Recién se me difuminaba el rostro de alguien de quien me sentía muy cerca cuando intentaba dibujarle en mi pensamiento. Ahora, que repentinamente estamos a años luz, me muestra sus facciones detalle a detalle, casi a la perfección...
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La mente es caprichosa en sus juegos, sí. Y misteriosa. E irónica. Mucho.
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La mente es una hija de la grandísimaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarDe la grandísima... madre que la parió. Dí que sí.
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