Con ciertas emociones a un lado de la barra. Con sus antónimas en el extremo opuesto. Con la inocencia que me queda sobre la cabeza. Y sobre todo con la confianza de que no haya descalabro alguno ...
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soy funambulista en el alambre de la vida.
Yo no entiendo casi nada y me muevo torpemente, pero el espacio es hermoso, silencioso, perfecto. Yo no entiendo casi nada, pero comparto el azul, el amarillo y el viento. La tarde avanza lentamente, y yo mirando quiero ver. (Eduardo Chillida)
soy funambulista en el alambre de la vida.
A todos nos toca...
ResponderEliminarBuena estrella para usted!
Yz*
E incluso nos re-toca.
ResponderEliminarGracias por tu deseo estrellado. Te lo devuelvo en forma de aumento de pacífica luz ... que ya eres.
Me quedo absorto en la imagen:
ResponderEliminar¿Por qué se pone en peligro esa niña inocente?
¿Lo hace por simple juego o como trabajo de supervivencia?
Confiemos, para nuestra tranquilidad, en que pueda con todo y no haya descalabro.
No se pone, Dack Garden. Ella elige y suele encontrarse saltando de esponjosa en esponjosa nube. Pero, de repente y sin previo aviso, la pone la vida ... ¿tal vez también algunos habitantes de la vida?
ResponderEliminarSin embargo cuenta con ventaja. A fuerza de caminar por el alambre desarrolló notable destreza en el manejo del equilibrio. Dijo Nietzsche ... "Todo lo que no te mata te hace más fuerte". Y Leve parafrasea: "todo lo que no te descalabra ... te convierte en más funambulista".
Confiemos, confiemos ... en su pericia y, sobre todo, en la fuerza de su inocencia.