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sangra la mirada.
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Yo no entiendo casi nada y me muevo torpemente, pero el espacio es hermoso, silencioso, perfecto. Yo no entiendo casi nada, pero comparto el azul, el amarillo y el viento. La tarde avanza lentamente, y yo mirando quiero ver. (Eduardo Chillida)
A veces la realidad es tan escalofriante que al contemplarla... se lloran cubitos.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con los dos y además creo que deben existir realidades que ni siquiera nos imaginamos y quien sabe que tan conveniente sería que nos enteráramos.
ResponderEliminarHay una teoría que dice que por cada familia o persona en armonía se genera una onda de energía positiva que ayuda a contrarrestar algunas de las cosas desagradables que a veces suele tener la vida. A mi gusta creer eso e intento (aunque por momentos me falla) transmitir cosas positivas a la gente con la que estoy, quizá en eso podríamos ayudar: si todos tenemos un gesto amable todos los días, seguro que en algo contribuiremos a que ese tipo de realidades dejen de ser tan punzantes y tan frecuentes. Eso sería muy bueno.
cómo no había encontrado este blog antes?
ResponderEliminar¡Ains qué dolor doblemente doloroso... cubitos saliendo del ojo!... pero tan Amkieltalentoso como es habitual.
ResponderEliminarA veces... la realidad es tan oscura que al contemplarla uno se queda ciego.
Myriam... aquí, en España, hay un dicho popular que se escucha a menudo cuando se sabe de situaciones penosas que afectan a otros o a uno mismo: “¡Virgencita que me quede como estoy!”. Pero pienso que sí es bueno que sepamos... para valorar en justa medida los privilegios que tenemos, en un sentido u otro. Y también para ayudar si está en nuestra mano y se desea hacer.
Estoy totalmente convencida de la veracidad de la teoría que expones, aunque en ocasiones, dependiendo de si uno es armonioso de más en un lugar donde reina lo contrario, posiblemente exista la tentación de abandonar ese “modus operandi”. Por cansancio básicamente. Pero seguro que sirve... aunque no se aprecie a simple vista... aunque quizás los efectos positivos tarden en manifestarse... aunque sólo evite que las cosas empeoren... ¡ya es buena cosa mariposa!
Opino que está muy bien que existan organizaciones tipo “Médicos sin fronteras” y similares peeeeeeeeeeeero... como dijo algún sabio cuyo nombre ahorita no recuerdo: “Antes de salvar el mundo... date una vuelta por casa”, pudiendo entender ese “casa” como el entorno más inmediato, no circunscrito exclusivamente al propio hogar.
¡Ah!, y usted señorita transmite positivismo no sólo con quien está sino con quien blogcomparte.
De modo que sigo apoyando tu moción diaria: ¡Qué viva la amabilidad!... empezando por la que se dirige hacia uno mismo y al resto.
Fabian... tal vez porque todo y todos... tenemos “nuestro momento” que, con relativa frecuencia, no coincide con el que pensábamos correspondía.