Yo no entiendo casi nada y me muevo torpemente, pero el espacio es hermoso, silencioso, perfecto.
Yo no entiendo casi nada, pero comparto el azul, el amarillo y el viento.
La tarde avanza lentamente, y yo mirando quiero ver. (Eduardo Chillida)
Esta mañana fui a la oficina de correos. Sólo había un chico delante de mí al que ya atendían cuando he llegado. He visto a la limpiadora, que se encontraba allí trabajando, dar un par de escobazos con fuerza en el suelo. Un señor que esperaba sentado en una silla ha comentado que se trataba de un grillo...
“¡Quieeeeeeeetaaaaa parááááá’!”- he dicho al mismo tiempo que me agachaba e interponía entre la escoba y el insecto, que resultó ser un “infante” de grillo pues era chiquito-chiquito. Mientras, al intentar atraparle formaba una especie de cueva con la mano para que no se escapara ni hacerle daño accidentalmente en uno de sus saltos (pequeño pero menudos brincos pegaba):
- Limpiadora.- ¡Y lo coge!... - Leve.- Pues claro. Si no hace nada... ¿por qué le vamos a hacer nosotros? .
Lo he sacado a la calle y he regresado a hacer mi gestión. Mira que si resulta que era mi... “Pepito grillo”. Pues me habría salvado a mí, mismamente. Por eso... no se puede-debe ir jorobando, que nunca se sabe.
¿Santa Tecla?... ¿Superleve en acción de nuevo?... ¿Alguien que parece seguir los pasos de Brigitte Bardot?... ¡Glubs!, si la tercera opción es la más aproximada a la realidad... ¡socorroooooo! Claro que con esto de que voy aprendiendo a desaprender el hecho de respetar a seres humanos que no respetan... En fin, espero que no se me acabe yendo la tête en un exceso de “activismo pro-defensa animal” tal como se dice, se comenta, se rumorea (al parecer con crédito) le sucede al icono francés.
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Pd. ¡Ah!, el assssúúúúúcar, que casi olvido "endulzar". ¡Y qué casualidad!, también menciona "animales", je...
"De todos los animales de la tierra, el hombre es el único que bebe sin tener sed, come sin tener hambre y habla sin tener nada que decir"
Y el azúcar la cafetería en la que desayuno. Rafa me ha llevado a la mesa hoy el té con sorpresita... .
"No digas de ningún sentimiento que es pequeño o indigno. No vivimos de otra cosa que de nuestros pobres, hermosos y magníficos sentimientos, y cada uno de ellos con el que cometemos una injusticia es una estrella que apagamos"
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Herman Hesse (1877-1962)
Se le han gastado los sobres de azucarillos con el nombre del local y, mientras le imprimen los nuevos, le han proporcionado estos. Ambos hemos coincidido en que... ¡son geniales!
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De modo que... intentaré dejar cada día, a modo de posdata, un poco de asssssúúúúúcaaaaaarrr, que diría-cantaría Celia Cruz. A nadie le amarga un dulce... ¿no?
Caminaba Leve esta tarde por el centro de la ciudad cuando alguien se ha dirigido a ella cortándole el paso:
- Desconocido de mediana edad.- Perdone señorita... - Leve a la defensiva (¿Señorita?... ¿Quién es este que se planta delante de mí de este modo?... Le escruto antes de emitir palabra alguna... no parece tener malas ni ligonas intenciones y además me “ustea”).- Dígame... - Desconocido.- Me perdonará el atrevimiento... pero debo decirle que los suyos sí que son caminares... y no los de Antonio Machado.
¡Glubs!... a la par que Leve procesa la frase que acaba de escuchar, se le abren como platos sus ya de por sí grandes ojos y queda algo aturdida, aunque no sea la primera vez que le... “asaltan”. Reacciona dándose cuenta de que por la manera de expresarse, incluso haciendo casi una pequeña reverencia en la “presentación”, y hasta por el aspecto (si bien ya sabemos que este no es fidedigno siempre) parece estar frente a un caballero que ¡milagro! (doble porque los caballeros están en vías de extinción y por lo que el susodicho ha hecho)... ¡le ha piropeado! Y con sutil sonrisa que va dibujándose desde los adentrados adentros responde:
- Leve.- Vaya... gracias, no está una acostumbrada a que le digan cosas así. Menos aún a que lleguen de un desconocido. - Caballero.- Disculpe el modo, pero no he podido evitar decírselo. No le entretengo más. Buenas tardes. - Leve.- Buenas sean. Adiós. - Caballero.- Adiós (con ligera inclinación del torso nuevamente... Me recuerda al dandi de mi abuelo).
Groserías muchas. A diario. Cualquier mujer lo sabe, pero halagos como este, y con tal elegancia al expresarlo... la primera vez, si no me falla la memoria. Bueno... la segunda, pero el otro me lo dijeron hace tanto tiempo que ni recuerdo qué palabras contenía. El piropo... indiscutiblemente un arte... al que le faltan artesanos en esta época de “industria”.
No sé qué me pasa pero últimamente “levanto pasiones”. Va a ser que no es cierto eso de que “la cara es el espejo del alma”. O precisamente... ¿lo que sucede es que es una verdad de la verdadera la afirmación? A saber.
En cualquier caso muertica me he quedao’. Me late que los tacones rojos –estrenábalos- tienen mucho que ver. ¡Qué cosa! Porque la razón no creo fuera el atuendo; llevaba un vestido no muy “muhé-muhé” sino más bien levebucólico (ya hablaré algún día sobre mi “vestuario”)... vaporoso él y “campestre”. Vamos... como llevar puesto un jardín todo florido. ¿Vestido tipo “casa de la pradera”? Pues casi que sí. O Igual es porque... la española cuando pisaaaaa es que pisaaa de verdaaaaad y a ninguna le intereeeesaaaa pisar por frivolidaaaaddd... Estooooo... ¿es pisar o besar? ¡Ay!, lo que hace el caló’ con las neuronas... Las confunde, además de freírlas.
Cuando me instalé en este país no sabía muy bien la razón de mi llegada, salvo que tenía cosas que decir utilizando las puertas de mis manos y este me parecía a priori un magnífico lugar para ello. Intuía no obstante que bailaría unas veces con Don Pasado, otras con Don Presente. ¿Don Futuro?... a ese casi no le conozco, excepto por ligeras suposiciones. Comentan, de hecho, que suele caerse... a la mitad de irse construyendo, de modo que en general prefiero quedarme con aquello a lo que accedí o accedo, y con la sorpresa de lo que está por llegar.
Desde que trasladé mi residencia, a medida que pasaban los días y que rescataba o encontraba vídeos, poemas, textos... "cositas bonitas", pensaba que este territorio de maravillas también podría ser un “puchero” con fondo para tanta sabrosura. Así que inauguré un Cabaret, con filmoteca incluida, en el que no ha habido ni la milésima parte de las actuaciones previstas, ni se han proyectado los cortometrajes y películas deseados... y en definitiva no se ha dado muestra de las diferentes disciplinas artísticas. Aún. Asimismo apenas hubo recordatorio para “Gloria Fuertes” ni la “Galería de Galeano”... y no porque me haya olvidado de ellos, no.
.Sucede que no contaba con que Doña cotidianeidad me impediría llevar a cabo mi idea. Ella me absorbe en el gesto, momento, escena... más inesperados e insignificantes... aparentemente. Y ahí encuentro mi deleite... y de ella me nutro. .
Poderosa cotidianeidad que me arrastras hipnotizándome con tu melodía cual flautista de Hamelin... gracias por el ornamento de tantos, tantos regalitos-regalazos que me ofreces. ¡Son ideales para decorar esta patria!... Y para reconocer todas esas pequeñas (inmensas) cosas que hacen que la vida valga la pena.
Primera.- Que el cielo amaneciera gris y se haya mantenido prácticamente durante todo el día en esa tonalidad... .
Segunda.- Caminar sobre el cuerpo de la montaña bajo un toldo de nubes, que velaba la fuerza veraniega del astro rey. .
Tercera.- Haber sido esta mañana casi tan alta... ¿como la luna? No, sólo como el sol, pero todo se andará. Quiero decir... ella se alargará... aún más...
Cuarta.- El silbido de Eolo, que refrescaba pero no violentaba...
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Quinta.- Las olas que Poseidón desplegaba como alfombras hacia la orilla... y que me ayudaban a quitarme las piernas de mujer y a ponerme la cola plateada de sirena...
Sexta.- La levedad... que hacía ya un tiempo no sentía tan ligera como hoy...
Séptima.- De vuelta en casa... la ducha de agua fría que acompaña a esa sensación de piernas ligeramente doloridas tan, tan gratificante... .
Octava.- Los mensajes arenosos que sonríen....
Novena.- El intento de recuperar semanalmente la mención de esas “cosas que hacen que la vida valga la pena” (o "placeres de la vida")...
Ella me vio nacer. En aquel momento me cogió la mano y desde entonces no la ha soltado. Siempre anda cerca... próxima pero silenciosa; salvo que yo le dé conversación.
Su naturaleza es fundamentalmente noctívaga. La mía de ave diurna y sin embargo encajamos a la perfección.
Ría, llore, sienta calor o frío, me pierda, me encuentre... ahí está, a mi lado. Fiel como nadie... a veces llego a pensar que me tiene incluso más lealtad que yo misma.
Me espera, me soporta. Me valora. Me regaña si lo merezco. Me quiere. No me juzga... me acepta tal cual soy. Me acompaña en el camino de mi vida. Y lo que no es deseo sino certeza: sé que permanecerá... que nunca se marchará.
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Mi sombra...
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¡Ni se le ocurra al respetable pensar que estoy cantando el himno de la Falange Española!... Sí en cambio jugando con mi amigo Eolo.
Sí, mi sombra ha estado algo constreñida hoy. Pero mañana, o el otro, dependiendo de qué sol nos alumbre por fuera y por dentro, se estirará porque quisiera, quisiera, quisiera...
Es lo que tiene que de mayor se quiera ser peque, que como postre se dejan tonadas como esta ;-P
Hace diez días un rayo provocó que enebros, castaños, nogales, robles, animales... quedasen calcinados en esta provincia. Hoy un nuevo incendio, al parecer deliberado, arrasa hectáreas en la misma sierra. La vida se quema en el monte... .
Al amor... ¿de mi vida? Me late que esta vez sí. Casi no lo puedo creer. Tanto tiempo deseando que apareciera y en el momento menos esperado... ¡plof!, de bruces me topo con él. Me sorprende porque soy poco enamoradiza y entre “oca y oca”... generalmente suele transcurrir bastante tiempo. Quiero decir que sin dudar del refrán aquel que reza: “Una mancha de mora con otra verde se quita”... mi naturaleza no suele llevarlo a la práctica. Que me tengo que curar bien, en resumen, y solita. O “estar preparada”. O según una leveteoría... ¿en cierto espacio estar llena de vacío para que otro lleno de llenos, vaciándose, me llene? Uy, uy lío-lío que yo sí he sido.
En el blog de Nisu así como en un collar de “perlas” que recién me regalaron, se lee una cita preciosa de Berna Wang: “El amor entra en nuestra vida por los huecos que abre la risa”. Literalmente así ha sido.
Sólo hay un pequeño (gran) problema: es chica... ¡ups! Problema porque quien escribe toda su existencia se ha sentido heterosexual hasta la médula, sin duda alguna. Repito, sin duda alguna... y de repente verme en semejante situación me descoloca, me crea un conflicto divisorio... a la par que ¡tanta alegríaaaaa!
¿Cómo nos hemos conocido? En la piscina. Concretamente en el vestuario y, al parecer, la seduje sin pretenderlo. El hecho es que desde hace algunos días he incorporado inconscientemente algo más a eso de cantarsilbartararear: bailar. Bueno... más bien bailotear, que las “grandes coreografías” las reservo para la intimidad del hogar, o para las escasas veces que me subo a un escenario... o, a tenor de aquel momento mágico "cheek to cheek" que cual Ginger experimenté con Fred, incluso para alguna visita al baño de mi centro de trabajo.
Ya me había duchado y abría la taquilla para sacar el resto de cosas cuando ella llegó, acompañada por otra chica. Las saludé y seguí con lo mío, que si echarse la hidratante en el body, que si en la cara, ponerte la ropa interior... y sin darme cuenta empecé a moverme, a seguir in crescendo el ritmo, usando además el bote de desodorante cual micrófono emulando a la mismísima Cher que sonaba. ¡Glubs, qué poder de abstracción me invade últimamente!, porque de veras que estaba ajena a que tenía público. Ella, mi ELLA, al verme empezó a reírse... ¡y de qué modo! Su risa es como de otro mundo... parece más de ángel que de persona. Tan sana, tan pura, tan cómplice, tan musical, tan generosa... que me atrapó irremisiblemente, hasta el punto de que finalicé la función ofreciéndosela por completo. Ella, reía más al percibir mi dedicación y se generó entre ambas una energía maravillosa que circuló a modo de boomerang.
Claro que... lo cierto es que en realidad hay otro problema, de mayor envergadura que el anterior: a juzgar por su aspecto y por ir en carro... no alcanza aún los dos añitos. Se llama Claudia y es la mujer de mi vida, sí. El amor no tiene edad, ni sexo... ¿no? La esperaré... ya lo creo que lo haré. Pagaré incluso el precio de empezar a “entender” lo que antes no comprendía en mis carnes, que en el resto sí conste. Una caricia no tiene género, no, no, no...
Bromas aparte, y palabrita de la niña Leve que ha sido tal cual lo cuento, me lo he pasado... nos lo hemos pasado genial las tres, pues hasta la madre –la chica con la que ha llegado mi amada, obvio- ha disfrutado al ver-escuchar a su pequeñeca. Tienen algo las risas de los niños... algo tan contagioso y tan hermoso... Cada vez que escucho alguna siento que me subo... me sube (pues me atrapa con su invisible lazo) a ella y cabalgo de alegría. La risa infantil... debe ser en realidad la inocencia que se pone un disfraz sonoro. Sí, eso va a ser. Y engancha como lo hace porque sentimos tremeeeennnndaaaa saudade de ella, de aquellos maravillosos años.
Y ya me he estrenado marcándome un baile “inesperado”, tal como profetizó mi compañera Milagrito. Sólo que en la piscina y no en una caja del Carrefú’. ¡Ufff, es un alivio! En vista del acierto de su predicción, le sugeriré que monte un gabinete de clarividencia... se le da muy, muy bien.
corazones de tal o cual manera... Opino que -salvo excepciones aberrantes, que haberlas haylas- en materia de corazón no existe ni el blanco, ni el negro; aunque parezca que sí.
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Centrándome en la mayoría de los comunes mortales... hay corazones que son hielo y fuego a la par. O posiblemente suceda que todo corazón tiene un lado oscuro y -en función de la experiencia, de las oportunidades, de la educación recibida, del rencor acumulado, ¿de los genes?- algunos se refugian más en ese espacio sin luz, o incluso instalan su residencia permanentemente. Pero esos corazones sólo se engañan a sí mismos; aunque puede que también al resto.
Cada latido que se manifestó cálido deja un eco en el alma portadora-receptora que acabará superando a la gelidez más férrea. Y cuando se instalan en la dureza lo hacen por estar enfadados, o asustados, o perdidos, o cansados, o confundidos, o avergonzados, o equivocados, o acobardados, o doloridos, o enorgullecidos altivamente, u olvidadizos... Sólo necesitan tiempo para reconocerse y volver a su ritmo primigenio... a la energía que verdaderamente les gobierna, pues prima en su naturaleza.
Porque, como los “nómadas del viento”, el corazón es un órgano migratorio con una promesa: la promesa del regreso... a su lugar de origen, al hogar.
Eso... o que soy una optimista reiterada, que no aún retirada. Pero como a veces tengo visión de futuro... también pesimista, según Fernando Savater.
Espero, no obstante y por su propio bien, que cada corazón vuelva a casa... más tarde o más temprano.
Me había prometido a mí misma permanecer calladita una temporada. Mandar el sentido crítico de vacaciones a la playa, que también él tiene derecho, y dejar pasar la realidad circundante como una leve (nunca mejor dicho) brisa de verano. Pero qué difícil resulta abrir un periódico y que no suba la bilirrubina.
Hay noticias que a medida que las vas leyendo, Los Chunguitos comienzan a arrancarse por rumbas en tu cabeza. Eso al menos me sucede a mí respecto a algunas cuestiones. Según avanzas en la lectura allí están ellos, tocando las palmas y la guitarra, a la par que mueven los pies y cantan al son: “Dame veneno que quiero morir...”. Será el calor, que también contribuye a esas evocaciones, pero la cuestión es que yo siempre me acuerdo de Los Chunguitos en estos casos. Y no es para menos. Leía que el Partido Popular había convocado a una Comisión Mixta Congreso Senado, el pasado día 22 de junio, al psiquiatra Juan Coullant-Varela Jáuregui, para participar en una ponencia sobre “Tratamiento y atención en drogodependencia”. El experto, sin embargo, prefirió modificar su intervención y habló con entusiasmo de la “violencia relacional de las mujeres” o, lo que es lo mismo, de la supuesta mala leche que se nos pone en el momento de la menstruación.
Para este buen señor la menstruación supone un drama, una tragedia. Toma... y para millones de mujeres y no las invitan al Senado para airearlo a los cuatro vientos. Pero no quedó ahí la cosa. Como si estuviera en el salón de su casa durante la sobremesa, el especialista señaló que la menstruación “es uno de los temas muy graves del comportamiento humano”. Y hombre, una cosa es que fastidie, duela, que no se pierda ninguno de tus viajes o que incluso haga que las hormonas jueguen a pin-pon en tu cabeza, pero de ahí a que sea algo pernicioso en el comportamiento... va un trecho.
El granado técnico convocado dijo: “Cuando una mujer tiene el periodo se origina en ella una disregulación anómala. La mujer se pone serotoninérgica y en ese momento se producen trastornos gravísimos de la terquedad, de la inoportunidad. Eso, la mujer tiene que saber eso, para que evite todo eso, y el otro tiene que conocerlo, no empeñarse... y acabe eso mal”. (El uso reiterativo del eso es suyo, no mío). Le faltó decir, ¡cuidado mantengan las distancias de seguridad, no se acerquen a ninguna de ellas “en esos días” si no es estrictamente necesario! Prefiero pensar que bajo ese pretexto no esté justificando acciones violentas contra las mujeres con la excusa de tener la menstruación, porque entonces si dan ganas de enfurecerse.
Ejemplar de "Serotoninérgica"
Imagino al experto del PP, en el Ministerio de Sanidad, ocupando un puesto de responsabilidad y la camisa de fuerza no nos la quita nadie un par de días al mes, y además por Decreto. Si no... tiempo al tiempo.
Para quienes trabajamos rodeadas de mujeres, y además lo somos, los mínimos cambios no nos pasan desapercibidos a ninguna, así que cuando nos definen como “serotoninérgicas”, como si se tratase de la evolución de un Pokemon, demuestra por muy experto del PP que sea, que el problema real es suyo y no achacable únicamente a “unos días”. Freud sacaría más partido que yo a las frustraciones del buen señor, acerca de los complejos infantiles de Edipo, Electra o vaya usted a saber quién de la mitología griega con los que carga en su espalda, pero las “serotoninérgicas” que yo conozco, lejos de parecerse a Godzilla dispuesto a aniquilar a cualquier objeto animado que se ponga en su punto de mira, son tremendamente pacíficas y su terquedad e instintos asesinos –según siempre el experto del PP- suelen derivar, con frecuencia, más que hacia la agresividad a la lágrima fácil. Sin embargo, como diría Escarlata O’Hara (ahora que lo pienso creo que no es un buen ejemplo, porque esta sí que se las gastaba): Prometo –tal cual interpretó bajo aquel árbol en una de las escenas memorables de la historia del cine- que conozco a muchos hombres que, sin cambios hormonales mensuales, gastan una mala baba con carácter estructural que ni encerrados en la jaula junto a Aníbal Lecter, este sería capaz de tragarlos por miedo a una indigestión.
Las mujeres hemos superado la pesada losa del dichoso incidente de la manzana en el Paraíso con el que fuimos estigmatizadas para siempre. Superamos el jibaritismo neuronal de hombres que relacionaron el tamaño craneal con la inteligencia, hasta demostrarse que no es cuestión de cantidad sino de calidad, con las oportunas excepciones. Pero que venga un señor del PP a llamarnos hooligans violentas por padecer la menstruación es, no para violentarse, que de esos hay muchos y suelen ser hombres, sino para reírse y confiar en que esos expertos tecnócratas que asesoran al partido se mantengan fuera de los ámbitos de decisión durante muchos años.
Pino Aprile, en el “Elogio del imbécil”, señala como los idiotas son los mejor cualificados para la supervivencia en la carrera evolutiva, ya que tienden a rodearse de imbéciles para camuflar su propia incapacidad, llegando a convertirse en surtidos de inagotable estupidez. Basta remitirse a la sesión de la Comisión Mixta del Congreso Senado y al experto del PP para entender que eso es precisamente lo que pone furiosas a muchas que yo conozco, y no las consecuencias de una evolución.
Fin.
“Psiquiatría Ppop”. O lo que es lo mismo: artículo de opinión de Magdalena Cantero Sosa, historiadora que lo firma a la que supongo –por deformación profesional, mínimo- rigurosa con sus fuentes. Leído hoy –entre sonrisas e indignación- en un diario local. ¡Glubs!... a ver si va a resultar que en vez de rizos tengo serpientes en la cabeza, cual mitológica Medusa. ¡¡¡Amos queeeeee...!!! tan queeee, que no he podido resistirme a traerlo aquí. Egggghhhqueeee... hay cada experto-a en el mundo mundial que prefiero quedarme “ignorante” pa’ los restos e incluso, como la articulista, pedir un poco de veneno...
Y a propósito... tengo una historieta levechunguita que igual me animo un día a contarla. Ya veré, veré.
Eso es lo que soy. Una mujer de altura. ¿Vanidosa?... tal vez, pero es así.
Sucede que hace unas semanas se cubrió la vacante de maestra de “femme fatal” que oferté. He dado varias clases y en la primera ya me mandó deberes: comprarme unos tacones. Aunque decidí que de cuña porque los de aguja los iba a aguantar Rita... la que canta. Excepto cuando me visto de “muhé-muhé” de tanto en tanto, casi siempre voy plana por aquello de la comodidad, si bien no del todo porque me agarraría un dolor en el coxis que pa’ qué. Unos dos cm es lo que suelo llevar en la suela. Claro que... “las salamanquesas” sólo tienen un cm y juraría que son las más cómodas; será por eso que son las “estrella” desde hace varias temporadas (me cuesta una barbarité romper los zapatos... y la ropa... y lo que sea; romper, en definitiva, no es lo mío).
Son rojos-as mis nuevos tacones-sandalias, lo que ayuda a mi transformación pues es un color muy... muy fatal. Me sienta fenomenal además. Por otra parte tenía, desde hace años, ganas de unos zapatos rojos... ¡Espero que no me pase como a la niña protagonista del cuento!, con la que, dicho sea de paso, comparto afición por el baile. O más bien con su diabólico calzado, que es el danzarín.
Sin parecer la hermana postiza de Pau Gasals tiendo a ser altilla considerando la generación a la que pertenezco. A resultas, aunque no son un “andamio”, con las nuevas sandalias casi llego al 1'80; al menos ópticamente porque como mi figura es esbelta pues... Vale, vale, alcanzaré los 1'77-1'78 como mucho en realidad. Pero aún así... ¿soy o no soy una mujer de altura?... ¡ja, lo anuncié en la primera línea!
La profe ha pasado revista y me ha examinado. Calificación tanto en teoría como en práctica ya que me ha obligado a caminar delante de ella: “progreso adecuadamente”. ¡Bien!... y sin apenas estudiar. Esto es pan comido.
Y como quiera que los tacones rojos me hacen sentir de lo más “especial”... me voy a marcar un baile a ritmo “espacial”, porque toca lo que toca, pa’ estar en concordancia y orbitar pelín...
Próxima lección: “impenetrabilidad de la mirada y/o camuflajes varios”. Me dice la maestra que ando carente en las materias. Pues nada, como es la que sabe... a obedecer... por el momento. Mañana dios dirá. Ejem, Leve dirá.
Por fin ayer me acerqué a la papelería para comprobar cuanto de verdad hay en el parecido que, según Doña Paca, tenemos cierta virgen y yo. Cuando estaba frente al retrato no pude sino exclamar...
Eso mismo... ¡Aleluya!
Resultó... que la virgen con la que comparto esa “cosa en la mirada”, no es otra que una damisela del renacimiento...
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¡Ufffff!, un alivio pues no me convencía ni pizca ser “igualita-igualita” que la madre de dios hecho hombre. Además, un parecido con una moza de la época en cuestión me pega más... aunque sólo sea por vestimenta y cabellera sansoniana.
Y resulta... que, tras los próximos puntos suspensivos, la que escribe estas líneas será quien mire...
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¿Humildemente? No sé, he visto bondad en miradas, transparencia, odio, tristeza, amor, paz, alegría, ira, confusión... pero nunca he reconocido humildad propiamente dicha, lo que no significa que otros no la puedan ver. ¿Cómo será la humildad de unos ojos?... ¿Qué es lo que la diferencia, lo que le da... “identidad” para poder distinguirla?... ¿Lo sabe alguien y me lo indica?
Bueno... la realidad es que había dos cuadros. El de la joven renacentista referida, que no he logrado encontrar en la red, y otro de... “La Gioconda”. Y... oh my god!, sí que me han dicho ya en varias ocasiones que sonrío como ella, que me parezco incluso... ¡socorroooooo! Que no me lo tenga en cuenta el señor Da Vinci peeeeeeeero es algo que me niego a aceptar. ¿Ser el doble de la “Mona Lisa”?... ¡NO, NO y NO!... que casi me da más repelús aún que la opción "mariana".
Misterio aclarado. Y a otra cosa... mariposa.
Fdo: ex-Virgen de la Perpetua Levedad.
Pd. Ahora en español, que es bien bonita la tonada...
Música: "Hallelujah", Jeff Buckley - "Aleluya", Il divo.
Se comenta, se rumorea... que suelo decir las cosas de un modo diferente al común. Pero no soy la única. En algún lugar de Méjico... en algún lugar chiquito... la gente no se saluda como solemos hacer aquí. Cuando en las mañanas Pedro, o Juan, o Rosa... se topa con María, o José, o Guadalupe... no le dice:
- “Buenos días”.
Se dirige a ella... él con un:
- “¿Cómo amaneció tu corazón?”.
Hacía ya un tiempito que quería, queriendo, decir lo que se dice allá. Valgan toditas-todas las redundancias habidas y por haber.
Apenas entiendo de política. Es más diría que entiendo cero de política y por tal motivo quizás me aventure en falso si me pronuncio sobre ella. Escrito queda el reconocimiento de mi ignorancia al respecto por si apuntase algo erróneo. Pero sí sé bastante de la vida... sobre todo de su derecho a ella.
Hace doce años te arrebataron ese derecho robándotela cruelmente, Miguel Angel Blanco. Necios fueron quienes creyeron que tu semilla sembrada en pos de la libertad fue lanzada en terreno yermo; aunque lo pareciera a priori.
No entraré en los detalles del horror que sufriste en primera instancia, seguido por el que experimentaron tus seres queridos, al que se sumó el de todo un país levantado y unido que intentó parar esa locura. Decir que fue la espeluznante cuenta atrás de una agonía no lo expresa con exactitud. Si acaso referir que, entre tanta desolación y casi certeza del peor desenlace, sentí incluso orgullo pues jamás antes la población de mi ciudad –pasiva por lo general- salió en tan ingente cantidad a la calle, como ocurrió en el resto de la nación.
“Aquello” supuso una movilización unánime sin precedentes: el rechazo prácticamente absoluto de la sociedad española hacia el terrorismo etarra. Recuerdo ver a familias completas, a gente de todas las edades... incluso a ancianos que tenían dificultad para caminar, con sus bastones, en sus sillas de ruedas... Allí estaban, clamando por unas manos blancas limpias de sangre y gritando un ¡SI! a los vascos, un ¡NO! a los violentos. También regresa de mi memoria que, para acceder a una panorámica de la manifestación, me levantaron en peso y mi vista se perdía en una masa de gente sin encontrar el fin de la marabunta humana que la componía, ni a la cabeza ni a la cola... ¡Ufffff! se me eriza el vello en este instante y una corriente emotiva me recorre por entero de pies a cabeza.
A pesar del latente dolor... esos días transmitían cierta belleza. Era tal la energía que se creó que pareció convertirse en un ser formado con pedacitos procedentes de todas las provincias... en un gran ente vivo que alentaba a no perder la esperanza, por más que se supusiera el final que como era de prever aconteció: tu asesinato. Y ni siquiera que te matasen logró evaporarle, sino que cobró más fuerza naciendo con un nombre ex profeso: “el espíritu de Ermua”.
Existía el derecho a tu vida, pero no el derecho a tu muerte; y menos así... con la pretensión de convertirla en algo similar a un espectáculo vil y macabro. Y sin embargo ocurrió. Suceden tantas, tantas cosas que no deberían... El hombre... alimaña para el hombre, pero también ángel. Siempre me he preguntado qué sentirán cuando se miran al espejo los ordenantes, así como las manos ejecutoras de tales... “hazañas”. Posiblemente nada, muestra inequívoca de cuan extendida está la enfermedad que la otra noche apuntaba: el autoengaño. Aunque... si es vanagloria lo que devuelve el cristal... ¿hablamos de maldad?
A fecha corriente, por increíble que pudiera parecer entonces, el partido por cuya militancia te “eliminaron” preside ahora el Parlamento Vasco. Los socialistas gobiernan Euskadi con el apoyo del PP. En breve, un pacto conjunto PSE-PP probablemente desaloje de la Diputación de Vitoria al PNV para devolvérsela a quien la “ganó”. Sí... hoy, por fin, tu muerte sirvió para algo: para que la democracia parlamentaria se haya impuesto en... “Las vascongadas” (¿”País” vasco... por qué?)... para que la paz sea, de verdad (de la verdadera), no una utopía sino una esperanza fundada. Una esperanza que inaugure nuevos y buenos tiempos.
Ahora toca seguir cuidando tu plantita... y las de tantos otros, para que crezcan fuertes y sanas. Para que se comprenda que el terror no es la solución... a nada... a nadie. No se trata de que haya vencedores ni vencidos. Se trata de que exista digna convivencia; no necesariamente fraternal si ello no es posible, pero sí respetuosa. Ocurrió en Irlanda... ¿por qué no aquí?
Esta mañana nubes negras apenas dejaron caer cuatro gotas. Mucho aparato eléctrico.
Más eléctrico aparato aún en Leve-gris, que no llovió ni gota esta mañana.
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Esta mañana Zeus increpaba desde las alturas con el típico: “¡Maldición, rayos y centellas!”.
El antitópico: “¡¡¡yerornauyfoig bruvasrojuuurrr acojeputrayunoooj vasdulozerrianussss!!! profería Leve desde las bajuras esta mañana.
Esta mañana Leve no era leve sino el denso trueno que tronaba haciendo que resonara todo su interior. La muchacha... que ha querido solidarizarse con Don clima. ¿O ha sido al revés?
Pero como no hay mal que por bien no venga, tal estado será la solución perfecta para el Dr. Fronkonstin...
("El jovencito Frankenstein", Mel Brooks - 1.974)
quien ya no ha de estar pendiente de partes meteorológicos, ni debe desesperar porque fracase en los primeros intentos de dar vida a su ansiada criatura...
Bastará con que la enchufe a Leve. ¡Tiene sobrecarga de chispas!
Al ir al servicio en el trabajo esta mañana he escuchado un ruido justo al lado, en el de caballeros que se encuentra cerrado a cal y canto pues los varones están en la planta baja. Las puertas tienen cristales translúcidos que me han permitido medio asomarme. Mis sospechas se han confirmado al comprobar turbiamente que un pájaro volaba en círculos. Entrar suponía una pequeña odisea. Busca la llave y agénciate alguna herramienta con la que poder abrir pues no hay manivela. Bueno, tampoco odisea... sólo resultaría algo más laborioso.
No tardo demasiado en solventar la primera parte. Una vez dentro descubro dos pájaros dando vueltas como aspas de molino, golpeándose incluso con un pilar de cuando en cuando; medio atolondrados ya, supongo que desconcertados. “¿Por dónde puñetas os habéis metido?”, pregunto en voz alta. Mi superarchimegavisión hace un recorrido veloz con sus rayos alfagammabeta y... ¡eureka!... detectan el origen del misterio: una de las ventanas tiene apenas 3 cm abiertos por donde sale una manguera, a su vez casi espachurrada con la persiana, y una nota expresa encima que dice: “no tocar”.
- Claro, tanto investigar, tanto investigar pa’ qué... pa’ veros ahora “atrapados”. ¡Y vuelta la burra al trigo!... ejem... y vuelta los vencejos a meterse donde no deben.
Estoy empezando a pensar que son una especie bobita perdía’, pero a fin de cuentas no se puede pedir peras al olmo... ejem, digo razonamiento a un pájaro. Más tarde hablando con un compañero ducho en ornitología me ha confirmado que en efecto son un poco “lelos”. Los ha comparado con los ratones, que entran en los lugares más insospechados por espacios mínimos y luego no saben cómo salir.
Subo la persiana de la otra ventana hasta arriba y abro las dos hojas. A uno de ellos le dirijo y rapidito logra salir. El otro, se encarama al altísimo techo... “¡cachisssss ahí no alcanzo...!”. Voy al cuarto de la limpieza y regreso con el palo de una fregona. Le doy suavito con un extremo, pa’ que espabile... Le cuesta “despegar” pero de nuevo gira como una noria.
- Pero criaturica... ¡ve hacia la luuuuuuuzzzzzzz, veee hacia la luuuuzzzzz! a la par que me da un mini (nunca mejor dicho) ataque de risa porque de repente me veo habiendo menguado bastante en altura, con grandes gafas tipo Ray-ban y a lo Tangina Barrons, cual médium estelar de “Poltergeits”.
No hay manera. Ni pidiéndoselo por las buenas, ni por las regulares, ni por las malas... ni intentándolo con mi supermegatelepatía; fracaso absoluto. “Pues tú verás si te decides pero no te pienso dejar aquí bajo ningún concepto, que lo sepas”. Como respuesta se hace el sueco nacionalizado en Suecia así que no queda otra: esperar. En apenas unos minutos... ¡zas!, se deja caer al suelo. Rauda (que las superheroínas estamos muy en forma) me agacho y... “¡te tengo!... Pero suéltateeeeeee... La mare que te parió... tú no eres un vencejo... ¡eres un águila disfrazada!... ¡Quieres soltarte y tranquilizarte que sólo pretendo echarte una mano para que salgas de aquí!”.
Menudo poder tenían sus “garfios” y cómo se agarraba al borde de una losa del suelo el muy (por su considerable tamaño seguro que era un “él”... so pena se tratase de una “gran tipa”... ¿o es “pajarraca”?)... En realidad pobrecito... decir que estaría asustado es poco cuando he conseguido “arrancarle” y sacarle por la ventana. El corazón le latía a mil por hora... o casi.
Por otra parte no doy abasto con esto del pluriempleo. También he tenido que proceder, snif, al levantamiento de dos cadáveres. Luego... ¿soy juez... y parte... que aparta? Y es que ya puesta he “inspeccionado” abriendo una puerta que había cerrada, topándome con los cuerpos en el suelo, junto al inodoro. Mayor sorpresa ha sido comprobar que había otros dos pájaros más en la papelera, pero moviéndose... aunque aparentemente no con demasiada energía. Medio vivos o medio muertos han logrado iniciar el vuelo... sin necesidad de “R.C.P”. Esto de la reanimación cardiopulmonar fue parte del “cachondeíto” que se tuvo conmigo por el supuesto fallecimiento de Pavarotti, quien de momento no ha caído. Hasta se ha echado novia –o novio, ejem... desconozco su orientación sexual- la / el cual ya se ha instalado en su apartamento; o sea en la persiana del ventanal que hay a mi vera y ahora salen de picospardosvuelos juntos cada día. ¡Cómo corren estas avecillas en sus relaciones sentimentales! Mejor, mejor... así no pierden el tiempo, que nunca se sabe de cuánto disponemos. Aunque empiezan a tocarme pelín las gónadas. A más inquilinos, mayor evacuación... dobles caquitas, doble retirada. ¡Ufff... se me acumula el trabajo!
En resumidas cuentas... ¡Superleve en acción!... otra vez. A este paso, y para ir creando identidad en Almerialópolis, voy tener que confeccionarme un traje apropiado; con capa y todo. ¿Rojo?... sí, me favorece ese color además es acorde con los cambios que se avecinan. Así, cuando me vean “volar” dirán: “¿Es un pájaro gigante... es un avión... es un globo... es un burro volando?... No, es... ¡SUPERLEVE!
Concluyendo con la croniquilla diaria... mucho mejor la pista de baile del aseo de caballeros que el de damas... ¡casi triple espacio y en cuadrado! No importa Fred, tú y yo tuvimos nuestro momento estelar y nos apañamos requetebien. Y si “más vale maña que fuerza”... ídem “saber moverse conjuntamente con gracia en una baldosa que kilómetros donde hacerlo desgarbadamente”.
¡Ay, ay!... menos mal que tengo el “humoreo” y el “amoreo”... y se canta, y se baila, y se silba, y se tararea... y se espera... a la esperanza...
Ale... con dios (rogando y con el mazo dando). . “Ante él, como espléndido juguete que ningún hijo de las estrellas podría resistir, flotaba el planeta Tierra con todos sus pueblos. [...] Luego esperó, poniendo en orden sus pensamientos y cavilando ante sus poderes aún no probados. Pues aunque era el amo del mundo, no estaba del todo seguro sobre lo que hacer a continuación. Mas ya pensaría en algo.”
En unas horas de milonga he descubierto y redescubierto que...
Un tango... es la poesía escrita con la tinta del lamento de un bandoneón y el trazo de la nostalgia de un violín.
Un tango... es la hiedra que enreda a quienes alejan distancias y aproximan espacios.
Un tango... es un encuentro... un abandono... un regreso.
Un tango... es la lágrima disfrazada de melancolía que se asoma al abismo del vacío sin arrojarse.
Un tango... es el cruce de miradas que se convierten en espadas.
Un tango... es la fusión interna de los amantes que se engarzan externamente.
Un tango... es la cercanía de dos desconocidos, que se preguntan la razón de que su corazón se acelere al rodear y rodearse por quien antes jamás se vio.
Un tango... son unos ojos cerrados que giran unidos a otros por el puente de la sien.
Un tango... es la bofetada que no se da.
Un tango... es el gesto escondido que clama silencioso por salir.
Un tango... es el cimbreo de dos almas que vibran sostenidas en cada paso de sus cuerpos.
Un tango... es la intersección del ángel y el demonio que cada uno lleva dentro, deslizándose sobre una pista de la mano de otro demonio también fundido con su ángel.
Un tango... es la confusión de piernas que en su vértigo se creen brazos... que se abrazan.
Un tango... es la caricia vagabunda que no encuentra puerto en el que atracar.
Y como quiera que el cabaret "La luciérnaga" además de disponer de un espacio de honor para la música brasileña lo tiene para otros géneros procedentes de tierras latinoamericanas... doy un brinco en la vida real para "tanguear", no bailando yo (¡aún!), vía un espectacular espectáculo made in Buenos Aires. Otra espinita que algún día me desclavaré: moverme a ritmo de tango. Paciencia, paciencia...
¡Márchome que llego tarde, llego tarde, llego tarde...!, como el conejito blanco del cuento.
Hay canciones que están llenas de verdad. Dice Ismael Serrano en una de sus tonadas... “gente que miente por un trozo de calooooorrrrr..."
Pablo Milanés canta así en otra de las suyas...”luego la vida te habrá de enseñar, con la belleza no es fácil andar sin la certeza del bien y del mal, pobre de míííííí..."
Leía el otro día en algún lado que la moral no es el fruto de un árbol llamado morera. Partiendo de ahí... para mí la mentira es la mayor “arma de destrucción masiva”, sobre todo por la variedad de disfraces de que dispone y que le permiten camuflarse tan camaleónicamente; incluso en su entorno más inmediato. No deja de causarme sorpresa que gente que goza de fama de “buena” –y que realmente lo parece- tenga conductas tan antagónicas con los principios inherentes a ese adjetivo: bondad, humildad, honradez, dignidad... y otros tantos valores que cada vez brillan más por su ausencia, o son prostituidos sin ninguna clase de escrúpulo. Claro que eso lo desconoce el groso que generalizadamente le aplica esa... “etiqueta” al individuo-a en cuestión. Y resulta casi cómico (¿o es triste?) que se llenen la boca con autocalificativos del tipo “soy buena gente” como tarjeta de presentación, o para definirse de manera sistemática.
Mientras tanto, a estas alturas, reaprendo más que aprendo que quien es regido por esos valores de manera auténtica no necesita “apelativos”, menos aún aplicárselos uno mismo; sí en cambio llevar a la práctica los actos en concordancia... silenciosos y anónimos por lo general. Algo así como... “que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha”. Es un asunto de... “puertas para adentro”, de tu conciencia y de ti; de nada y nadie más.
Hace un par de noches proyectaron en televisión una película que hacía mucho tiempo que no veía: “Línea mortal”. Trata sobre un grupo de médicos que, ávidos por saber qué sucederá tras la muerte, se provocan un estado que les hace quedarse en el umbral de la misma. Pero no cuentan con que tras la experiencia algo se desata en sus mentes que les obliga a enfrentarse a sus... “pecados”, que parecen perseguirles a raíz del experimento, llegando a considerar que era necesaria la “expiación” -literalmente- para liberarse. “Todo lo que hacemos importa... siempre importa”... es una de las frases que se escucha en la historia. E importa desde lo más nimio a lo más grave porque somos seres con pies... que dejan huellas.
Desde una atalaya de ficción se miente, se usa, se tira, se pisotea a las personas... egoístamente, en pos del beneficio propio. Esa es la consigna de la actualidad... de la época de -como dijo mi amigo Francisco Javier- la inmediatez. Y no importa... aparentemente. Comenta Sangón que hasta cualquier acusado por un delito tiene “derecho” a mentir en el juicio correspondiente a su causa. Y en las relaciones sociales según expertos en psicología resulta incluso conveniente a cierto nivel. Pero una cosa es la “legalidad”, otra la “sociedad” y una más... la moralidad... la ética personal, que al parecer dista mucho de las anteriores.
Lo dije en algún momento y lo repito: según mi opinión el autoengaño es la peor enfermedad que azota a la humanidad, sobre todo en países... “desarrollados”; una auténtica pandemia es lo que se vive. A lo largo de mi caminar me he topado con bastante gente que la padece en mayor o menor grado y, sin eximirles de la responsabilidad de sus actos, lo más probable es que fueran guiados por la inconsciencia -insensatez si se prefiere-, más que por la... “maldad”.
Importa hacer daño. E importa que te hagan daño en tu cuerpo y/o en algunos de tus kiloalmómetros; por supuesto que importa. Pero lo más relevante es que el "alma del mundo" queda dañada ¿irreparablemente? con cada nueva agresión individual. Y de inmediato nunca se sabe su alcance; eso es algo que se averigua a medio o largo plazo. Pero de todo se aprende. A veces la lección lleva como pasapáginas el marcaje de un punto de inflexión. Y casi... hay que estar agradecido por ello.
Hace un par de noches hubo que ingresar de urgencia a mi inocencia. Resultó que el golpe que la dejó K.O. sobre el ring produjo una serie de traumatismos que de inmediato no se captaron. Pero cuando se enfrió el cuerpo...
Aparte del gancho en sí y sus consecuencias, sucede que al contacto el púgil le inoculó una perniciosa bacteria llamada “Vilus Mentiralococo sinescrupulosae algunis”, que apenas le permitió respirar en las siguientes 72 h. Por otra parte mi sistema inmunológico es antagónico con ciertos microorganismos, particularmente con los muy, muy, muy “micros”, así que batalla al canto. Recién ingresada daba penita verla... inconsciente, rodeada de monitores, intubada... pero ella es fuerte, ha salido de muchas que ni se imaginarían. Además está en manos del mejor médico... nada más y nada menos que el doctor Patch Adams, una eminencia mundial en esta clase de males.
En un primer parte me indica que su pronóstico es grave porque, además de que su cuerpo y kiloalmómetros deben luchar contra la dañina bacteria, existe un politraumatismo relevante. No obstante considera que su estado no es crítico pues aunque prácticamente ingresó sin constantes vitales, se han estabilizado.
A nuestro favor tenemos un diagnóstico exacto ya que en el primer antibiograma se ha logrado identificar con claridad el patógeno, lo cual es fundamental para aplicar el tratamiento correcto. Eso en cuanto a la bacteria. Respecto al alcance de las lesiones me dice el Dr. Adams que su importancia reside en que el golpe ha sido aún más bajo de lo supuesto... llegando incluso al núcleo del núcleo del planeta. Que de hecho Ino ha estado al borde de la muerte por una hemorragia interna, pero que por suerte se le ha cogido a tiempo y también se controla la pérdida de sangre en la actualidad. Que las primeras horas tras el ingreso eran cruciales y las ha superado, pero evolucionando con pronóstico reservado. Se le ha administrado la primera dosis del antibiótico de amplio espectro “ve un nuevo mundo cada día”, con el resultado de que ya respira por sí misma. .
En consecuencia ahora paso mucho tiempo en el hospital, como leve-enfermera de mi querida Inocencia, de tal modo que es posible que no pueda asomarme por estos lares con la frecuencia habitual. O igual, considerando que le ha tocado el facultativo que le ha tocado, se restablece prontito. Ya se verá-verá. Claro que... ¿y si me llevo un portátil? Después de todo tengo suertuda suerte pues me han hecho un pase especial que incluye pernocta, porque como ya se sabe en la U.C.I. no se admiten acompañantes permanentemente. Pero como andan escasos de personal y entiendo bastante de atención técnico sanitaria... he pactado con el jefe del servicio echarle una mano con otros pacientes a cambio de que me permita estar allí.
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Ella, Ino, me ha cuidado siempre, de hecho es la proveedora de toda la belleza que nutre mi vida, así que ahora me toca devolverle lo que dio. Dicho de otro modo: quid pro quo. ¿O es “ley del Talión”? Eso y también... “hacer lo que hay que hacer”, que lleva aparejada otra “levehistorieta” que ya tendrá su momento. .
Lo curioso es que mientras escribía no he dejado de sonreír. Independientemente de que Ino está donde está, la realidad es que... ¡de buena me he librado!, ejem... ¡de "bueno" me he librado! En efecto a veces perder es ganar e, indiscutiblemente, quien engaña no gana... jamás...
Entrega para Doña Carlota Apellidos Varios Según Ganas Inventiva y Destino...
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Pues eso... el Sr. Benedetti, allende el paraíso, ha contactado conmigo solicitándome se lo hiciera llegar a usté’, con dedicatoria expresa de su (y mi) parte...
Ya puesta... se puede apuntar a la “batalla” todo el que lo desee, empezando por quien estas líneas escribe, por supuesto. La ayudante puntual del poeta quiere, además, hacer entrega de un leve-abrazoide edición especial. Este sólo para la dama de apellidos cambiantes, que una anda escasa de energía y ha de administrarse concienzudamente.
Si la señorita Carlota desea recibirlo... envuelto en aroma de vainilla allá vaaaaaaaaaaaa...
¡Chin chin por tu alegría!... y por la mía, ídem. .
A menudo Don cine me presenta a Doña música y en otras ocasiones... viceversa. Desde hace unos días me acompaña una banda sonora evocadora... hipnótica... propia de las mil y una noches. Armand Amar es su compositor y su título: “Bab’ Aziz, el príncipe que contemplaba su alma”.
Isthar y su abuelo Bab’ Aziz, un sabio sufí ciego, caminan sobre la cordillera arenosa de un desierto. Su destino es la gran reunión de derviches que tiene lugar cada treinta años, pero nadie conoce el lugar exacto de la cita. Tan sólo sí se tiene fe y se escucha con el corazón el infinito silencio se sabrá adónde dirigirse, porque quien está en paz no pierde su camino. En su trayecto se cruzan con otros viajeros que también van en busca de su destino...
Durante el viaje el anciano va relatando a su nieta una historia... “érase una vez, hace muchas lunas, en el desierto, un príncipe que se miraba en un estanque. Pero sólo los que no están enamorados ven su reflejo y el príncipe miraba a su alma. Y tanto la contempló que terminó cambiando el mundo visible por el invisible...”
Y quizás, quién sabe, no exista el final sino principios... muchos principios...
Por fin encontré el alma del que la buscaba. Y me he sacado la espina que se me clavó la noche en que no conseguí entrada para verla en el cine en versión original. Una espinita que me quité... un dolor menos.
Historia maravillosa que ni en boca de Sherezade habría sido mejor narrada. Es... humanista, sabia, musical, visual, fascinante... profundamente poética. Es... HERMOSA.
Hace ya “taitantos” años entré un día en una tienda de deportes encontrando a un dependiente inesperado.
- Leve.- ¡Manolo!... ¿qué haces aquí? - Manolo.- Dicen que esta tienda es mía. Bueno, sólo la mitad.
Manolo estudiaba en el mismo instituto que yo, pero es algo mayor. Cuando me apunté al club del montañismo del insti él ya pertenecía... ¡Qué excursiones aquellas!... de varios días y noches. Disfrutábamos de la naturaleza y de otras cosas; por ejemplo de los “primeros amores”, je. Recuerdo una salida nocturna que fue una pasada... absolutamente mágica-potágica. También nos pasábamos en otros terrenos, ja... cuestión de la edad.
Manolo acabó llevando su gran pasión a la vida laboral y montó una tienda con un amigo, pero finalmente se separaron; lo que suele ocurrir entre socios... que más tarde o más temprano se convierten en ex-socios.
Es un hombre majísimo, buena gente pero de verdad de la verdadera, montañero hasta la médula, como su compañera de ruta e imagino que su prole -si no me falla la memoria creo que formada por tres criaturas- irá encaminada en la línea.
Desde que se rompieron mis super botas Chiruca estaba renuente a pasar por el martirio de tener que “domar” otras pues se me han vuelto los pies (¿será por la vocación de descalza?) de un delicao’ que pa’ qué. Así que me apañaba con unas Panamá que son otras campeonas aunque algo pesaítas ellas. Peeeeeeero, alguna vez tenía que... “lanzarme al abismo de nuevo”, así que ayer estuve de leve-rebajas en la tienda de Manolo, especializada en montaña que también tiene bastante moda “surfera” y bañadores de competición, pero no biquini-quis que es lo que uso porque como el cloro se los come enseguida, cuanta menos tela menos burbujas se forman en los virajes y nado más cómoda. Llegué diciéndole:
- Manolo... quiero un calzado polivalente pero básicamente montañero, aunque no pretendo hacer ningún "ochomil" claro.
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Y estas son las que se vinieron conmigo...
¡Unas superzapatillas “Salomón”!... que he estrenado hoy. Es la primera vez que uso unas de esta marca y por si a alguien le interesa debo decir que son comodíííííííísimas, que no me han hecho el menor daño y además son ligeras-ligeras y llevan una suela que agarra estupendamente, incluso en gravilla. ¡Gracias Manolo por tu saber! Tengo que pasarme por la tienda sólo para decirle que los temidos “roces” no me han rozado, valga la redun, ni chispa, ni poco, ni na’. ¡Bien! Y que incluso “amarillas” (la cosa de las rebajas limita por el tema “números disponibles”) me parecen pressssiosas... ahora que se han portado tan bien conmigo.
Pero ahí no quedaron las leve-rebajas pues también tenía en mente otras super...
Geox. Decir que son cómodas es decir poco. Casi, casi parece que vas descalza. O incluso mejor porque sientes los pies como entre algodones... Bueno, estas sólo me ha dado tiempo a tenerlas puestas en casa un rato, pero sospecho que tampoco harán rozaduras... ¡son muy blanditas! Dicho queda por si sirve de referencia al respetable. Como colofón a la tarde de Leveterapias III, ejem digo de leve-rebajas cayó, como es natural y muy necesario, el super biquini-qui... (todo "super", como no, para ¡Superleve en acción!)...
Hubiera prefiero colores más vivos peeeeeeeeeeero, si en temporada me cuesta encontrar talla pequeña ni cuento en rebajas.
Y ahora vamos a la auténtica “levedad” de la entrada. Cuando estoy “jodida” pero extrañamente contenta (me lo enseñó Carlos Cristos... y el estoicismo en sí) me compro un par de zapatos (¡vaaaaaaaaale, esta vez han sido dos... ¿y qué? Como dice mi amiga-jefa Julia me los merezco... “porque lo valgo”... Es que ahora le ha dado por llamarme “chica L’Oreal” precisamente haciendo honor al famoso eslogan que acompaña a la marca y que es un canto a la autoestima). No deja de ser curioso ya que esencialmente soy una “descalza”... religión esta de la que hablé en la etiqueta “declaraciones”. Y me suena que varias veces hice apuntes sobre la condición en algunos otros escritos.
Hasta hoy nunca me había parado a pensar en la razón, que en realidad me ha sido revelada como por arte de magia... potagia siempre, mientras caminaba. Creo que es una estrategia de mi mente y alma con la que pretenden darme ánimos para continuar caminando... siendo quien soy, sin traicionar mi naturaleza ni mis valores... pase lo que pase, pise quien pise... siguiendo siempre adelante... dejando el calzado viejo atrás... nunca regresando a los pasos dados. Por eso compro zapatos... para estrenar un nuevo camino, aunque recorriéndolo a mi modo, que se irá nutriendo a base de aprendizaje. Y esa, sospecho, “es la cosa”... que diría el protagonista de una escena de la maravillosa adaptación cinematográfica de la obra de Pérez Galdós, “El abuelo”. Pero me reservo más comentarios al respecto porque alguna noche se proyectará en la filmoteca “La luciérnaga”.
Concluyendo con la tarde de “leve-rebajas” aviso de que tengo intención de comprar otro par... (¡manirrota!, ejem... ¡pierrota!), pero “de vestir”. Imprescindibles también por motivos que ya explicaré llegado el momento. Dicho lo cual recordar que...
¡Olé Serrat... olé Machado!
También... yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles como pompas de jabón... aunque estallen... ¡plof!... ¡plof!... ¡plof!...
Pd. Me acabo de dar cuenta de que el biquini-qui es de lo más amoroso... ¡tiene corazón!... tan grande que no le cabe en el pecho y ha de llevarlo a la espalda, je.
Hacía unos días que no veía a Doña Paca pero hoy hemos vuelto a coincidir en la cafetería. Ha sido ella quien se ha acercado a saludarme pues yo estaba ojeando (u hojeando) el periódico. Que por cierto... ¡qué majo Rafa!... de un tiempo a esta parte lo tiene controlado si está ocupado y cuando se queda libre sale de la barra para llevármelo a la mesa. Da gusto que haya gestos de amabilidad como ese en la cotidiana cotidianeidad, lo cual le he transmitido, así como un... gracias-gracias-gracias.
Le he preguntado a Doña Paca qué tal se encontraba y me ha detallado tooooooooodo su historial médico junto a alguna cosilla más. Incluso me ha revelado su edad: 74 añitos lleva en la vida. Que si hoy le han dado los resultados de unos cultivos y que no han salido como esperaba, que si la gimnasia que le mandaron para su vejiga le ayuda y así atrasa la operación que le da mucho miedo la anestesia, que si los huesos, que si la hernia de hiato, que sí...
- Leve.- Pues está usted estupenda de aspecto para su edad (verdad de la verdadera). - Doña Paca.- Será por fuera porque por dentro estoy mu’ escacharrá’. - Leve.- Sí, tiene achaques pero el alma ha de estar mu’ sana, que ya sabe lo que se dice... “la cara es su espejo” y usted la luce muy bien. Además... ¡virgencita-virgencita... que nos quedemos como estamos! - Doña Paca.- La misma cosa en la mirada que la del cuadro... - Leve.- Ja, ja, ja... (aún no he ido a comprobar mi supuesto parecido con la madre de Dios, pero cualquier día me lanzo a ello).
Me gusta hablar con la "gente otoñal"... ejem, en realidad escucharla. Los mayores son tan frágiles o más que los niños. Y basta a veces con prestarles unos minutos de oído atento para que se sientan un poco menos solos... que a muchos les come Doña Soledad porque no tienen con quien comunicarse. Por ejemplo el marido de Doña Paca padece Alzheimer... no muy avanzado aún pero el deterioro ya es una evidencia. Y sus hijas... lo que pasa... están ocupadas con su propia prole, sus trabajos, sus rutinas en definitiva... aunque se ven todos los días conste.
Nos hemos despedido y he seguido con el periódico. Desde hace un tiempito se publica una sección en la que familiares, amigos... escriben “cartas homenaje” a seres queridos fallecidos. Algunas son muy emotivas, incluso literarias, por lo que suelo leerlas. En la de hoy aparecía la fotografía de otra Doña Paca. Era un primer plano de esos que favorecen poco, formato tipo carnet pero más grande, y efectivamente su rostro delataba lo que rezaba el titular que acompañaba: “Una mujer cargada de ternura”. Ciertamente le colmaba la mirada.
La ha escrito una nieta que la recuerda cada día desde que hace seis años se marchó. La define como una persona sencilla que nunca tuvo mayor pretensión que vivir rodeada del cariño de su familia, y que tenía el malestar de los genios... del que sufre porque es capaz de entender cosas que otros no logran imaginar que existen... de quien sabe que sentir es andar más despacio. En el que fue su "ser-estar" seguramente tenga que ver la difícil vida que le tocó... con ocho años no le quedó otra que hacerse cargo de sus hermanos por la temprana muerte de su madre, aparte de vivir la guerra y todas las penurias de antaño.
Creció y crecieron con ella mientras repartía besos, caricias y abrazos por toneladas. Cuenta su nieta que la despertaba cada mañana para ir al cole haciéndole cosquillas. ¡Qué delicia amanecer así!
Decía “Doña Paca” que lo más importante que tiene una persona es la conciencia pues es la única que puede pedir prebendas y que, al final, sólo vives con ella por más acompañado que se esté. De manera que hay que mantenerla "aseadita".
Y por supuesto no se puede obviar su “imperativo” por excelencia: “¡Tú no que quites mérito!". Eso sí que es invitar a la autoestima... eso sí que es ser sabia. ¡Qué bonicaaaaaaaaa!... lo que me gustan a mí este tipo de personillas.
“Tu ejemplo diario me ayuda a intentar ser cada día mejor persona. Gracias por elegir tenerme a tu lado”. Así se despide su nieta... y de paso yo con ella... con ellas.
Pd. “Tu ejemplo diario me ayuda a intentar ser cada día mejor persona. Gracias por elegir tenerme a tu lado”... me ayuda a intentar ser mejor persona... gracias por elegir tenerme a tu lado... ¡mmmmmmm qué bien suena y resuena continente... y contenido!
Anoche, en el cuadrilátero de mi presente, descubrí una verdad que me propinó un gancho directo en el alma. Y tanta fuerza llevaba que me dejó K.O. sobre el ring en el primer asalto. Magullada, atolondrada, con brechas sangrantes en algún kiloalmómetro... pero... ¡Ali-hop!... de nuevo en pie, erguida en vertical, con la barbilla alta, los ojos bien abiertos... y sabiendo más de lo que sabía ayer. Sabiendo, de hecho, lo que es preciso saber. .
Riesgos de mezclarse, siendo nadadora... ¡y bailarina!, con quien practica el boxeo. Claro que en teoría el deporte del púgil en cuestión es otro, no de con-tacto; carente por completo de tacto en este particular, ya que el causante de que cayera a la lona fue un golpe bajo. Lo que vuelve a confirmar, tal como referí hace unos días, que... son malos tiempos para la lírica.