A.M.O.R. (Abundancia Maravillosa Opíparamente Renovadora)... el partido en que estoy inscrita desde, desde, desde... ni recuerdo, pero soy veterana. Mi carné está ya incluso amarillento porque no lo plastifiqué y se encuentra un poquito deteriorado de tanto usarlo. Eso sí, se puede leer con claridad que soy la titular afiliada; por si alguna autoridad pertinente me requiriera -o requiriese-identificación.
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Hace un par de días en un comentario un-a visitante mencionó algo fundamental para que se dé el amor, o mejor dicho para que se dé el desamor: “apego”. Se me ocurre apuntar que si se comienza a tener un sentir hacia otra persona, si en paralelo se toma conciencia de todo lo que el ego puede hacer para cargarse esa potencial "ambrosía”, manteniéndose cada día alerta y no vencerle la batalla –creo que es imposible para la psique humana derrotarle- pero sí reconocer sus artimañas y rodearlas en vez de chocar de pleno con ellas... ¿No habría más posibilidades de que esa energía (amorosa) transforme lo que inicialmente fue tierra yerma en jardín florido y quién sabe si edén?
Pues eso.
Pues eso, otra vez. Y que si me lo piden así... ¡hasta yo me caso! Incluso por la iglesia, si es menester.
Pues eso.
Pues eso, otra vez. Y que si me lo piden así... ¡hasta yo me caso! Incluso por la iglesia, si es menester.
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Sputnik volvió a la vida, todo parece estar ya preparado para volver de nuevo a la carrera espacial. ¡Comienza la cuenta atrás para la ignición!
ResponderEliminar¡Sputnik... cuánto tiempo! Me alegra que sigas vivito y coleando... digo sateliteando. Estás perdido, aunque yo ídem. Tengo ganas de ir un finde a Madrissss... ando con mono de museos, cines B.S.O... en fin, sería un viajecillo cultureta. Si sigues bajando a la capi... igual te ape, me ape, nos ape (tece) y podríamos ajustar tiempos para orbitar juntos una vueltecilla, o una peli, o una megaconversación...
ResponderEliminarTen, nine, eight, seven, six, five, four, three, two, one... ¡zero!