. También decía sentirse “Inri-tao” (nombre que recibía la parodia), por el paro y la situación económica del país, afectando las consecuencias negativas de la crisis a quien no la creó y siempre paga los platos rotos: el trabajador.
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¿Qué ocurrió? Que parte del colectivo de católicos puso el grito en el cielo –nunca mejor dicho- por semejante agravio, haciéndose notar bastante, no tanto por ser particularmente numeroso sino por hacer mucho ruido. Y por supuesto pidiendo la retirada inmediata de la parodia, así como tachándola de ataque blasfemo contra la religión católica en la provincia. Ataque -cito textualmente- "derivado de las campañas laicistas patrocinadas desde el gobierno". E incluso se comentó que se estudiarían medidas legales posibles para proceder contra los autores y quienes les han amparado, promocionado y subvencionado. Claro está... aquello tenía que verlo antes de opinar al respecto. Lo vi. Ya lo creo que lo vi. Y no lo recomiendo... pero no por lo que se le adjudicó.
Como he referido no estoy puesta en materia, pero hasta donde sé, e independientemente del carácter básicamente lúdico que ha adquirido la fiesta en la actualidad, en su origen el carnaval era una celebración pagana en contraposición a la Cuaresma Católica (Apostólica y Romana). Es decir, históricamente, ha consistido en un “poder respirar” en los distintos órdenes, en una permisividad para satisfacer los diferentes apetitos humanos que, transcurrido ese breve lapso de asueto, refrenaría nuevamente la rigidez impuesta por la severidad del cristianismo imperante.
Cádiz tiene una tradición que casi hace que se haya incorporado el gracejo al ADN de quienes allí nacen, dando lugar a que las primeras palabras de los bebés sean “comparsa”, “chirigota”, “murga”... y no “papá” o “mamá”. Vaaaale... algo exagerado pero esa fama tenemos los andaluces :-). No en vano el carnaval de Cádiz está reconocido como de Interés Turístico Internacional, junto al de las Islas Canarias. Donde quiero ir a parar es que en Almerialópolis no es así. Apenas se lleva unos años intentando instaurarlo y como es lógico la poca solera se aprecia en la calidad... de todo. Personalmente considero que la parodia objeto de la polémica no sólo no es chistosa sino que resulta hasta zafia (los de Caí tienen gracia incluso cuando son groseros) en algún momento, debido supongo a que mi sentido del humor se desenvuelve de otro modo. Pero... ¿ofensiva? En absoluto. No para mí. Lo que al parecer ha enfadado a los intocables de Elliot Ness es que se haya empleado el símbolo por antonomasia del Cristianismo. Es decir: la cruz... con el "propio Jesús" en ella. Que se caricaturice su sacralidad en resumidas cuentas. Siempre según su criterio.
En plena controversia iba leyendo periódicos y me topé con un artículo de un periodista que se da la circunstancia es hermano mayor de la Cofradía de no se qué, y que estaba en primera fila “el día de autos” en el teatro, pensando además repetir en la final del concurso (para la cual se agotaron las entradas habida cuenta del interés popular generado a raíz de la polémica). Siendo religioso practicante declaró no haber apreciado burla alguna hacia Cristo, ni sentirse ofendido en ningún momento y sí apeló a la verdadera razón de ser del carnaval: libertad y crítica a las instituciones, sean las que sean.
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Sucedió que concursó el cuarteto “Los sentenciaos” con una parodia en la que fulanito de copas, al parecer un habitual del carnaval, se disfrazó de Jesús de Nazaret crucificado. Declara el protagonista –bautizado y asistente a misa según apunte de prensa- que lo único que pretendía era manifestar lo injusto de que siempre se le “castigue” desde el jurado y nunca acabe siendo premiado. También decía sentirse “Inri-tao” (nombre que recibía la parodia), por el paro y la situación económica del país, afectando las consecuencias negativas de la crisis a quien no la creó y siempre paga los platos rotos: el trabajador.
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¿Qué ocurrió? Que parte del colectivo de católicos puso el grito en el cielo –nunca mejor dicho- por semejante agravio, haciéndose notar bastante, no tanto por ser particularmente numeroso sino por hacer mucho ruido. Y por supuesto pidiendo la retirada inmediata de la parodia, así como tachándola de ataque blasfemo contra la religión católica en la provincia. Ataque -cito textualmente- "derivado de las campañas laicistas patrocinadas desde el gobierno". E incluso se comentó que se estudiarían medidas legales posibles para proceder contra los autores y quienes les han amparado, promocionado y subvencionado. Claro está... aquello tenía que verlo antes de opinar al respecto. Lo vi. Ya lo creo que lo vi. Y no lo recomiendo... pero no por lo que se le adjudicó.
Como he referido no estoy puesta en materia, pero hasta donde sé, e independientemente del carácter básicamente lúdico que ha adquirido la fiesta en la actualidad, en su origen el carnaval era una celebración pagana en contraposición a la Cuaresma Católica (Apostólica y Romana). Es decir, históricamente, ha consistido en un “poder respirar” en los distintos órdenes, en una permisividad para satisfacer los diferentes apetitos humanos que, transcurrido ese breve lapso de asueto, refrenaría nuevamente la rigidez impuesta por la severidad del cristianismo imperante.
Cádiz tiene una tradición que casi hace que se haya incorporado el gracejo al ADN de quienes allí nacen, dando lugar a que las primeras palabras de los bebés sean “comparsa”, “chirigota”, “murga”... y no “papá” o “mamá”. Vaaaale... algo exagerado pero esa fama tenemos los andaluces :-). No en vano el carnaval de Cádiz está reconocido como de Interés Turístico Internacional, junto al de las Islas Canarias. Donde quiero ir a parar es que en Almerialópolis no es así. Apenas se lleva unos años intentando instaurarlo y como es lógico la poca solera se aprecia en la calidad... de todo. Personalmente considero que la parodia objeto de la polémica no sólo no es chistosa sino que resulta hasta zafia (los de Caí tienen gracia incluso cuando son groseros) en algún momento, debido supongo a que mi sentido del humor se desenvuelve de otro modo. Pero... ¿ofensiva? En absoluto. No para mí. Lo que al parecer ha enfadado a los intocables de Elliot Ness es que se haya empleado el símbolo por antonomasia del Cristianismo. Es decir: la cruz... con el "propio Jesús" en ella. Que se caricaturice su sacralidad en resumidas cuentas. Siempre según su criterio.
En plena controversia iba leyendo periódicos y me topé con un artículo de un periodista que se da la circunstancia es hermano mayor de la Cofradía de no se qué, y que estaba en primera fila “el día de autos” en el teatro, pensando además repetir en la final del concurso (para la cual se agotaron las entradas habida cuenta del interés popular generado a raíz de la polémica). Siendo religioso practicante declaró no haber apreciado burla alguna hacia Cristo, ni sentirse ofendido en ningún momento y sí apeló a la verdadera razón de ser del carnaval: libertad y crítica a las instituciones, sean las que sean.
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En cambio un “Aparejador jubilado” (firmaba así junto a su nombre), redactó, como hombre de fe, una carta al director del mismo diario solicitando respeto para la figura de Jesús. Sus letras delataban buena intención, sin ánimo de aumentar la crispación, pero recurría –inevitable en la mayoría de católicos, sospecho- a la “documentación histórica” de la Santísima Biblia (entrecomillo porque no estoy segura de que su contenido sea historia) recordando la vida de Jesús, su predilección por los desfavorecidos, sus curaciones milagrosas e incluso mencionando al detalle la noche del huerto de los olivos, a los sumos sacerdotes Anás y Caifás, a Pilatos, el número de azotes recibidos, su coronación de espinas, su condena a muerte, el momento de ser clavado en la cruz... su Pasión completa en definitiva, pronunciando antes de morir (escribiéndolo en mayúsculas): PERDONALOS QUE NO SABEN LO QUE HACEN. Y continuó: “Esta frase no la puede decir nada más que un Dios LLENO DE AMOR Y MISERICORDIA HACIA EL GENERO HUMANO”. Acabó la misiva con el deseo de que sus palabras tan sólo sonasen constructivas. Y sí... pero no. Porque en efecto todo depende de los ojos que observen, o sea, de las interpretaciones. Y cualquiera podría perfectamente considerar que, a la par, el señor da un “pescozón” a los pecadores que han osado... lo que han osado hacer. Y a quienes lo han aplaudido. O no, que habrá gente a la que le parezca un escrito de lo más lúcido.
Entiendo “lícito” que cierto sector de la Iglesia sienta como un atentado la actuación del "Inri-tao" fulanito de copas. Pero, como a menudo ocurre según mi opinión, lícito dista mucho de justo, particularmente considerando el qué, el cómo y el cuándo del asunto en cuestión. Y me pregunto si les hubiera parecido a los agraviados igualmente ofensivo que el parodista se hubiese disfrazado de Buda, o Mahoma, o... Probablemente no porque se suele barrer para casa. Y además... ¡con la Iglesia nos hemos topao’!, que afortunadamente cuenta en sus filas con gente muy válida y sensata, pues tengo el placer de conocer a alguna que otra persona que ha optado por una vida en coherencia, intentando desde sus preceptos crear un mundo mejor sin ir evangelizando a diestro y siniestro. Una de ellas también escribió otro artículo en prensa haciendo una defensa no de la parodia sino del hecho de que el carnaval no debe ser adocenado ni adoctrinado, y sí libre para expresar aquello con lo que no se... “comulga”. Apuntaba además que, habiendo tanta necesidad urgente por satisfacer, mal asunto que el Consejo de laicos con el Obispo al frente invierta tiempo en estudiar el tema y en congregar a los fieles para reparar la afrenta. Madre del amor hermoso... ¡con la que está cayendo en el mundo y todo lo que hay por remediar!
Creo ser bastante respetuosa con la religión en general, pero si hay algo que me molesta de los católicos en concreto es esa piedad condescendiente y considero que mal entendida, ese estar por encima del bien y del mal frente a todo y todos. Esa intolerancia de la que a menudo se hace gala con los actos, por más que se presuma de lo contrario vía palabra. ¿Por qué si basan su fe en el amor al prójimo -y el amor es fundamentalmente libertad- no permiten que quienes no comparten su creencia vivan verdades diferentes? ¿Por qué ese afán por extender la suya a toda costa?
Será cosa de la edad pero cada día entiendo menos el mundo mundial. Pues si Dios existe tal cual lo promulgan quienes profesan el Cristianismo y derivados... ¿el creador del universo, que todo lo puede y que tanto nos ama, no tendrá razones más importantes por las que ofenderse que una parodia carnavalesca?... Es más... ¿se va a molestar en ofenderse el-lo absoluto?... ¿No querría él-ello, cuya representación humana se la pasaba con prostitutas, leprosos, ladrones y demás... que el tiempo se emplease en algo más productivo para la vida?... ¿No diría, quizás, Jesús: “Padre... perdona a los que piden perdón para otros por no saber lo que hacen ni lo que dicen?... ¿No sería él quien se ofendiera al ver que la Iglesia que fundó se dedique a convocar a la gente a “liturgias reparadoras”, en vez de que los cristianos se rebelen (y revelen) ante las injusticias?
En fin... no seguiré rizando el rizo. Tan sólo añado que para darse golpes en el pecho y pedir por los pecados propios y los del mundo ya están la Semana Santa y el resto del año, pero no los pocos días que tiene asignados Don Carnal. Cada uno al lugar que le corresponde: la Iglesia a trabajar y a ocuparse del que sufre, el carnaval a ser libre y crítico, y los medios de comunicación a no magnificar lo que no es merecedor de ello. Digo yo.
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Madre mía!!!!!
ResponderEliminara mí es que me da hasta risa....
Piden respeto las mismas religiones (no sólo el catolicismo) que hacen diferencias (no respetan la igualdad) entre hombres y mujeres (¿por qué no hay una mujer obispo o Papa?). Esto por poner un ejemplo.
ResponderEliminar¿Con qué legitimidad puede alguien pedir respeto si antes él no respeta?... Sería incoherente hacerlo, y apoyarlo... vivir en la incoherencia.
Estoy total y radicalmente en desacuerdo con esta entrada.
ResponderEliminarMireusté, las viejas beatas asustadas forman parte esencial e inexcusable del carnaval, no menos importante que las comparsas, o el hombre disfrazado de mujer. ¿Te imaginas que nadie se escandalizara? ¿Qué carnaval de chichinabo sería ése? Los carnavaleros tendrían que organizar el escándalo entonces de otra manera... colgando por los pies al primer viandante que viesen por la calle, tirando aceite desde los balcones, qué sé yo... quita quita, esas beatas (o beatos) ¡nos están salvando la vida a los no carnavaleros! Así como te lo digo.
Sí Carmen y hasta se puede llorar... ¡de risa!
ResponderEliminarSangón... Hablo de Catolicismo porque es la religión de nuestra cultura y por ende la que nos rodea masivamente. Y sí, precisamente esa es una de las preguntas, no ya en calidad de obispo o Papa sino de simple sacerdote... ¿por qué a la mujer se le niega el sacerdocio?
¡Ay, ay!... el mundo está llenito de intolerancia que se cree de lo más tolerante. Véase por ejemplo en el tráfico. ¿Cuánta gente que comete barbaridades al volante se permite el lujo de ir soltando pestes contra otros conductores?
Víctor... yo en cambio estoy total y radicalmente de acuerdo con esa entrada :-)
Las beatas y los "templarios" (sean de Jerusalén o Almerialópolis)... a la Semana Santa y resto del año. ¡Rubrico!, je.
No has contestado a la objeción seria que, entre bromas, le hacía a tu entrada... si te llevas a las beatas y los templarios al resto del año y les sacas del carnaval, ¿dónde queda la transgresión?
ResponderEliminarVoy a comentarte algo más, ahora tan en serio como lo era tu entrada.
Tampoco estoy puesto en la materia.. he oído algo parecido a lo que dices sobre el origen de la fiesta, aunque con un matiz distinto: no sería una convivencia de paganismo y cristianismo, sino una fase transitoria de "inversión de valores" dentro de un ambiente dominantemente cristiano. Es decir, no se trataría de una burla al cristianismo desde fuera, sino una burla por parte de los cristianos hacia sus propias instituciones y creencias (esto es, una transgresión, una fase transitoria de divertido y relajante pecado).
Ahora es distinto, pues los tiempos han cambiado: la gente no es creyente (o cree de forma mucho más relajada), y la iglesia católica es un enemigo fácil para la burla (berrearán un poco, pero no te van a enviar a un terrorista suicida para callarte). Eso ni es carvanal ni es nada.
Un carnaval que respetase su esencia original debería ser un evento transgresor de los valores sacrosantos actuales ("inversión de valores"), valores que ya no son los cristianos. Por ejemplo, que a través de chirigotas y disfraces se hiciese burla de las víctimas del terremoto de Haití, o de las mujeres maltratadas, etc... Ni tú ni yo toleraríamos algo así, ¿verdad?.. pues lo mismo deben sentir los cristianos cuando vean a la gente reirse de Jesucristo.
En fin, sólo es un comentario que te hago.. el carnaval no es lo mío, ni me va ni me viene.
Eso sí, no me importaría ir un día al Sambódromo..
Víctor... aunque no estemos puestos en materia, no compartimos visión carnavalesca. Insisto en que las beatas y los templarios tienen su tiempo. Nada más y nada menos que todo el que no ocupa el carnaval. Reinsisto en que la parodia objeto de la polémica no se mofa ni de Jesús, ni del cristianismo. Tan sólo emplea la cruz y al crucificado. Algo “sagrado” e intocable para cierto sector de católicos. Sin embargo entiendo yo que se debiera estar por encima de eso. Porque si la fe sustenta sus pilares en un símbolo... poca fuerza auténtica tendrá esa creencia.
ResponderEliminarPor otra parte en un párrafo apunto que puedo entender que sientan cierta ofensa, pero que se ponga el grito el cielo... (como es natural la “COPE”, a nivel nacional, se ha hecho eco y han despotricado lo más grande. O sea... a la postre ha concedido una importancia inmerecida al asunto) por algo que además ni bien elaborado está, ya que ni gracia tiene... es absurdo. Sin embargo ahora resulta que los católicos son unas víctimas (¡anda que si paseamos por la historia!...). Que los antaño perseguidores... son perseguidos en la actualidad. ¡Vaya tela marinera!
No me parece válida la comparación que haces, en absoluto. La herida de la Pasión de Cristo si no está cerrada debiera, porque es algo que ocurrió hace 2010 años. Ese hombre dejó de sufrir hace dos milenios, independientemente de lo injusto de su caso. En cambio las heridas de Haití y las de las mujeres maltratadas están abiertas y sangran en presente de indicativo, muchas... a chorros. Dejémonos de “minucias” y vamos a trabajar donde haga falta. Que lo prioritario es prioritario.
Tampoco me vale que un estamento que niega el uso del preservativo en Africa, con las repercusiones que eso tiene sobre una población en la que el Sida no hace sino aumentar masivamente y matar a personas, haga una defensa de la vida en otros terrenos. Me resulta tan hipócrita como aquellos fariseos. ¡Uy lo que he dicho! Me sirve menos que cierren los ojos a los inevitables cambios sociales y pretendan que España siga siendo la del pasado. ¿Acaso un niño árabe no tendría que sentirse ofendido si colgase de una pared de su clase un crucifico?... ¿O un ruso?... ¿O un chino? ¿Por qué entonces habría que mantenerlo para la satisfacción de un grupo si la sociedad de hoy día es toda una mezcolanza de razas y creencias? Sin ir más lejos, en mi ciudad, hay barrios en los que por aula apenas quedan cuatro o cinco... “españoles oriundos”. En resumidas cuentas... a los católicos se les está acabando la supremacía, por más numerosos que sigan siendo a nivel mundial. Y les cuesta admitirlo.
Por tanto no es que la Iglesia sea una diana fácil para la burla, sino que pierde poder a marchas forzadas. Más le vale espabilar y avanzar o cada vez se irá quedando más solita.
¿Qué la gente ahora cree más relajadamente?... Ejem, pues sí, pero no. Ya contaré lo que me pasó el sábado, ya lo contaré... que tiene guasa la cosa.
Yo al sambódromo... ¡ni loca! Que a mí las marabuntas humanas... como que no.
Te he prometido demasiado rápido que replicaría a tu auto-comentario... descubro ahora que sería demasiado laborioso hacerlo con todo detalle, ¡porque abordas cuarenta temas distintos!
ResponderEliminarEn cuanto al carnaval... estamos discutiendo sobre la esencia del carnaval, y resulta que ninguno de los dos sabemos nada de la materia, y que a ninguno de los dos nos gusta.. jaja, eso es tener espíritu de polemistas, y lo demás son tonterías, ¡choca esos cinco! :-D
En cuanto a la iglesia católica... me hubiera metido con ella en el pasado, cuando era fuerte. Pero su época de fortaleza ha pasado, y meterse con un muerto es demasiado fácil; y hoy en día es una institución muy débil. No es un enemigo digno de ti, Leve.
La iglesia es una organización al borde del colapso.. conserva una estructura enorme (¡hasta un Estado!), pero se está quedando sin cimientos (los creyentes) a marchas forzadas.
Pero dentro hay gente excepcional. Por ejemplo, la gente que tienen en África. No tengo estadísticas, por supuesto, pero me da la impresión de que la iglesia (las cristianas en general, y la católica en particular) es la institución que más esfuerzo personal dedica a los desheredados de África. No lo hacen, por supuesto, los gobernantes locales. Las ONG aconfesionales occidentales hacen lo que pueden, pero cuando vienen mal dadas, sólo se quedan alli los misioneros y las indestructibles monjitas. ¿También hay que exigirles que repartan preservativos? No lo creo. Ellos tienen su solución al problema, que es el matrimonio y la fidelidad. Desde luego, es una solución más entre todas las posibles. Seguramente sea la más radical, y la más eficaz a largo plazo. Si alguien piensa que los preservativos son una solución mejor, lo que tendría que hacer es hacérselos llegar a quienes los necesiten (de forma permanente, claro, no vale con mandar un cargamento)... y si de paso echa una mano en el cuidado diario de los enfermos, pues miel sobre hojuelas.
Y lo dejo ya, que parezco Benedicto XVI in person, jaja..
Oremus...