Por fin, tras tiempo de perseguir el proyecto en mente, llegó el momento de ponerlo en marcha inaugurando una pequeña sala de cine en nuestro cabaret...
¡Buenos días a todas las princesas y a todos príncipes del planeta!
¡Buenos días a todas las princesas y a todos príncipes del planeta!
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A todos los que aún no encontraron su trono, a los que lo conservan, a los que lo perdieron, a los que lo recuperarán, a los que no podrán recobrarlo pero darán con otro nuevo -y mejor- en el que sentarse a descansar y desde el que reinar sus existencias.
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A los que extraviaron su corona y cetro pero descubrirán que se corre, y se salta, y se pasea y se baila mejor sin un pesado metal sobre la cabeza, manos... y corazón.
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A los que ríen y a los que lloran, a los que lloran riendo y a los que ríen llorando.
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A los que sufrieron fuertes embates, a los que recibieron arañazos, a los que subidos a hombros se les dio una vuelta al ruedo, a los que fueron por encima de todo besados y abrazados.
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A los que pidieron perdón, a los que perdonaron, a los que se perdonaron.
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A los que, a pesar de su escandalosa y por ello perfecta-imperfecta humanidad, saben que como decía la madre Teresa de Calcuta: "no tenemos el deber sino el derecho a la felicidad" (que, supongo reiteraré a estas alturas, prefiero llamar "alegría"). Incluso a los que no lo saben... ¡buenos días!
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Princesas y príncipes... nacimos para la felicidad (alegría), lo demás son pretextos y sí, también algún que otro mayor o menor contratiempo que intentaremos ir resolviendo a medida que hagamos camino.
Buenos días, siempre, a esa vida que es bella y que... continuará siéndolo, en posteriores proyecciones.
Buenos días, siempre, a esa vida que es bella y que... continuará siéndolo, en posteriores proyecciones.
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