aún. Pero mientras doy con los tréboles de cuatro hojas, portadores de buena suerte, dejo especialmente para mis queridas Susana y Esther, el recuerdo de que la vida, pese a todo, siempre es bella.
Y no sólo para ellas, también para todo aquel que se quiera subir al carro ... ¡yo la prime!
Y no sólo para ellas, también para todo aquel que se quiera subir al carro ... ¡yo la prime!
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