miércoles, 7 de octubre de 2009

Todo lo que empieza acaba

O lo que es lo mismo...


¡Snif, snif...! menos mal que mi padrino de bautismo marino -el mismísimo Poseidón-, me ha hecho un regalito para que no me "ahogue" en la vuelta a tierra durante la semana. Le pidió ayuda a su compadre Vulcano: -A ver si pudieras forjarme unas anillitas hombre... que quiero tener un detalle con mi ahijada...- Y como estos dioses, que son de lo más colegas, se echan una mano, o un rayo, o un tridente cuando es preciso... voilà!...


En fin... si las aceptamos las cosas son como son. Si no las aceptamos... las cosas son como son. Y para mí, ahora y no antes, ya ha llegado...




¡Animo Leve que el trabajo es salud!... y un gran privilegio a fecha corriente.

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5 comentarios:

  1. oooooooooooooooo.......

    y el video, muy bueno.. ;)

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  2. ooooooooooooooooooooohhhhhhhhhhhhhhooooooooooooooooohhhhhhhhhhhhhhhhhhooooooooooooohhhhhhhhhhhhhhh... y así sucesivamente.

    Primer día con leveadaptación perfecta. Pero mañana es viernes y los vieeeeeeerrrrneeeesss son horribilus en el laboro, ains.

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  3. ¡Tu dibujo está encantador! y me encantó el detalle del llavero, pero ¡cuéntanos la historia! :) ¿te lo dejaron entre la arena?, me da mucha curiosidad saber cómo es que tus padrinos te entregaron el regalito. Saludos!

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  4. ¡Gracias, gracias Myriam!... Como quiera que estoy muertica (o sea lista... agotada de no parar en todo el fin de semana) resumo la historia...

    Esa cola (aspirante a cola al menos pues el lápiz-palito no era el más adecuado para “dibujar”, je) que se ve es la mía; cuando permuto las piernas de mujer por el apéndice sirenil claro. Ya me marchaba cuando de repente empezó a alborotarse el mar y una voz grave, pero dulce, se deslizaba en la espuma llamándome:
    - Leeeeveeee, leeeveeee... olvidé entregarte un regalo para que no sientas saudade de nuestro reino durante la semana. ¿Te das otro chapuzón para recogerlo? Es que los siglos no pasan en balde, ahijada mía, y el reuma se extiende hasta mi tridente si me apuras.

    Era el mismísimo Poseidón, padrino mío como ya apunté, je. Me quite las piernas, me puse las escamas plateadas y me acerqué a su morada. Me dijo que la sorpresa fue realizada con todo el cariño de los océanos... de ahí la forma corazonada. Y que incluso había participado el dios del fuego, forjando las anillas personalmente –nada de ayudantes- en su fragua del Monte Edna, es decir: Vulcano.

    - Cuando estés en tierra y añores el mar... cógelo, ponlo cerca de tu corazón y sentirás en latido de las aguas saladas.

    ¡Fijaaaaateeeeee qué cosas!

    Y tan contenta que me regresé.

    ¡E-e-e-e-e-e-so e-e-e-essss to-dooooo!

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  5. Que bonita historia, me la he creido y me ha gustado.

    Saludos!!

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