miércoles, 20 de mayo de 2009

Yo NO me aburro, tú te aburres, él se aburre...

Nunca me he aburrido de una persona, lo que no significa que no me haya marchado de relaciones que dejaron de serlo, pertenecieran al ámbito familiar, de amistad o pareja. Por aquello de que -muchas veces- se cumple que... existe un principio y un final con un durante de por medio; lo que hay que asumir. Pero aburrirme de alguien... NO. Creo que porque sentir algo así me ocasionaría una profunda tristeza, no he dado lugar a esa situación puesto que me implico cuando entiendo que puedo responder; así que confío en no tener que experimentarlo.

Si llega el momento en que ambas partes no se enriquecen de un encuentro, lazo, vínculo... o incluso el desinterés es unilateral... ¿acaso no sería lo más honesto, sensato y saludable finiquitar antes de que aparezca el aburrimiento... aunque exista un inevitable daño inicial? Bien, de acuerdo... igual sucede que a veces lleva un tiempo percartarse de que el tedio se ha instalado, pero cuando lo que ocurre es que invade la resignación, la conformidad, o se espera a ver si suena la flauta (que en este caso me late que lo de “por arte de birlibirloque” va a ser que no...), o “escurrir el bulto” de la propia responsabilidad ahorrándose el "trabajo sucio", o que llegue un tercero en “concordia” con el interesado-a que dé un giro al asunto de 180º... glubs, glubs, ¡peligro-peligro!

Me pregunto si el aburrimiento está relacionado con el respeto que se tiene a la otra parte de una relación. ¿O el que no se le tiene en realidad? Y no me refiero a la aparición del mismo, a veces ineludible, sino al mantenimiento conociendo su existencia. Me sigo preguntando si con lo que está relacionado es con la ignorancia. Mi resigo preguntando si con lo que se relacionará es con el miedo. Y si no respeto al otro... ¿cuánto me respeto a mí... verdaderamente?

Al final todo va a reducirse a la madurez con que uno va dando pasos en este camino llamado vida, porque si sabemos decir “hola”, debiéramos saber –o en su defecto aprender- a decir “adiós”. A ser posible en el momento oportuno, sin marear perdices, y con elegancia... de alma. Pero hay que tener consciencia, capacidad. Y ser valiente. ¡Con un par!

.

4 comentarios:

  1. Tal vez me he vuelto demasiado pragmático... pero creo que las cosas hay que reducirlas hasta lo más simple, si algo te motiva hazlo, sino no lo hagas, dejaló sin más, sin covencionalismos de educación Hola, adios, sin preocupaciones de ¿como se sentirá el otro?... simplemente dejarse llevar por el corazón... esa es una fórmula que garantiza respeto por los demás, y sobretodo por uno mismo, respeto necesario para crecer, y para elegir camino y con quien lo compartes. ¿Aburrimiento? más bien es que llega el momento en que hay que seguir caminos distintos, y no elegir el nuestro sólo por mantenernos al lado de alguien creo que es un error, una falta de respeto por uno mismo.

    ResponderEliminar
  2. No estoy segura de que esa fórmula de dejarse llevar por lo que diga el corazón es garantía de respeto por los demás, ni por uno mismo. Al menos sistemáticamente. Hay muchos corazones en los que no prima la bondad, sino todo lo contrario. Y en otros existe tanta confusión que sin querer se actúa en plan "hecatombe" si se siguen sus directrices.

    Buenas noches Sangon.

    ResponderEliminar
  3. Creo, que la confusión, "hecatombes"... no provienen del corazón, sinó más bien de una atrofia de este. Si no hay bondad no es culpa de que no la tengamos, sino de que se ha estropeado de no usarla. Cuando no se ama, no es que no seamos capaces de amar, sino que se nos ha estropeado por falta de uso nuestra capacidad para profundizar hasta nuestros verdaderos sentimientos, nuestro corazón... nos hemos quedado en la superficie...
    Creo que ser coherente y seguir lo que realmente sentimos... es respetarse a si mismo, igualmente mostrarse tal como uno es, con virtudes y defectos, es también respeto por los demás...
    Aunque seguir lo que marca el corazón no sea siempre lo más fácil, pienso que es esencial para crecer...

    ResponderEliminar
  4. Pos va a ser que tienes razón en todito todo. Así que nada más que añadir. Si acaso que sí hay personas a las que se les atrofió el corazón pero no por “defecto” en su uso al amar, sino por “exceso”.

    Hay una canción, muy hermosa, llamada “Viejo corazón”. Cuando la canta Mercedes Sosa, recita previamente un poemita que dice...

    “Como no te voy a comprender, hermano,
    si a mí me está pasando lo mismo.
    Te cansó la mentira y la traición.
    No podemos ser felices en un mundo
    donde prima el egoísmo, la codicia,
    la mezquindad.
    Yo todavía sigo andando; pero a vos hermano
    Chito Cevallos, se te cansó tu viejo corazón”.

    Si te ape... aquí la puedes escuchar...

    http://www.youtube.com/watch?v=Ub2btUd3O3w

    Vaya, pues al final sí que añadí.

    ResponderEliminar

Algo me dirás... ¿no? ;-)

:) :-) :)) =)) :( :-( :(( :d :-d @-) :p :o :>) (o) [-( :-? (p) :-s (m) 8-) :-t :-b b-( :-# =p~ :-$ (b) (f) x-) (k) (h) (c) cheer