"16.000 niños mueren cada día de hambre y una de cada seis personas la padece” reza el titular de un artículo que tiene unos meses ya (FAO), pero cuya temática sigue vigente pues no... “caduca” (¡ojalá se acabase lo que lo motivó!). Indiscutiblemente la cifra es terrible, pero el que fallezca un solo ser humano por tal causa lo considero ídem. Más aún cuando hay excedentes alimentarios que se destruyen... ¿por no haberles podido sacar beneficio económico? (aquí convendría soltar el comentario que popularizó Trillo en el Congreso cuando creyó que hablaba a micrófono cerrado; con mayor exclamación si cabe). Claro que, llegada a este punto y a tenor de como se vende la idea, me sobrevuela el “alimento transgénico” como ¿probable semisolución?... Y no sé qué da más miedo si la tirita o la herida, bien por la manipulación genética en sí o por las patentes que se generen ya que una de las consecuencias sería... ¿el negocio del siglo, o siglos tal vez? Por otra parte resolver el problema, entiendo yo, no pasa por dar el pescado sino la caña para que se pesque. Y en primer lugar... ¡por dejar de “expoliar”!
La última vez que supe de la población total del mundo el número alcanzaba los 6.000 millones. Según datos, los hambrientos han aumentado a casi 1.000 millones. No quiero ni hacer el cálculo del porcentaje exacto que corresponde por evitarme un patatús. Pero, aunque sólo fuera por egoísmo, el mundo pudiente debiera espabilar e intentar solventar de manera prioritaria el problemón; que lo es, no exclusivamente para los que no tienen qué llevarse a la boca. Porque nosotros que tan cómodos, confortables y abastecidos estamos en nuestro “primer mundo” -incluso al margen de las dificultades individuales y colectivas que ha creado la crisis, pues aún padeciéndola hay comida para todos-, no nos damos cuenta del alcance de la situación y las repercusiones que puede tener sobre nuestros “reinos”, tal como se cita en el artículo: “El máximo responsable de la FAO subrayó que la seguridad alimentaria es una ‘condición primordial para la paz y la seguridad en el mundo’ y alertó sobre el aumento desmedido de la población que sufre hambre y desnutrición”.
La última vez que supe de la población total del mundo el número alcanzaba los 6.000 millones. Según datos, los hambrientos han aumentado a casi 1.000 millones. No quiero ni hacer el cálculo del porcentaje exacto que corresponde por evitarme un patatús. Pero, aunque sólo fuera por egoísmo, el mundo pudiente debiera espabilar e intentar solventar de manera prioritaria el problemón; que lo es, no exclusivamente para los que no tienen qué llevarse a la boca. Porque nosotros que tan cómodos, confortables y abastecidos estamos en nuestro “primer mundo” -incluso al margen de las dificultades individuales y colectivas que ha creado la crisis, pues aún padeciéndola hay comida para todos-, no nos damos cuenta del alcance de la situación y las repercusiones que puede tener sobre nuestros “reinos”, tal como se cita en el artículo: “El máximo responsable de la FAO subrayó que la seguridad alimentaria es una ‘condición primordial para la paz y la seguridad en el mundo’ y alertó sobre el aumento desmedido de la población que sufre hambre y desnutrición”.
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¿Y no queremos que vengan, día sí y día también, pateras y hasta balsitas hinchables de juguete? Lo que no sé es como aún no han “explotado”. Bueno sí... no tienen “poder” porque no disponen de medios. El pez grande siempre se come al chico. Aunque si la unión hace la fuerza... Entre la desigualdad existente, que no deja de crecer, y que cierto número de aspirantes a “sultanes” quiere recuperar “califatos” de antaño –empezando al parecer por la reconstrucción de Al-Andalus-... ¡que dios nos pille confesaos’!
De uno u otro modo todos tenemos cierto grado de responsabilidad (¿efecto mariposa?). Sin embargo es la clase política... las administraciones públicas quienes, sobre todo, han de ponerse las pilas y actuar. ¿Cómo?... no tengo la menor idea, de hecho posiblemente soy bastante ignorante en esta materia y otras tantas. Sólo sé que mi radio de acción se reduce al entorno más inmediato; ese al que se pueden añadir granitos de arena y a veces ni eso.
Realmente cuesta trabajo comprender que a diario aumente el número de hambrientos en el planeta. Que la mayor parte de riqueza mundial lejos de distribuirse equitativamente se vaya concentrando más y más en las arcas de un grupo menor. Es decir... los ricos cada vez son más ricos, los pobres cada vez más pobres.
Conclusión: la economía tiene cogida la sartén por el mango y el dinero es más importante que la gente, lo que es infinitamente triste. Por si fuera poco... el capitalismo ha fracasado y, aún cuando muchos expertos aseguran que hay que buscar otro camino basado en un modelo que incentive la justicia social, persiste el empeño por “parchearlo” y mantenerlo a cualquier precio. Aunque quizás, de momento, sea lo único que se puede hacer para no empeorar más el “desmoronamiento del sistema”. No sé, no sé... un asunto –y lo que le rodea... y a lo que da lugar- verdaderamente espinoso y abigarrado.
Dicho lo cual... ¡Leve for president!... ¡Que nooooo, que ni en un millón de años! Solté la chorrada por aligerar un poco, que pesa mucho la hambruna.Tal vez porque con el estómago lleno... ciertas digestiones se me hacen muy pesadas.
De uno u otro modo todos tenemos cierto grado de responsabilidad (¿efecto mariposa?). Sin embargo es la clase política... las administraciones públicas quienes, sobre todo, han de ponerse las pilas y actuar. ¿Cómo?... no tengo la menor idea, de hecho posiblemente soy bastante ignorante en esta materia y otras tantas. Sólo sé que mi radio de acción se reduce al entorno más inmediato; ese al que se pueden añadir granitos de arena y a veces ni eso.
Realmente cuesta trabajo comprender que a diario aumente el número de hambrientos en el planeta. Que la mayor parte de riqueza mundial lejos de distribuirse equitativamente se vaya concentrando más y más en las arcas de un grupo menor. Es decir... los ricos cada vez son más ricos, los pobres cada vez más pobres.
Conclusión: la economía tiene cogida la sartén por el mango y el dinero es más importante que la gente, lo que es infinitamente triste. Por si fuera poco... el capitalismo ha fracasado y, aún cuando muchos expertos aseguran que hay que buscar otro camino basado en un modelo que incentive la justicia social, persiste el empeño por “parchearlo” y mantenerlo a cualquier precio. Aunque quizás, de momento, sea lo único que se puede hacer para no empeorar más el “desmoronamiento del sistema”. No sé, no sé... un asunto –y lo que le rodea... y a lo que da lugar- verdaderamente espinoso y abigarrado.
Dicho lo cual... ¡Leve for president!... ¡Que nooooo, que ni en un millón de años! Solté la chorrada por aligerar un poco, que pesa mucho la hambruna.Tal vez porque con el estómago lleno... ciertas digestiones se me hacen muy pesadas.
"Los pobres son las personas bonsái. La sociedad no les ha permitido el suelo auténtico. Si les permites el suelo legítimo, oportunidades reales, crecerán tan alto como todos los demás." (Muhammad Yunus).
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