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martes, 29 de junio de 2010
domingo, 27 de junio de 2010
De... porqué Leve mudó de piel cual serpiente en los últimos meses
Esquinita de las alturas de mi lugar de trabajo...
Detalle de la fachada de mi lugar de trabajo…
En la planta de arriba, justo enfrente de la escalera y a mano derecha desde esta óptica, se encuentra mi espacio...
El extintor que se ve al fondo en la imagen anterior no aguantó en la pared poooorque...
¡Doña Humedad vive oculta entre las paredes siendo la mayoría muros de más de medio metro de ancho, ainsss! Y claro... lo que se cuelgue en ella, va a ser que no aguanta.
Siguiendo el pasillo (de los vientos y corrientes constantes que, junto a Doña Humedad, me obligaron a cambiar de piel como serpiente a lo largo de los meses) y girando a derecha llegamos al Polo Norte. Quiero decir a la pista de baile. Ejem, perdón, al baño de señoras...
A su vera está el de caballeros, cerrado al uso. En breve averiguarán la razón. Tan sólo apuntar que en temporada de ¡Superleve en acción! (y/o de cría de pájaros) a menudo tengo que entrar y para poder abrir he de:
- Bajar a por unos alicates que hagan las veces de manivela de la puerta.
- Subir a una habitación a por la llave del cuarto de limpieza que, a su vez, alberga la llave del candado.
- ¡Coger al pajarito y liberarle!
- Volver a dejar llaves y alicates en su correspondiente sitio.
¿Ven eso que parece una manguera y que sale a la calle precisamente por donde se cuelan los pío-pío...? Pues no sólo es una simple manguera. Se trata en realidad del... ¡sistema de abastecimiento de agua al edificio! Yo, todavía no comprendo semejante ¿apaño... o chapuza?... Un auténtico expediente X...
Y justo encima de donde conecta la manguera, en el techo nos encontramos un agujerillo...
¡Bah!, una minucia de aproximadamente 1x60 de tamaño. ¿Y qué podría haber ahí dentro? Mejor no tentar a la suerte y pasar de largo, que los agujeros negros nunca han tenido buena fama.
Llegados a este punto de la excursión, refresquémonos un poco en el aljibe, inmerso en pleno jardín de Mordor, digo selva desde que no hay jardinero que asome la nariz, ejem, quiero decir el cortacésped, la desbrozadora y demás utensilios propios del oficio...
El sistema eléctrico también es digno de mención, tal y como se puede observar en el habitáculo que ocupo en el centro...
Y vuelve a ser merecedor de detenimiento...
Las cerraduras son lo último en materia de seguridad...
Una de tantas goteritas. Esta se encuentra al otro lado de una de las paredes de mi habitáculo...
Otro par de agurerillos, cuyo misterioso interior a bote pronto da más repelús que el mostrado anteriormente (¿¡ eso gris que se ve no parece un brazo de alien depredator :-S ¡?)...
Cierre domótico de ventanas y persianas...
Abandonamos la planta superior y bajamos... ¡Vaya, pero si nos topamos con el abominable hombre de las nieves! Es decir el Yeti, aunque envuelto. O lo que es lo mismo: un congelador de ¡-80ºC! que como no hay donde colocarlo y el edificio está como está... pues ahí sigue, "criogenizado" :-D. A ver si puede resucitar en el futuro, aunque al paso que vamosssss...
jueves, 24 de junio de 2010
El plan B se impone sobre el plan A
Una mujer muy sabia despertó una mañana y al mirarse al espejo vio que tenía solamente tres cabellos en su cabeza. “Huummmm”, pensó, ”creo que hoy me haré una trenza”. Así lo hizo y pasó un día maravilloso.
El día siguiente, al despertar, volvió a mirarse al espejo y descubrió que tenía únicamente dos cabellos en su cabeza. “Hummmm”, se dijo. “hoy me peinaré con la raya en medio”. Así lo hizo y pasó un día grandioso.
A la mañana siguiente, cuando despertó fue directa al espejo y notó que solamente le quedaba un cabello en la cabeza. “Bueno”, concluyó, “ahora me haré una cola de caballo”. Así lo hizo y tuvo un día muy, muy divertido.
El día siguiente, nada más despertar corrió al espejo y enseguida notó que no le quedaba un solo cabello en la cabeza. “¡Qué bien!", exclamó. “¡hoy no me tendré que peinar!”.
Y es que la vida, la buena, la necesaria, la verdadera… no es esperar a que la tormenta pase, ni es abrir el paraguas para que todo y todos resbalen...
De todas maneras... ¡me alegra tener muchos cabellitos en la cabeza!... ¡Aún!
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lunes, 21 de junio de 2010
¡Empezó el verano!
Hace cuatro meses, la piel de osa...
Hace tres, la de cordera...
Hace dos, la de la vaquera que cuida a los animalitos mencionados...
A propósito... la paz sea con el respetable, que conmigo ya va siempre :-) ...
Hace un mes...
Hace nada, o sea hoy...
Perdón. Repetimos... hace hoy -y siempre- el uniforme de trabajo...
Levecustomización del susodicho que sirve para decir ¡hasta la proxima!, en la que se desvelará el gran misterio de la permuta constante de piel.
Pues la cosa no queda en un simple... "Cuando el grajo vuela bajo hace un frío del carajo...".
sábado, 19 de junio de 2010
Oferta de nuevo curso
¡Olvídese de todo eso! Con el nuevo curso que le ofrece la academia "Levecaireles", se acabaron sus problemas y nunca más apartará la vista de la pantalla mientras escribe...
Siguiendo la metodología Leroy Anderson y teniendo como tutor al profesor Jerry Lewis... ¡éxito asegurado! Sus dedos mecanizarán el movimiento y su pensamiento quedará libre de toda orden consciente. Por ortra parte, como poco alcanzará 300 l.p.m. O sea 300 levepulsaciones por minuto, que viene a ser lo mismo que escribir a la velocidad del semi-rayo. Garantizado por la por la propia directora de la academia, habiendo dejado constancia de ello en cualquiera de sus textos-persiana :-D
Interesados dense prisa... ¡plazas limitadas!
viernes, 18 de junio de 2010
Con la semilla de sus palabras plantó...
El hombre que decía no saber contar historias para niños, al igual que el escarabajo, ha dicho adiós.
De casta, le venía al galgo…
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miércoles, 16 de junio de 2010
Humanamente imprescindible
Plantar un hijo...
Tener un libro...
Y escribir un árbol...
Era así ¿no? :-D
¡Ops... aún me queda todo por hacer!
Aunque bien pensado... ¡ya he tenido un blog! y más o menos...
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martes, 15 de junio de 2010
Al hada Basta... ¡nada de basta!
Se vuelve a rogar al respetable, que si alguien está ducho en materia me informe sobre el truqui a aplicar para hacer que el ajuste salga automáticamente. Lo de cambiar ancho y algo desde el edición de HTML de momento no me ha servido.)
Con lo bien que se está descalza... ¡Y que el jamón bueno no es carne!, conste :-)
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lunes, 14 de junio de 2010
Imprevisibilidad más allá...
La publicación de hace unas noches quizás hiciese pensar al respetable que se me había roto el corazón. O peor aún: que me lo habían roto. Las que le siguieron ayudaban a continuar en la misma línea de pensamiento. Y sí… pero no. Esa entrada fue la consecuencia de algo que leí en el periódico, en la mañana. Resultaba imposible no detenerse en aquel espacio del diario. Se veía la fotografía de una niña preciosa, de ocho años, que acababa de fallecer y le acompañaba una emotiva carta, escrita por algún familiar supuse, que fundamentalmente celebraba el tiempo compartido con la criatura y todas las cosas bellas que la pequeña, en su inocente ser y estar, les había enseñado y regalado. Con obvia distancia emocional, sentí esa gratitud y alegría en paralelo, pero al mismo tiempo también el difícil camino de dolor que sus padres y “vinculantes” debían recorrer en adelante... sanando poco a poco... “puntada a puntada”, si además de sobrevivir aspiraban a vivir.
Y ya con el dedal puesto... un hilo lleva a otra hebra... y a hilvanar de nuevo la aguja…
Sí, más allá del odio... del amor... y de la indiferencia, ni las cosas, ni los sentires, ni las gentes son siempre lo que parecen...
E incluso más acá.
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jueves, 10 de junio de 2010
¿La que el viento se llevó?
Se trata de una novedad pues aún cuando Ino ha estado ingresada en varias ocasiones por diferentes K.O, o perniciosas bacterias y viruses invasores de diversa índole que la atacaron por sorpresa, nunca me había pasado algo así. ¿Incapacidad temporal?... ¿limbo emocional?... ¿consecuente autodefensa?... ¿sanación sentimental?... Sea lo que sea siempre hay una primera vez para todo. ¿Tal vez estoy “probando” la modalidad cinética-energética que aún no conocía, o sea la “indiferencia”? Porque sí señoras y señores... odiar he odiado. No en gran cantidad, ni durante mucho tiempo y algo me enseñó aquel estado: es de un cansino que pa’ qué y posiblemente el disfraz más eficaz para ocultar un exceso de dolor. También aprendí que no conviene frecuentarlo pero sí resulta positivo asomarse a su territorio, para saber donde no hay que permanecer; por uno mismo y por el resto.
No obstante aclaro que, aunque la frecuencia ha disminuido, sin fingimiento alguno continúo besando, abrazando, sonriendo con boca y mirada a “mis vinculantes”, pero... una parte de mí, “la que más se acerca”, no está. No la encuentro, aunque tampoco la busco realmente. Y casi me da igual no hallarla, o hasta puede que prefiera que no vuelva. Porque, extraña e independientemente de la porción de paz desvanecida, experimento presencias y ausencias desde un punto de singular e inexplicable bienestar. Debe tener que ver con el auténtico estoicismo, que se va manifestando cada vez más y que, hoy por hoy, rechaza cualquier atisbo de intimidad. ¿Por si acaso más de lo mismo...? Probablemente. Ya lo dice el refranero popular: “Del agua fría... huye el gato escaldado”. Ejem, gata.
Puede que ese pedazo de mí se haya marchado de vacaciones, para descansar y regresar fortalecido. “Parada y fonda”, que suelo decir. O igual Eolo, tras numerosas y consecutivas ráfagas, finalmente lo arrancó de un plumazo, digo soplido, arrastrándolo a bandazos a quién sabe qué lugar. O quizás esta vez algo, en ciertos kiloalmómetros, se rompió definitiva e irreparablemente y resulta insuficiente la destreza para remendar esa... la tela humana más propensa al desgarro.
Con un poco de suerte tal vez no. De todas maneras, aunque ahora parezca que no importe... “todo importa”, de modo que ojalá sea más lo primero que lo segundo porque no todo vale... no todo es admisible. Y si “todo” cambia, incluidos nosotros, no quisiera vivir así... amputada por haber llegado –o que me hayan llevado- a un punto no tanto de inflexión como de saturación. Sería muy injusto.
Habrá que esperar... no queda otra, dado que tras lo ya lo vivido merezco un descanso hasta de sentir. Pero esperar en plan Escarlata O’hara, con su característico y en cierta medida desapegado: “Ya lo pensaré mañana”. Y como no, con su mítica exclamación por bandera: “¡A Dios pongo por testigo que no...!”, aunque la realidad de semejante afirmación finalmente no depende tanto de nuestra voluntad... como creemos... y desearíamos...
A ver, a ver… tampoco hay necesidad de llevarlo a extremos y se puede prescindir de la estafa, del asesinato, del robo… :-)
Y digo yo que “esta mi indiferencia” será la razón de que Don amor lleve meses persiguiéndome por toditos lados. No debe querer que me vaya de su Organización. Es que al parecer las afiliaciones han disminuido y claro, no le interesa perder socios :-D
Pd. dulzona:
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miércoles, 9 de junio de 2010
En la comisaría de policía
Agente de policía.- Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarle?
Leve.- Quiero poner una levedenuncia.
Agente.- ¿Cómo ha dicho?
Leve.- Que quiero poner una levedenuncia.
Agente.- Querrá usted decir una denuncia.
Leve.- No, no, ha escuchado bien. Una levedenuncia.
Agente.- Ejem, ejem… dígame…
Leve.- Verá señor agente... estoy siendo acosada.
Agente.- ¿Acosada?
Leve.- Sí, él me persigue insistentemente y empiezo a temer por mi integridad.
Agente.- Creo detectar que se refiere usted a él con cierta familiaridad. ¿Es conocido o desconocido?...
Leve.- Pues en realidad no es sangre de mi sangre, ni amigo, ni vecino, ni compañero de trabajo u otras actividades, pero me ronda desde que tengo uso de razón. Siempre se las apañó para estar próximo. Y últimamente es cuando me persigue de manera casi obsesiva.
Agente.- Si es tan amable, matice un poco más la expresión: "casi obsesiva".
Leve.- Que se presenta de manera continua. Aprovecha cada oportunidad para hacerlo y parece disfrutar en particular mis reacciones cuando menos le espero. Aseguraría que le entusiasma el “factor sorpresa”.
Agente.- ¿Y desde cuándo exactamente se siente acosada?
Leve.- Mmmmmm… comenzó en noviembre del año pasado.
Agente.- ¿Sabe el nombre del presunto acosador?
Leve.- Sí. Se le conoce universalmente como Don Amor.
Al policía casi se le salen los ojos de las órbitas.
Agente.- ¡Señora!… ¿está bromeando?
Leve.- ¿Me ve acaso reír? Este es un asunto muy serio para mí. De hecho ya tuve una herida física por su intervención directa. Es un mago de la simulación en las formas y lugares más insospechados. Se trata de una especie de Mortadelo que dispone de una amplíííísima gama de disfraces que le camuflan a la perfección. Que si de libreta, que si de falda, que de piedra, de galleta, de nube, de parqué…
Agente.- A ver… explíqueme con detalle lo de su herida…
Leve.- Bueno... no es que me atacase propiamente, pero me pegó tal susto que sufrí un accidente como consecuencia de su presencia súbita… ¡Y él fue el responsable!
Agente.- Señora… esta comisaría tiene asuntos más serios de los que ocuparse. Comprenderá que pretender denunciar a algo abstracto es una barbaridad; por no decir una pérdida de tiempo absoluta.
Leve.- ¡Oiga... que este es un asunto de vital importancia! Yo creía que ignorándole se olvidaría de mí, pero sucedió lo contrario. ¡Ha empeorado aún más si cabe!
Agente.- ¿Tiene pruebas de los hechos que ha relatado?
Leve.- ¡Por supuesto!
Agente.- ¿Puede mostrármelas?
Leve.- Enseguida…
Haciendo la limpieza de la habitación de invitados me topé de repente con él, jugando a ser cojín...
Voy a coger ropa del armario y ¡zas!, colgado del pomo...
Decido escuchar un poco de música y al ir a elegirla, ahí está, en el cajón...
Una de las peores cosas que ha hecho es que se adhirió a mis pies y ha pasado todo el invierno ¡siguiéndome los pasos!...
Incluso se escondió en una caja de dulces que una compañera llevó al trabajo...
Suena el móvil, lo saco del bolso y de nuevo cerca, cerca...
Estoy en la cocina, preparando el almuerzo, me giro a coger el guante y ¡sorpresa!...
Pero si en algo demostró su enorme osadía fue al calzárseme a la hora de bailar. ¡Ahora sé porqué me enamoré perdidamente en la primera clase!...
En fin, señor agente, comprenderá que cualquier día como poco me da un ataque cardiaco, por lo que me veo en la necesidad de tomar medidas.
Agente.- Visto así... tiene usted razón. No puede quedar abandonada a su suerte, aunque sinceramente dudo que el juzgado admita a trámite la denuncia contra Don Amor, pero por formularla, que no quede.
(Tic-tac, tic-tac, tic-tac, tic-tac, tic-tac… tiempo que se toma el señor agente para redactar la denuncia).
Agente.- Firme aquí y quedará formalizada.
Leve.- Gracias agente. Me marcho mucho más tranquila sabiendo que en adelante contaré con ayuda.
Agente.- De nada señora. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado existen para servir a la ciudadanía y proteger el libre ejercicio de derechos y libertades. Velar por la seguridad pública, en definitiva.
Leve.- Afortunadamente. Adiós.
Agente.- Adiós… (¿de dónde habrá salido esta… esta…? Del país de las maravillas como poco. Pues sí queeeeee…).
Leve (regresando a casa).- ¡Ayyyyy qué alivio siento! Tengo confianza en poder por fin zafarme del acosador por antonomasia, ta-ri-ra-raaaaaaa…
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sábado, 5 de junio de 2010
Leve Tao Te King
Y tras semejante experiencia sobrenatural, así quedé después de la ducha...
Ahora heme aquí, con un kilo menos de peso y aún llorando (literal) lágrimas de arena. Eso sí... ¡he sido una con el universo! Al menos el universo de una croqueta :-D
viernes, 4 de junio de 2010
Labores del... "hogar"
y con mayor destreza se remienda...
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miércoles, 2 de junio de 2010
Lácteos de temporada
Al asunto pues... alguien desconocido con quien Leve mantiene una conversación de esas estupendamente ágiles, con fundamento y chispa, que suelen brillar por su ausencia en la cotidianeidad y cuando se dan es como si tocara la lotería porque de entrada se presentan por sorpresa, en un momento de la plática se expresa tal que así...
El.- ¿Cuántos años tienes?
Leve.- Mmmmm... pues llevo en el planeta unos 15.275 días; día arriba, día abajo.
El.- ¿Me vas a hacer usar la calculadora?
Leve.- Hombre... me has preguntado la edad y te la digo, sólo que no como esperabas, je. Además, ya sabes lo que se comenta... quien algo quiere, algo le cuesta. Por otra parte si tu mente no desea hacer el trabajo y propiamente no quieres recurrir a la tecnología... el ábaco también es una opción :-P
El.- ¡Cómo eres! :-)
Leve.- ¡A mucha honra!... Y porque todavía no has visto, ejem... oído casi nada. Y tu cifra, ¿cuál es?
El.- 32 añazos ya. Recién cumplidos.
Leve.- ¿Añazos?... Lo dices como si fueras un viejo, pues sí queeeee.... Como no cambie ese chip ya verás, ya, conforme vayas acumulando. Entonces comprobarás lo joven que eras a tu edad de hoy. ¡Y lo inexorable que es el paso del tiempo!
Llegado otro momento de la conversación “El” muestra interés (masculino) por quien suscribe.
Leve.- Muchacho no lo tomes a mal, pero eres un yogurín pa’ mí.
El.- A mí me encantan las chicas con canas, en cambio tú... ¿tienes algo en contra de nosotros, los yogurines, aunque seamos “Danone”? :`-(
Leve.- En absoluto siempre y cuando en la composición aparezca “bífidus activo”, por aquello del... “tránsito intelectual”. Y, en el envase de tu sesera, pareces contenerlo en cantidad digna, sin embargo, a estas alturas de mi life, lo que me gusta es la “cuajada”. Incluso creo que sería lo único que digeriría por alergias varias que he ido desarrollando. ¡Pero que no esté caducada, eeeeeh!
No crea el respetable que mi postura es una cuestión de prejuicio sino de experiencia, madre de la ciencia como todos sabrán. Por lo que si el refranero popular dice: “Agua que no has de beber, déjala correr”, mi leveconclusión y/ o levemoraleja del encuentro se resume en: “Yogur que no has de comer... ¡déjalo tapao’!”.
Glosario para lectores de allende otros lugares diferentes a Spain:
. Yogurín: Dícese del/de la chico-a en edad de merecer (generalmente mucho más joven que el/ la pretendiente o pretendido-a en caso de que los hubiere) que se encuentra en plena mocedad; con particular revolución hormonal/sexuá –operante siempre que es posible- si el sujeto pertenece al género masculino.
. Edad de merecer: Toda aquella en la que NO se haya pasao’ el arroz y por ende se conserve la lozanía física a niveles más que óptimos.
. Pasarse el arroz. En mujeres... imposibilidad de ser máter biológica por acumulación de años y en consecuencia los óvulos son viejitos, o sencillamente están missing. O sea... obligatoriedad de decir “bye-bye” al asunto reproductivo y a perpetuar la especia vía personal. En hombres... generalmente no se da porque la “semillita” (mismamente espermatozoide) potencialmente siempre germina; salvo que existan problemas de fertilidad, o el surtidor no funcione como es debido.
Y por aquello de que antaño este “punto de cocción del cereal” iba ligado al matrimonio u otra forma de emparejamiento, poco menos que irse quedando pa’ vestir santos.
. Quedarse para vestir santos. Ser soltero-a o solterón-solterona, independientemente de que el estado civil/sentimental sea elegido o impuesto. Su origen proviene del hecho de que, antiguamente, las mujeres que no se casaban/arrimaban/arrejuntaban, ya mayores y por no tener marido ni prole a quienes hacer la ropa, se dedicaban a diseñar y confeccionar modelitos a las imágenes de las Iglesias.
Hoy día el término se ha actualizado con palabras como “single” o “impar”.
. Cuajada. Sinónimo de ¿utopía? :-)
Parece que lo he empeorado con las leve-explicaciones ¿no? :-D
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martes, 1 de junio de 2010
To be or not to be... that is the question
–Depende del contexto –me explicó–. Nosotros los camaleones somos como la pausa entre dos palabras.
–Y... ¿nuestra personalidad?
–¿Para qué quieres una personalidad, hijo mío, cuando las puedes tener todas? ¿De qué te sirve ser tú mismo cuando puedes seducir a saurias fantásticas, obtener buenas notas en el colegio y hacer huir a tus adversarios simplemente diciendo que eres otro? Toma ejemplo de mí, que hoy soy tu padre y mañana quién sabe.
Era siempre la misma historia. Bastaba con remezclar los colores e hinchar un poco los divertículos pulmonares para adoptar el aspecto que quisieses; de manera que no podías fiarte de nadie, ni siquiera de los parientes. No era una casualidad que en mi familia tuviésemos todos el nombre encerrado entre signos de interrogación. Yo, sin ir más lejos, me llamaba ¿Viskovitz?
–Ya no sé qué pensar ni en qué creer, papá, estoy confuso...
–Bravo, hijo mío, si estás confuso ya eres un camaleón como se debe. Y ahora date prisa, es hora de ir al colegio.
–¿Al colegio? ¿Y para qué demonios voy a ir?
–Aprendes a tener a raya esa lenguaza, a no adherírmela a la frente.
–Papá, sabes perfectamente que para el dominio de la lengua vale más un buen beso que mil horas de clase.
–No quiero oírte hablar de besos, Visko. Sabes que son peligrosos, que ligan. Con las hembras es mejor no enviscarse.
–Ah, qué bien, ¿y si estás enamorado?
–Bueno, entonces tienes problemas, hijo. No hay peor desgracia para un camaleón.
–¿Te ha pasado alguna vez?
Pensativo, levantó un ojo articulado hacia la cresta terminal.
–Sí, yo también me enamoré una vez. Pero nunca llegué a comprender de quién. Nunca conseguía distinguirla del fondo; entonces me ponía celosísimo. Si alguien rozaba una rama, yo pensaba que le estaba acariciando la cola prensil; si chupaba rocío de una hoja, creía que le estaba lamiendo una oreja. Si me dedicaba a hacer valoraciones sobre el paisaje... Bueno, entonces creía ver los peores sobrentendidos. Por suerte el amor es un fenómeno térmico, ¿sabes, Visko?, y nosotros, los animales de sangre fría, sólo tenemos que preocuparnos entre las once de la mañana y las dos de la tarde...
Tenía más que suficiente del cinismo de aquel saurio; además, quién sabe si era realmente mi padre. Me despedí y bajé por una raíz colgante, pero en cuanto alcancé el estrato arbustivo, me escabullí entre las selagineláceas y las zingiberáceas. Continué más allá del estanque de los nenúfares, hasta llegar al árbol de la camaleona a la que amaba. Cautelosamente agazapado, muy despacio, trepé por el tronco de una caulífera, cuidando meticulosamente la mimesis para que no me descubriera, y luego me dediqué a gozar de su visión. ¡Ella sí era visible! Estaba mirándose en el espejo del agua acumulada en la concavidad de la hoja de una epífita y, canturreando, se desnudaba, desprendiéndose de la piel en un lento striptease, mientras su cuerpo, en lugar de mimetizarse, inventaba fantásticos colores. Oculto tras una orquídea saprofita, apunté y la alcancé con un beso furtivo. Me pregunté si sería el único que lo estaba haciendo. Después extendí la lengua, esperando tímidamente que se recostara en ella.
–¿Quién anda ahí? –gritó.
Quizás había hecho ruido.
–¿Visko? –confesé, pasando por alto el «vitz».
Porque si pronunciabas letras como «T», «L», «D», «N» o «Z» con la garganta seca, corrías siempre el riesgo de que la lengua pegajosa se te quedase pegada al velo del paladar.
–¿Y qué quieres? –silbó.
Con uno de los ojos independientes seguía mirándose al espejo, mientras con el otro me miraba el ojo que la miraba en el ojo que me estaba mirando. Le dije la verdad. Le dije que estaba hechizado por sus cromatóforos cutáneos y que me preguntaba cómo se podía ser tan creativo con las escamas. Ella me sonrió.
–No es difícil –respondió–. Para ser original hay que volver a los orígenes, saurio. El secreto para ser uno mismo es aceptar la renuncia. Vaciarse y dejarse llenar de nuevo. Si consigues eso, voilà, tus colores se pondrán a hablar y, en lugar de signos de interrogación, podrás ponerle a ese ridículo nombre tuyo signos de exclamación. Yo soy ¡Ljuba!
Había pronunciado aquel difícil nombre sin titubeos, haciendo restallar la lengua como un látigo.
–¿Quieres dar un paseo? –me dijo de repente.
Me quedé de una pieza.
–¿Un paseo?
–Sí, es la estación del amor, y al fin y al cabo con vosotros lo mismo da uno que otro... Ven aquí.
No daba crédito a mi buena suerte. ¡Un mocoso como yo con aquella maga arborícola! Me acerqué y descubrí que mis colores imitaban los suyos: ¡bermellones, turquesas, amapolas; jaspeados, punteados, á pois! Caramba, me dije, esto debe de ser la felicidad. ¡Nada que ver con mis descoloridas compañeras de colegio! Por ella era capaz de escalar montañas, de enfrentarme a víboras y mangostas. Y si se confundía con el fondo... paciencia, era capaz de amar cualquier hoja, cualquier puesta de sol, cualquier flor, viendo en cualquier parte sus escamas, y a todo le daría aquel nombre impronunciable: ¡Lllljuba!
Me zambullí en aquel arco iris. Le acaricié los lóbulos dérmicos y me abracé a su cresta, me dejé transportar por sus ondulaciones y me abismé en el olvido, naufragando en sus exudaciones viscosas, adorando cada milímetro de aquellas escamas.
¡Bum!
Caímos de la rama y nos estrellamos sobre las espinas de una acacia silbadora.
Pues bien, al día siguiente descubrí que también mi tonta ex prometida, Lara, tenía idénticas heridas, ¡y lo mismo pasaba con mi apagada y reprimida compañera de pupitre, Jana!
Entonces perdí las últimas certidumbres que me quedaban. Y en ese momento, por fin, me encontré a mí mismo.
Aunque quizás no le haya reconocido.
"¿Quién te crees que eres, Viskovitz?", ("Eres una bestia, Viskovitz", Alessandro Boffa).