. Leve.- ¿Por favor, me pasas con el jefe médico (mismamente jefe del taller)?
. Jefe del taller.- Dígame…
. Leve.- Llamo para preguntar por Salvatore. ¿Qué tal se encuentra el paciente?… porque lo que es yo comienzo a... impacientarme.
. Jefe del taller.- Ya lo estamos acabando. Ha habido que cambiarle el fuelle de transmisión, desmontar los frenos y limpiar las zapatillas, reparar los guardapolvos, en la caja de cambios no se qué no se cuanto, bla, bla, bla…
Y una que, al margen de que se dé bien el bricolaje, a lo único que llega en automecánica es a revisar el nivel de aceite, a cambiar una rueda pinchada o alguna luz fundida y a llenar el depósito del limpiaparabrisas… empieza a sumar en su mente horas y más horas de... quirófano. Oh my god!
. Jefe del taller.- Sí, para qué negarlo. Es lo que tiene ir cumpliendo edad: que se envejece y las consultas se alargan.
. Leve.- Doctor… vayamos a la parte dolorosa del asunto. ¿Cómo se llama concretamente el mal que le aqueja?
. Jefe del taller.- Bueno, como todavía está en reanimación, no quiero asustarle diciéndole que su nombre es… 1.200 euros.
. Leve.- ¡Eeeeeinnn… no me diga eso por dios que después de Salvatore soy yo la que necesita primeros auxilios!
. Jefe del taller.- Precisamente para evitarlo prefiero no especificar el nombre exacto, sobre todo porque lo desconozco. Aún.
. Leve.- Ya, pero… usted, para curarse en salud, me prepara el cuerpo. No tema y deme una referencia. ¿Es... o no es grave?
. Jefe del taller.- Es regular.
. Leve.- De acuerdo... veo que no quiere arriesgarse con su diagnóstico. Pues ya me avisa cuando le vayan a dar el alta, ¿no?
. Jefe del taller.- No se preocupe, le llamo en cuanto esté listo.
Al colgar el auricular una empieza a hacer cábalas. Lo cierto es que tranquiliza eso de regular, porque si bueno es 0 y malo son 1.200… ¡600 siempre será mejor que pasar de tres cifras! De todas maneras… ¡aiiinnnsss!
Cuando le recogí en el hospital me dieron el informe definitivo de su enfermedad. Se llama…
Cosas de moverse en vehículo propio, que viene a ser como tener un hijo. Gastar… y gastar. Así que me hago a la idea de que la inversión ha sido para equiparle por su vuelta al cole: el material escolar, los uniformes, los libros… :-D
¡Oh!... y todavía queda llevarle a la I.T.V. Ummm… eso será... el equivalente a la primera excursión que el nene hace en este curso.
Vale, vale… y el respetable dirá: “No es comparable. Un coche no te dice mamá, ni te da besitos, ni gratificaciones varias”. Y yo respondería: “Cierto. Pero a ver qué hijo lleva de levepicnic :-)”.
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¡Glup! pues a mi lo que me impactaría más no es la cifra sino que le precede el calificativo de "Euros" :) ya juntos si es como para sentarse, respirar un poco y tomar con calma el diagnóstico.
ResponderEliminarPero como diría mi abuelita "todo por servir se acaba" y se ve que Salvatore ha pasado factura por sus servicios, pero bueno, se me hace justo el trato si es que ha sido un amigo fiel.
Besos!
Eso hice Myriam, tomármelo con calma. ¡Qué remedio!
ResponderEliminarAdemás... es mi compañero de venturas y desventuras, amigüi, así que... habrá que "corresponderle" :-)
Claro, vas por ahí como una loca forzando los fuelles, los frenos, las zapatillas, los guardapolvos (¿ein?), la caja de cambios... y luego pasa lo que pasa.
ResponderEliminarEn fin, mis condolencias por la no-leve hostia.. y a disfrutar del mushasho Salvatore