de montaje (y disfrute) de un levecampamento marítimo-playero.
Primer paso.- Fijar la sombrilla. ¡Pero bien eeeeh!...
Segundo paso.- Agenciarse unos buenos pedruscos de formas y tamaños varios...Primer paso.- Fijar la sombrilla. ¡Pero bien eeeeh!...
Tercer paso.- Recoger la basurilla que Don mar trajo a la playa en algunas de sus idas y venidas, y con que nos hemos ido topando al buscar las piedras, porque... ¿qué cuesta llevársela luego para tirarla donde corresponde? (si yo contara, o contase, la de cositas que me he encontrado en ocasiones varias)...
Cuarto paso.- Dado que la intención es pasar la mayor parte de la jornada, localizar un lugar sombreado para colocar, si es posible, el pan nuestro de cada día (y algo más, claro)...
O sea, justo aquí, que en realidad es allí...
Quinto paso.- Emplear los puntos de anclaje anteriormente agenciados. Ejem... ponerlos encima de la esterilla para que Eolo, por si sopla fuerte de repente (la experiencia es un grado), no la vuele mientras se está sireneando en el agua...
Sexto paso.- Extender la toalla y/o textil encima de la esterilla, así como saludar a las primas medusas que la engalanan y todo amorosas nos acompañarán, ¡que no picarán!...
Séptimo paso.- Atender a la súplica de figuración que tienen las camaleonas por excelencia, que aseguran que sin ellas no se habría podido llegar al lugar. Protagonistas siempre pues sí queeeeee... Bueno, total, su petición sirve para descansar del trabajo...
Octavo paso.- Acabado el kit-kat, preparar el tendedero...
Noveno paso.- Inflar la almohadilla, sacar el neceser que contiene la protección solar, colocar la mochila estratégicamente (que el agua está dentro y miren que si da sed...), tener a mano el sombrero así como las gafas de sirena, digo de natación...
Décimo paso.- Usar las pinzas tendiendo la colada... quiero decir... la ropa, una toallita...
Undécimo paso.- Soltar un: et voilà!... O ¡listo!, a escoger...
Duodécimo.- Comenzar el disfrute propiamente dicho. ¿Cómo? Nadando, quizás leyendo (riendo por lo leído porque temáticas densas-espesas en el lugar como que no pegan), meditando, sintiendo, paseando, puede que conversando con algún vecino de cala y, después de comer, buscando un lugarcillo más sombreado en el que medio siestear y hasta, como quien suscribe, hacer el bobo cámara en mano...
E incluso... ¡cazar nubes! Y naturalmente jugar a encontrar formas, como es de recibo...
En esta en concreto yo veo una bailarina de ballet, con su tutú y zapatillas de punta...
Paso decimotercero.- Desmontar el levecampamento, sin olvidar llevarnos la basurilla que hemos encontrado...
¡Estamos de suerte!... apenas se ha incrementado.
Paso decimocuarto.- Seguir la senda que nos trajo y que ahora, plenamente satisfechos, nos lleva de vuelta a casa recordando aquel poemita del maestro Antonio Machado:
"Caminante son tus huellas
el camino nada más;
caminante no hay camino
se hace camino al andar."
¡Einnn!... ¡¿cómo que no hay camino?!... ¿y esto qué é lo que é?...
Y aunque pueda parecer lo contario... no hace falta sherpa :-)
.
Ese levecampamento se ve muy antojable, que ganas de haber estado ahí, pero ¡ay Leve-amiga! las cosas acá en Mexicópolis creo que no dan para esos paseos tan agradables, primero: porque no sé si ibas acompañada pero solita y más siendo mujer, es casi una provocación al delito que uno se vaya a un rinconcito apartado de la playa a nadar y, segundo: porque en los primeros 3 minutos de zambullida quizá ya te dieron baje con las cosas (o sea, alguien las puede tomar "prestadas"). Es desafortunado que sea así pero es una realidad, claro que si uno va a un lugar más vigilado pues no hay tanto problema, pero acá nosotros ya no nos podemos dar esas confianzas desafortunadamente.
ResponderEliminarPero yo disfruto a través de ti (lástima que no te tomaste una foto metida en la mar con tu aleta de sirena).
¡Abrazos!
Bueno Myriam… he ido sola. Cada vez hay más cosas que me gusta hacer sola y esta es una de ellas.
ResponderEliminarHasta donde sé en las playas de ciudad sí que hay que andarse con mucho cuidado, no sólo en Mexicópolis pero verás… esta es en realidad una cala, y precisamente por ello en absoluto vigilada. Es decir, se trata de una ensenada alejada de las playas urbanas. Se diferencia de ellas en que no tiene servicios (ni duchas, ni pasarelas, ni chiringuito, ni puesto de socorro…) su grado de ocupación es bajo, incluso en época de mayor afluencia turística, y para llegar a ella hay que caminar unos 2 km y subir una montaña que, claro, también hay que bajar. Vale… no es el Annapurna, pero si no tienes una vena (aunque sea pequeña) de cabra montesa… más vale quedarse en una playa la que se llegue por llano.
Y una vez allí… te topas con el paraíso rodeado de acantilados, con tooooooda la tranquilidad del mundo mundial. Y muchos, pero muchos metros libres, entre toalla y toalla; o vecino y vecino. Pocos o ningún niño (por ende nada de pelotas que te den por sopresa, o lluvias repentinas de arena porque un peque se pone a correr a tu alrededor sin previo aviso)… prácticamente lo que van son parejas que buscan estar lo más naturalmente posible en un entorno marítimo virginal… y algún que otro soltero-single-impar, je.
¿Qué te voy a decir si es mi santuario y le bauticé como “cala de dios”?
No tengo noticia de que allí haya habido robos y yo misma me pego baños de 45-50 minutos en los que me recorro nadando varias calas, sin que me tomaran prestado nada hasta la fecha (¡y que sea así siempre!). Ya supongo que los “raterillos” buscarán lugares en los que lucrarse más… y por otra parte no creo que tengan ganas de “escalar”.
Eso sí… lo de ser mujer –e ir sin compañía- en una ocasión me hizo tener que salir de allí rapidito por un impresentable que llegó y adivina al lado de quien se puso. Ya te imaginarás que no era trigo limpio… así que para qué contar. Fue algo puntual… pero me tuvo que tocar a mí, caaachissss…
Pa’ la próxima me busco una cámara sumergible amigüi ;-)
¡Qué a gusto te debes sentir allí!
ResponderEliminar:-)
Por cierto.. si andas buscando un punto de la cara que has perdido de vista.. se te ha caído, lo tienes en la rodilla.. :-P
ResponderEliminarA gusto es poco Víctor, je.
ResponderEliminar¡Ah!... ¿pero no era una de las moscas de antes? :-)
Míralo él qué observador.
¡Aaaayyy!, la de puntos que se me han ido cayendo al body, je. Estratégicamente y todo, oiga.