jueves, 19 de noviembre de 2009

Mi tristeza y mi alegría... a dos manos

Esta mañana no fui a trabajar. Me pedí el día para realizar unas gestiones; “Asuntos particulares”, que dice el convenio.

Entre semana voy a nadar tras la jornada laboral, que en mi caso finaliza a las tres de la tarde, pero hoy fui más temprano al acabar pronto de... los asuntos particulares. Finalizada la sesión natatoria decidí caminar por el paseo marítimo, sito a las espaldas del complejo deportivo donde se encuentra la piscina.

Todo estaba en calma. Apenas había gente y Eolo no hacía acto de presencia... quizás porque temía mi venganza. De repente, ahí estaban ellos... una vez más. Rectifico: frente a mí estaban EL y ELLA. Los que sin saberlo pasaron a ocupar un lugar en el pódium de mi lista de... “parejas referencia”. Al reconocerles, una especie de burbuja invisible comenzó a envolverme... desapareciendo todo lo demás: personas, mar, su aroma, cielo, tiempo... Y dentro de ese espacio acotado de sentires... sólo cabida para ellos y yo, como flotando... no a cámara lenta pero sí pausada. De nuevo ese... “en ocasiones veo cosas” que he referido con anterioridad y que con frecuencia me asalta por sorpresa.
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Ella está muy, muy deteriorada. De hecho, ya parece que está... sin estar. Ya... no da ni siquiera aquellos pequeños pasitos. Ya no va, temerosa, cogida del brazo de él...
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Al mirarla... y verla, el corazón se me encogía y encogía... hasta que casi cayó una lágrima en la arena.

El empuja la silla de ruedas en la que ella, con la cabeza mirando al suelo... impasible respecto a su entorno... inmersa en lo que parece la nada, se mueve. O mejor dicho... la mueve. Continúa vigoroso a pesar de los años, con la misma ternura apacible dibujada en su rostro, con la misma amorosa dedicación.
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Al mirarle... y verle, el corazón se me agrandaba y agrandaba... hasta que casi cayó una sonrisa en la arena.

Ahí sigue, empujando la silla... sosteniendo a su compañera, a dos manos...
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Ahí siguen... recorriendo en plural la distancia de vida que les quede.
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6 comentarios:

  1. Hay amores que ni la muerte es capaz de separar.

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  2. Afortunadamente.

    http://www.youtube.com/watch?v=V8hGkeTH0y0

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  3. Añado poema de José Agustín de Goytisolo, "Esa flor instantánea" (de pronta aparición panfletista):

    Miedo a perderse ambos
    vivir uno sin otro:
    miedo a estar alejados
    en el viento en la niebla
    en los pasos del día
    en la luz del relámpago
    en cualquier parte. Miedo
    que les hace abrazarse
    unirse en este aire
    que ahora juntos respiran.
    Y se buscan y buscan
    esa flor instantánea
    que cuando se consigue
    se deshace en un soplo
    y hay que ir a encontrar otras
    en el jardín umbrío.
    Miedo; bendito miedo
    que propicia el deseo
    la agonía y el rapto
    de los que mueren juntos
    y resucitan luego.

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  4. ¡Oh Amkiel qué privilegio... una levepremiére!... ¡digo un panfletuspremiére!

    Gracias, hermoso como todo lo de Goytisolo. Me dolió cuando supe del final que tuvo el autor de "Palabras para Julia". Pero... uno nunca sabe lo que le espera, que diría la madre de Benjamin Button...

    "...Nunca te entregues ni te apartes
    junto al camino nunca digas
    no puedo más y aquí me quedo..."

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  5. Por alusiones ajenas e ilusionantes:

    http://laetus.blogia.com/2008/010801-palabras-para-julia-124-jose-agustin-goytisolo-124-.php

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  6. ¡Amkiel... ya está bien de copiar a Leve!

    Digo... ¡¡¡Leve... ya basta de copiar a Amkiel!!!

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