Hay noticias que a medida que las vas leyendo, Los Chunguitos comienzan a arrancarse por rumbas en tu cabeza. Eso al menos me sucede a mí respecto a algunas cuestiones. Según avanzas en la lectura allí están ellos, tocando las palmas y la guitarra, a la par que mueven los pies y cantan al son: “Dame veneno que quiero morir...”. Será el calor, que también contribuye a esas evocaciones, pero la cuestión es que yo siempre me acuerdo de Los Chunguitos en estos casos. Y no es para menos. Leía que el Partido Popular había convocado a una Comisión Mixta Congreso Senado, el pasado día 22 de junio, al psiquiatra Juan Coullant-Varela Jáuregui, para participar en una ponencia sobre “Tratamiento y atención en drogodependencia”. El experto, sin embargo, prefirió modificar su intervención y habló con entusiasmo de la “violencia relacional de las mujeres” o, lo que es lo mismo, de la supuesta mala leche que se nos pone en el momento de la menstruación.
Para este buen señor la menstruación supone un drama, una tragedia. Toma... y para millones de mujeres y no las invitan al Senado para airearlo a los cuatro vientos. Pero no quedó ahí la cosa. Como si estuviera en el salón de su casa durante la sobremesa, el especialista señaló que la menstruación “es uno de los temas muy graves del comportamiento humano”. Y hombre, una cosa es que fastidie, duela, que no se pierda ninguno de tus viajes o que incluso haga que las hormonas jueguen a pin-pon en tu cabeza, pero de ahí a que sea algo pernicioso en el comportamiento... va un trecho.
El granado técnico convocado dijo: “Cuando una mujer tiene el periodo se origina en ella una disregulación anómala. La mujer se pone serotoninérgica y en ese momento se producen trastornos gravísimos de la terquedad, de la inoportunidad. Eso, la mujer tiene que saber eso, para que evite todo eso, y el otro tiene que conocerlo, no empeñarse... y acabe eso mal”. (El uso reiterativo del eso es suyo, no mío). Le faltó decir, ¡cuidado mantengan las distancias de seguridad, no se acerquen a ninguna de ellas “en esos días” si no es estrictamente necesario! Prefiero pensar que bajo ese pretexto no esté justificando acciones violentas contra las mujeres con la excusa de tener la menstruación, porque entonces si dan ganas de enfurecerse.
Ejemplar de "Serotoninérgica"
Imagino al experto del PP, en el Ministerio de Sanidad, ocupando un puesto de responsabilidad y la camisa de fuerza no nos la quita nadie un par de días al mes, y además por Decreto. Si no... tiempo al tiempo.
Para quienes trabajamos rodeadas de mujeres, y además lo somos, los mínimos cambios no nos pasan desapercibidos a ninguna, así que cuando nos definen como “serotoninérgicas”, como si se tratase de la evolución de un Pokemon, demuestra por muy experto del PP que sea, que el problema real es suyo y no achacable únicamente a “unos días”. Freud sacaría más partido que yo a las frustraciones del buen señor, acerca de los complejos infantiles de Edipo, Electra o vaya usted a saber quién de la mitología griega con los que carga en su espalda, pero las “serotoninérgicas” que yo conozco, lejos de parecerse a Godzilla dispuesto a aniquilar a cualquier objeto animado que se ponga en su punto de mira, son tremendamente pacíficas y su terquedad e instintos asesinos –según siempre el experto del PP- suelen derivar, con frecuencia, más que hacia la agresividad a la lágrima fácil. Sin embargo, como diría Escarlata O’Hara (ahora que lo pienso creo que no es un buen ejemplo, porque esta sí que se las gastaba): Prometo –tal cual interpretó bajo aquel árbol en una de las escenas memorables de la historia del cine- que conozco a muchos hombres que, sin cambios hormonales mensuales, gastan una mala baba con carácter estructural que ni encerrados en la jaula junto a Aníbal Lecter, este sería capaz de tragarlos por miedo a una indigestión.
Las mujeres hemos superado la pesada losa del dichoso incidente de la manzana en el Paraíso con el que fuimos estigmatizadas para siempre. Superamos el jibaritismo neuronal de hombres que relacionaron el tamaño craneal con la inteligencia, hasta demostrarse que no es cuestión de cantidad sino de calidad, con las oportunas excepciones. Pero que venga un señor del PP a llamarnos hooligans violentas por padecer la menstruación es, no para violentarse, que de esos hay muchos y suelen ser hombres, sino para reírse y confiar en que esos expertos tecnócratas que asesoran al partido se mantengan fuera de los ámbitos de decisión durante muchos años.
Pino Aprile, en el “Elogio del imbécil”, señala como los idiotas son los mejor cualificados para la supervivencia en la carrera evolutiva, ya que tienden a rodearse de imbéciles para camuflar su propia incapacidad, llegando a convertirse en surtidos de inagotable estupidez. Basta remitirse a la sesión de la Comisión Mixta del Congreso Senado y al experto del PP para entender que eso es precisamente lo que pone furiosas a muchas que yo conozco, y no las consecuencias de una evolución.
Fin.
“Psiquiatría Ppop”. O lo que es lo mismo: artículo de opinión de Magdalena Cantero Sosa, historiadora que lo firma a la que supongo –por deformación profesional, mínimo- rigurosa con sus fuentes. Leído hoy –entre sonrisas e indignación- en un diario local. ¡Glubs!... a ver si va a resultar que en vez de rizos tengo serpientes en la cabeza, cual mitológica Medusa. ¡¡¡Amos queeeeee...!!! tan queeee, que no he podido resistirme a traerlo aquí. Egggghhhqueeee... hay cada experto-a en el mundo mundial que prefiero quedarme “ignorante” pa’ los restos e incluso, como la articulista, pedir un poco de veneno...
Y a propósito... tengo una historieta levechunguita que igual me animo un día a contarla. Ya veré, veré.
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Menuda jeta que tiene el gachó (que dirían los chunguitos)... con las noticias sobre violencia contra las mujeres con las que nos desayunamos todos los días, y el pollo va al parlamento a hablar de "violencia relacional de las mujeres"... hace falta tener la cara de cemento armado. ¿Qué más prueba quiere de la naturaleza pacífica de las mujeres que el hecho de que todavía no haya surgido entre ellas algún grupo terrorista de "autodefensa", o algo parecido?
ResponderEliminarMe apunto "Elogio del imbécil", tiene una pinta magnífica, gracias por la pista
yo tambien me apunto...
ResponderEliminarAlgunos datos más... el ponente fue citado por el PP como vicepresidente de la “Fundación Horizontes abiertos”... ¿Horizontes qué...? Cabe señalar que su referencia a la “violencia relacional de la mujer” fue fruto de la improvisación que hizo en su segunda intervención, en la que no leyó el texto que llevaba preparado. "Estoy encantado de decir estas tonterías", dijo ante los parlamentarios... ¡toma yaaaaaaa!
ResponderEliminarEssssgggghhhhqueeeee... que yo diga alguna que otra –o muchas- levetontería(s) aquí vale, porque este es mi país y, sin caer en absolutismos (por lo menos de momento), en mi reino soy la soberana. Pero que alguien se jacte de decir “tonterías” en una Comisión Congreso-Senado, cuya temática original además no tiene que ver con el asunto... ¡Ains!, apremia la lectura de ese “Elogio del imbécil” título que, al igual que vosotros, apunté a la lista de libros pendientes...¡y encabezándola!
Una de dos: o este hombre está fatá de la cabeza, por lo que dada su profesión no convendría ponerse en sus manos en caso de necesidad, o como popularmente se dice... la ha cagado.
No obstante, aunque apunte maneras, al no tener un “historial” del Sr. experto y para evitar atentar contra la equidad, por una vez que haya matado a un perro... no le vamos a llamar “mataperros”. ¿O sí? Pero vamos, que ha metido la pata bien metida... aparte de que es inaudito que un “gachó” ( ;-P ) se exprese en el congreso como lo hizo el susodicho. ¡Amos queeeee...! (otra vez).
Fdo: una “amazona” (serotoninérgica por supuesto, ¿o es leveserotoninérgica?)... siempre según el eminente siquiatra.
La política es peligrosa, por el poder de comer el coco que tiene, para hacerte votar por alguien aunque mienta, te falte al respeto, abuse de su poder, entre en guerra en tu nombre, etc... y después de todo, otra vez se le vuelva a votar.
ResponderEliminarAlgo debe haber de imperfección en nuestra cacareada perfecta democracia.
Creo que fue Karl Marx quien dijo que... “la religión es el opio del pueblo”. Pero hay otro opio: la política, que ciertamente es peligrosa. Por supuesto que la democracia no es lo mejor, pero de lo que hay...
ResponderEliminarLo peor que tiene la política es que los pocos “buenos-as” que entran –que haberlos-as haylos-as pero tan escasos-as que apenas se notan- se acaban “maleando”, o quemando y por ende largando de ese mundo, lo cual no me extraña. Ni por todo el oro del mundo... ni por mis deseos que nada tienen que ver con el metal dorado me introduciría en ese mundo.
Una vez un señor mayor me dijo: “la mayor verdad de la vida es que todo es mentira”. Últimamente me sobrevuela mucho ese cita que el buen hombre me regaló.