jueves, 18 de junio de 2009

Invisibles complicidades

Según el refranero popular... “cuando el español canta... está jodido o poco le falta”. Sin embargo prefiero otra versión, que haberla hayla. Y la escojo porque considero se ajusta más a mi personalidad: “Cuando el español canta... su mal espanta”.

Aunque lo cierto es que más que cantar tarareo e incluso silbo, como ya he comentado en alguna ocasión. En lo que no había reparado -hasta hoy- es que en “momentos aprieta kiloalmómetros” (he decidido bautizar así a los “temporales”, o “épocas difíciles”, o “tiempos duros”, o sinónimos varios) hay una tonada en particular que es la que de manera sistemática cantosilbotarareo, porque lo mezclo todo sin que mi voluntad prácticamente intervenga. Más bien deciden mis pulmones, labios, garganta... van por libre, que se diría.

Y hoy pasó algo simpático e inesperado, que de cuando en cuando sucede si bien con distintos ejemplos cada vez. Claro está... hay que ser “pelín peliculera” –como quien suscribe- para tener semejantes experiencias y considerarlas “extraordinarias”. Ocurrió lo que siento como... “invisibles complicidades”. Consisten en que “algo”, nimio por lo general, te une magicapotagicamente a otra persona... casi siempre por un instante; siendo a menudo ese alguien un-a desconocido-a. Y, una vez acabado, concluyes que en realidad no somos tan diferentes, por más distancias que nos empeñemos en marcar los unos con los otros, pues a fin de cuentas nuestra esencia es la misma: naturaleza humana.

Al salir de la piscina ya iba entonando la canción en cuestión. En el vestuario sólo había una mujer de cincuenta y tantos años. Yo no dejaba de “entregarme artísticamente” a la tarea de reproducir la tonada vía silbido-canto-tarareo y, después de un buen rato, cuando ya casi acababa de vestirme callé. Entonces la mujer me cogió el relevo de inmediato y continuó donde lo dejé... ta ri ra raaaaaaa, ta riraaaaaa riiii ra raaa... lo que me animó a unirme y ahí estuvimos... haciendo un dueto estelar; lástima que nadie lo grabara para la posteridad.

Estábamos la una al lado de la otra. La miré y sonreí. Juraría que incluso no se dio cuenta de que canturreaba la misma canción pero sí me devolvió la sonrisa, sobre todo con los ojos. Cruzamos algunas frases relativas a otros asuntos y me despedí. Ella siguió buscando unas gafas que no encontraba y también con su tarareo... ejem, mi ex-tarareo.

En efecto todo se pega, como refiere otro dicho popular. Que por cierto, este casi siempre se emplea para referir que se contagia “algo malo o regular”. Pero suelo ampliarlo porque opino que también lo “güeno” se propaga cual griposo y persistente virus: “todo se pega sí... hermosura incluida”.

Fly me to the mooonnnn, let me play among the staaaarrsssss, let me see waht spring is like on a Jupiter and Maarrrsssss, in other words hold my haaaandddd, in other woooordssss, baby kiss meeeeeee... Llévame volando a la lunaaaa, déjame jugar entre las estrellaaaassss, déjame ver cómo es la primavera en Júpiter y en Marteeeeee. En otras palabraaasss, sujeta mi manooooo, en otras palabrasssss, cariño, bésameeeee... ta ri ra raaaa... fiiiuuuuu-fiuuuuuu (onomatopeya del silbido... ¡es difícil reproducirla!)... (sí, sí, la canto bilingüemente... pa’ enterarme de qué digo, que en este particular sí me interesa la traducción).

Y no sólo he descubierto que es la tonada-medicina por excelencia, sino que en “momentos aprieta kiloalmómetros” la busco en una voz en particular. De hecho en “la voz” pues así se apodaba al intérprete. Y la escucho una, y otra, y otra vez...

Son aquellas... y estas pequeñas cosas, que nos dejan un tiempo de rosas en un rincón, en un papel, en un cajón, o en un blog...

Joan Manuel Serrat - "Aquellas pequeñas cosas"

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2 comentarios:

  1. He encontrado tu blog navegando al azar y por un momento me ha parecido que estaba en el mío... una vez colgué este mismo video de Serrat, y días después un video del Frankie (aunque me incliné por I've got you under my skin). Y todo sobre fondo negro. Para rematar, he visto que empezamos el blog con tres días de diferencia. Eso sí, bailar no es lo mío.

    Lo de ponerse a cantar con un extraño parece una escena de esos musicales americanos antiguos, ¿no crees? Pensaba que eran un poco irreales, pero no, ahora veo que responden a una realidad que desconocía..

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  2. La última vez que indagué sobre la cifra de humanos que habita el planeta, alcanzaba los seis mil millones. Basándome en ella, óbitos y nacimientos arriba o abajo... fíjate la de realidades desconocidas que pululan por el mundo. Y si tenemos en cuenta eso de que, a menudo la realidad supera ampliamente a la ficción...

    Al parecer a mí me pasa factura el haber gozado desde chiquita “Cantando bajo la lluvia”, “West side Story”, “Sombrero de copa”, “Hello Dolly”, “Alta sociedad”, “El fantasma de la ópera”, “Cabaret”, “El mago de Oz” (con Judy Garland como intérprete, claro), “My fair lady”, “Bola de fuego” (versión de Danny Kaye que no recuerdo si también se llama así, en la que aparece el gran “Satchmo”, o Louis Armstrong para profanos en materia de Jazz... Bueno, tampoco le hago ascos a la cinta en la que la pareja protagonista se forma con Gary Cooper y Barbara Stanwyck) y mejor lo dejo aquí que si no... me dan las uvas.

    No sé si será extraño ponerse a cantar con un desconocido. Sí poco común y sobre todo... mágicopotágico.

    ¡Qué buen gusto musical tienes!... ejem, tenemos.

    Gracias, Víctor, por tu visita y tus líneas.

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