La lluvia... otra de mis amantes. Es una nómada que sólo aparece de tarde en tarde. Dije lluvia, no trombas de agua. Y cuando llega por lo general salimos a pasear juntas. No cogemos paraguas porque sería como parapetar nuestro encuentro, evitar nuestro roce, nuestro contacto. Y a veces nos empapamos, sí, pero sobre todo nos refrescamos. Suelo pedirle que sea delicada, que emule al Txirimiri norteño para que me haga cosquillas en la cara y manos al alcanzarme. O que se porte como un ángel que, juguetón desde las nubes, emplea sprays pulverizando suavemente el envoltorio y lo envuelto de los humanos.
En ese caminar juntas la gente nos mira. Y me invento lo que pensarán:... “pobre chica, se le olvidó el paraguas y está empapándose”... “¿Está loca? ... ¡llueve, se moja y no aligera el paso!”... ¿Y qué?... respondería yo, en todo caso.
Pero con la misma premura que llega suele desaparecer, sin previo aviso. Sin embargo, a modo de regalo, siempre me deja ese aroma que confirma que su presencia fue real y no una invención de mi mente por pura nostalgia... ¡Mmmmmmmmmm!
Hoy, en cambio, salió sola a la calle y yo la estuve, la estoy contemplando desde la ventana... transparente, limpiándolo todo.
Aquí, en esta tierra, a menudo violentada por el exceso de sol, cuando llueve con serenidad es una bendición.
En ese caminar juntas la gente nos mira. Y me invento lo que pensarán:... “pobre chica, se le olvidó el paraguas y está empapándose”... “¿Está loca? ... ¡llueve, se moja y no aligera el paso!”... ¿Y qué?... respondería yo, en todo caso.
Pero con la misma premura que llega suele desaparecer, sin previo aviso. Sin embargo, a modo de regalo, siempre me deja ese aroma que confirma que su presencia fue real y no una invención de mi mente por pura nostalgia... ¡Mmmmmmmmmm!
Hoy, en cambio, salió sola a la calle y yo la estuve, la estoy contemplando desde la ventana... transparente, limpiándolo todo.
Aquí, en esta tierra, a menudo violentada por el exceso de sol, cuando llueve con serenidad es una bendición.
Aquí, en mí, cuando llueve sencillamente... es fiesta.
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Y si en ese encuentro, se invita a la amiga bicicleta, se está ane el incio del trío más compatible del mundo. Uno de esos tríos que la sociedad no ve con malos ojos...debajo de sus paraguas.
ResponderEliminarTomo nota para ese trío.
ResponderEliminarGracias por tus líneas Jorge.