Hoy, en la cala de Dios, he conectado completamente con el espíritu del Tao. Hoy, sin dejar de ser yo, he sido ella...
Por supuesto que mi gran descubrimiento de Unidad no habría sido posible sin la inestimable ayuda de Eolo, quien se suponía pasaría el día ZzzZZZzzz ZzzzZZZ Zzzzzz, pero no, es tan, tan vigorosamente trabajador...Y tras semejante experiencia sobrenatural, así quedé después de la ducha...
Ahora heme aquí, con un kilo menos de peso y aún llorando (literal) lágrimas de arena. Eso sí... ¡he sido una con el universo! Al menos el universo de una croqueta :-D
Qué bien suena esto que cuentas. Enhorabuena por la experiencia.
ResponderEliminarTodavía tengo granos de arena en las cuencas oculares. O sea ojos. Snif, snif... ¡y sigo llorándola!, menos mal.
ResponderEliminarNo recuerdo "reboce" similar... y mira que he experimentado unos cuantos-bastantes a mi edad.
Muchas veces, el solo hecho de caminar y sentir el contacto de la arena con los pies es una sensación única...
ResponderEliminarPero en ocasiones, dan ganas de tumbarse sobre la arena, sólo la piel desnuda, y girar, dejarse llevar por las sensaciones, llenarse de la energia de los elementos...
Después, en las sonrisas, quedan reflejados esos instantes maravillosos que tiene la vida...
Sangón... para mí todas las veces en la "cala de dios" son sólo piel, arena... ¡y espíritu!
ResponderEliminarPor eso, esencialmente, voy allí ;-)