martes, 30 de junio de 2009

¡Superleve en acción!

Don mar y yo nos vemos poco en julio y agosto, meses estos que eliminaría del calendario; cosas de que no me guste el caluroso calor.

Otra de las razones por las que no me agradan es que mi santuario natural preferente (leve-rebautizado como “Cala de Dios”) no es que se llene de gente en plan Benidorm, pero va más de la deseable para mi gusto. Cuando no existía internet-e era distinto, pero entre la tecnología, el “boca a boca” y el “desarrollo sostenible”... recibe muchas más visitas que antaño. Habrá que compartir pues en tiempo estival. O no ir. O ir poco... como finalmente hago cada verano. Si acaso, y como quiera que no puedo estar tantos días alejada de mi amor por excelencia, de vez en cuando me acerco super temprano y regreso pronto. Y, a fecha corriente, estoy aprovechando todo lo que puedo porque ya mismito llega el tropel, hasta el punto de que pasadas las 10:00h de la mañana cierran (espero que este año continúen haciéndolo) una barrera de acceso a la pista que lleva a las playas y calas para impedir que vehículos privados entren, teniéndose que desplazar allí quien lo desee con autobuses destinados a tal fin.

El sábado tan sólo estábamos cinco personas y yo en lo que es una cala muy extensa. El domingo como mucho diez... una gozada ya que evito las marabuntas. Me encontraba tan a gusto que se me hizo un poco tarde para mi hora habitual de regreso. Volví al aparcamiento de la playa de Genoveses, que sí se llena incluso en estas fechas si es fin de semana. ¡Madre del amor hermoso!... no cabía ni un alfiler. Fui hacia Salvatore y me encontré con que entre la puerta del conductor y la del “listo-a” que había aparcado al lado había como mucho diez cm de espacio.

Tengo pericia para aparcar, desaparcar... conducir bien en definitiva. Pero por mucha dirección asistida que lleve Salvatore (¿creería el personal que me costó horrores “acostumbrarme” a ella?... y es que con su antecesor “trabajaba los bíceps”. Más de un amigo se ha pitorreado con eso de que... “busco el ejercicio físico en cualquier actividad cotidiana”, je) molesta –es decir jode- tener que estar maniobrando... especialmente porque otro-a te lo impone.

No sé si será porque desde peque he sido una especie de “defensora de causas perdidas”, lo que me ha creado más de un perjuicio personal, pero me dispuse a escribir una nota en los siguientes términos: “Buenas tardes, vecino-a de estacionamiento. ¿Qué tal la jornada playera? Confío en que muy bien. Esto... mira que te haga una preguntilla... ¿te has parado a pensar en que tal vez, sólo tal vez, el conductor del coche al que has cerrado por completo el paso podría tener una discapacidad física y en consecuencia la excesiva proximidad del tuyo le dificultase sobremanera, repito... sobremanera, el acceso a su vehículo? GRACIAS POR TENERLO EN CUENTA EN LO SUCESIVO Y NO CONTRIBUIR AL AUMENTO DE “BARRERAS ARQUITECTONICAS” QUE YA DE POR SÍ EXISTEN PARA CIERTO SECTOR DE LA POBLACION” .(la parte final en mayúsculas, pa’ que lo viera bien). No pertenezco al grupo mencionado pero...

¿Qué conseguiría con esas líneas? A bote pronto se me ocurren tres posibilidades:
- Que le entrase por un ojo y le saliera por el otro, pasándose el mensaje por salva sea la parte anatómica de su idiosincrasia, dependiendo del sexo de quien la leyera. Es decir nada.
- Que eso le hiciera “detenerse” un poco recordando que en el mundo hay más gente y que si tuviésemos en cuenta las consecuencias de nuestros actos –al menos las de cajón-, seguramente ayudaríamos a que todo funcionase mejor. O al menos no jorobaríamos tanto, que ya es bastante.
- Que le tocase las gónadas, más o menos poderosamente, lo cual por otra parte no estaría del todo mal... aunque sólo fuera por las... molestias ocasionadas.

La coloqué pillándola con el limpiaparabrisas y ya sí me metí en Salvatore por la puerta del copiloto, que tampoco se podía abrir completamente. Pero... ¡cachis en la mar!, tropecientas veces tocó mover el volante porque el “listo-a” para salir de su coche tuvo, a su vez, que dejarlo adelantado de tal manera que me comía considerable espacio para poder girar cuando echase marcha atrás. Y es que sucede que a medida que van llegando forman hileras aprovechando al máximo para que haya más plazas, con lo cual dejan la distancia casi justa para salir del hueco que se esté ocupando. Eso siempre y cuando todos los vehículos estén aparcados más o menos en línea, que no era el caso por la “eminencia” que me había tocado a la vera.

No pude evitar soltar un: “¡qué cabroncete!”, resistiéndome a creer que un coche decorado con elementos como una bandera de “Sex Pistols” -con un lema que prefiero no reproducir- y otros detallitos lo lleva una fémina, aunque todo es posible. Que sí... que es un prejuicio pero es que algunos se equivocan tan poco... y este tenía toda la pinta de ir en esa línea. Rectifico... lo que en realidad dije fue: ¡qué cabrón!... para qué me voy a andar con suavidad irreal. Eso sí, lo dije bajito y con tranquilidad, casi riéndome pues tenía dos opciones: enfadarme o no enfadarme. Opté por la segunda ya que no estaba dispuesta a que echasen a perder la estupenda mañana que pasé.
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Después de que Salvatore pareciera una de las muñecas de famosa que se dirigen al portal de puros “pasitos” que dábamos...

logramos salir del estacionamiento propiamente dicho, pero tocaba hacerlo de la zona de ídem por el tramo que lleva a la pista principal. No importa que haya señales que digan que no se permite el aparcamiento bajo retirada de grúa. No. Importa que ambos lados del tramo estaban llenos de vehículos a la par que vacíos de espacio. Tuve que esperar un rato pues no dejaban de llegar coches hasta que parecía que no se acercaba alguno (una curva impide la visibilidad del tramo completo). Recorrido un tercio del camino... ¡zas!, coche enfrente, con otro que le seguía. Hice un cálculo y como quiera que había avanzado menos distancia opté por ser quien regresase marcha atrás... no había otro modo de resolverlo: o él... o yo. El tipo ni me miró siquiera. En cambio casi saliendo por fin, apareció otro y teniendo un pequeño hueco a mi derecha metí el morro lo que le permitió avanzar. Este sí que agradeció con sonrisa incluida y por nada... o casi nada. Si es que en la viña del Señor... de to’ tié’ que haber.

Como soy ducha en poner reclamaciones, quejas, cartas al director de periódicos de mi parte o de la de otros que me pidieron lo hiciera por resultarme fácil la redacción... ¡marchando una al ayuntamiento de la zona!, pa’ contar lo que pasa y que se espabilen o puede que arda Troya. Lo digo con conocimiento de causa pues ya lidié con un asunto parecido aunque en la ciudad, concretamente en relación a una calle de ¿servidumbre? por la que accedemos al garaje, que ha creado conflictos varios hasta casi hacer... “llegar a las manos” en alguna ocasión; que lo he visto con estos ojitos. No se sabe si ¡superleve en acción! con sus llamadas, misivas y en resumen solicitud al consistorio tuvo algo que ver en que medio se resolviera, pero coincidió en tiempo cuando pusieron señales y pintaron; tal fácil como eso. Sigue habiendo gente que hace lo que le sale de... pero al menos la nueva señalización ayuda algo; sobre todo porque de cuando en cuando la policía hace una ronda y multa a diestro y siniestro. Si es que está visto que mientras no nos rasquen el bolsillo... No deja de ser lamentable que el dinero sea más importante que las personas.

El hecho es que si bien elegí no enfadarme, los dos episodios me habían alejado un poco del bienestar alcanzado. Pero de repente... algo comenzó a sonar en Salvatore que me devolvió de inmediato a mi estado anterior, aumentando su intensidad benefactora si cabe. Los responsables del cambio fueron unos átomos, desconocidos hasta el momento, que se me agarraron con fuerza por dentro y, aunados en una especie de oración, cantaron para mí...



Y después de que, a base de rebobinar una y otra vez, me acompañasen casi todo el trayecto de vuelta a casa... Salvatore también se llenó inesperadamente de ángeles. Pero esa es otra historia.

No es la primera vez que cuando una canción o melodía se me “agarra” grabo un cd repitiendo la tonada hasta que se llena. O si existen varias versiones... las recopilo y sigo el mismo procedimiento. Y bien por esa vía o similar, la escucho, y la escucho, y la escucho... hasta que se suelta de mis adentrados adentros y se marcha para instalarse en algún kiloalmómetro de quién sabe qué semejante. Aunque de momento en Levelandia seguimos con las clases de... “física y química”.

Se despide... ¡superleve!, hoy también "mujer persiana", témome, ¡glubs!


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lunes, 29 de junio de 2009

Ojos que se cruzan

De camino a la cafetería donde desayuno hay una tienda en la que tienen de todo, o casi; exceptuando alimentación, aunque disponen de galguerías. Y si no lo tienen lo encargas, que te lo traen. Después de tantos años de paso... soy cliente y un poco “amiguilla” de la cajera que, casualmente, es hija de Doña Paca, la señora que me ha convertido en... la Virgen de la Perpetua Levedad, ¡ains!

El hermano del propietario es un señor ciego, de unos sesenta años, con el que en alguna ocasión he conversado ya que suele pasar allí las mañanas. Antes de llegar, se dedica a recorrer varias veces la amplia calle perpendicular al establecimiento. Va caminando con su bastoncillo moviéndolo de derecha a izquierda y dice que esa es su... “rutina de ejercicios”.

Siempre que me cruzo con él, que suele ser con frecuencia, le digo: "¡Buen día!", así vaya por la acera opuesta en cuyo caso alzo la voz para que me escuche. Y sin pararnos responde igualmente, con alegre energía por lo general.

- “¿Por qué le saludas si no te ve?”, me han preguntado.
- “Porque yo sí le veo”, he respondido.
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domingo, 28 de junio de 2009

Finiquito para un "finisher"

Tras el escrutinio de los votos de todas las que me conforman, el resultado de las elecciones ha sido el siguiente: ahora sí llegó el momento porque soy yo quien decide mis propios “qué”, mis “cómo”, mis “cuándo”, e incluso a “quién”...

Pertenecían a la más bella colección europea de mariposas, propiedad de un doblemente noble: por corazón y por título nobiliario ya que es Conde... que no esconde realmente su esencia pese a interponer máscaras. Aparentes... en última instancia pues alcancé a verle, además de mirarle, y con eso basta.

Su dedicación fundamental consiste en envejecer lo más lentamente posible, intentando superarse día a día tanto a nivel exterior como interior. Destila exquisitez en su educación y una notable sensibilidad ante la cultura y la condición humana. Como todo miembro de alta alcurnia que se precie, vive de rentas. De rentas de lo efímero. En este caso de la venta de varios ejemplares de pajarillos del alma, que le dan para unos meses de holgado respaldo económico.

Algunas de esas criaturas de alas multicolor, inmersas en su sueño eterno, escucharon unos cantos procedentes del sur y resucitaron por sorpresa, iniciando un vuelo que las llevó en busca del origen de aquel sonido embriagador.

En su trayectoria llegaron aquí y se colaron dentro de mí por un agujerito que encontraron. Y en algunos de mis kiloalmómetros revoloteaban... moderadamente. Con sus aleteos me contaban cosas que el Conde hacía. Como por ejemplo que cuando alguna “tontería” le asaltaba, se daba un paseo por la planta de oncología de un hospital para que la realidad le zarandeara y recolocase en su posición de privilegio. “Cura de humildad”, así lo llamaba. ¿O era “lección”? Al igual que en otros aspectos, le admiré cuando lo supe. Y el conjunto me animó a quererle... querer. En general así sucedía como comprobé en voz de otros: era querido por quienes le conocían. Su nombre es Víctor pero hubiera deseado llamarse Ulises... para llegar a Itaca. Una noche, desapareció. ¿Quizás se lo tragó el mar mientras realizaba su travesía? No volví a saber de él.
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Me habéis enriquecido, gentiles mariposillas. También, por el popular efecto que se os atribuye la tierra se ha sacudido bajo mis pies... y aún vibra. Pero vuestro tiempo se acaba. Ahora debéis marchar pues este ya no es lugar para vosotras. Y, por favor, en un día como hoy que sé es importante para el Conde Smara marcar finales... transmitidle un leve mensaje de mi parte. Dadle las gracias por... lo hermoso que fue.


"Lo hermoso que fue" - Pedro Aznar y Nilda Fernández
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- Epitafio para una tumba líquida -

“A Lestrigones, cíclopes y fiero Poseidón no encontrarás si no los llevas en tu alma, si no es tu alma quien ante ti los pone”. ("Itaca" – Constantino Kavafis) .


In memorian del Conde con alma de marinero de agua dulce... de agua salá’.
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sábado, 27 de junio de 2009

Leve-elecciones

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para elegir mi modo de decir adiós...

"Comment lui dire adieu" - Françoise Hardy y Jane Birkin
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Disculpen las molestias (y/o silencios).

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viernes, 26 de junio de 2009

Hasta siempre

Siendo peques, mis hermanas y yo jugábamos a algo cuando veíamos la tele. Ya fuera en series, películas o anuncios... si aparecía una chica que nos gustaba, la primera que dijera: “¡esa soy yo, esa soy yo, esa soy yo!”... pues eso, era ella; que para algo se había anticipado en “pedírselo”. A veces se liaban casi batallas campales con tanto "énfasis vocal". Les aventajaba en unos años y rapidez, de manera que solía ganar casi siempre, pero también les dejaba “ser” sus... heroínas de la pequeña pantalla. Excepto con una... me resultaba imposible. Esa intrépida y bellísima y rubísima mujer sólo podía ser yo. Su nombre: Jill Munroe. Su profesión: ángel de Charlie...

Hoy se ha ido de la vida. O se la han llevado en realidad. Gracias Farraw Fawcett por tantos gratos momentos. Por cierto... todavía creo que arrastro la curiosidad por verle la cara al inaccesible de tu jefe.

De él he bailado muchas, muchas de sus canciones. Incluso asistí a uno de sus conciertos que fue espectacularmente espectacular. Podrá gustar o no el género en que se desenvolvía. Podrá incluso agradar más o menos el propio hombre, pero lo que es indiscutible es que ocupa un lugar en la historia musical ganado justamente. Hablo, como no, de Michael Jackson. Gracias también por tu talento...


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Descansad... recordaré vuestro tiempo.
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jueves, 25 de junio de 2009

¡Aprobados!

Cuando hace unos años trabajábamos los sábados, Julia, mi amiga-jefa, llevaba en ocasiones a su hijo Paquito al laboratorio. Mientras la madre leía alguna técnica, generalmente se quedaba conmigo en un despacho. No pocas veces dibujamos juntos, creamos-contamos cuentos, o se sentaba en mi regazo y le enseñaba a manejar el ordenador. Terminaba liquidada porque me entrego bastante con los críos, física y mentalmente, pero también lo disfrutaba un montón. Ya entonces era un encanto.
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Ahora Paquito es Paco, un “chiquitín” de 13 años que mide... calculamos el 1’90, dato que corroboraremos mañana. Sucede que en una pared del centro hay un listón de madera dedicado a la evolución de su “crecimiento”, concretando en anotaciones la fecha y altura correspondientes a cada visita. La última vez que le medí fue hace unos dos meses y alcanzaba el 1’85. Lo dicho... chiquitín que con esa talla por supuesto juega al baloncesto y según tengo entendido muy bien. De hecho su equipo compite a nivel autonómico y creo que han quedado segundos en el ¿”sector”?... mi no saber nomenclatura propia de este deporte. Como soy una “traidora” no he ido ni a uno de sus partidos. El en cambio estuvo el año pasado en el auditorio para ver nuestra actuación de danza, y este no ha ido porque tenía entrenamiento ineludible ya que a la mañana siguiente jugaban, según me dijo la madre.

Paco y yo no nos vemos a menudo pero "conectamos" y cuando coincidimos me cuenta sobre baloncesto, sobre sus estudios... sus cosillas. Tiene además un humor ágil de lo más inteligente que me agrada sobremanera; nada habitual en alguien de su edad. Es un chaval que se relaciona igual de bien con mayores que con menores. Educado, con un corazón noble en demasía (le van a dar de hostiassssss...) y muy maduro. Conozco a más de un “adulto” que ya podría tener el coco y el comportamiento –salvando las distancias que impone su cifra vital- de este crío. La materia prima está en él... pero también se aprecia la labor educativa de los padres. En fin, un primor.

Julia hoy recogió las notas finales de Paco y claro más ancha que larga, no ya por el notable de media obtenido sino porque los profesores han alabado al chaval en aspectos varios, aparte de en su mejora académica desde que comenzó el curso. Siempre me intereso por esta y otras cuestiones relacionadas con él y pregunto, pues me alegra saber que le va bien y que sus esfuerzos –me consta que este año se ha aplicado- obtienen recompensa. Así que, una vez me ha contado, le he pedido que le felicite de mi parte hasta que tenga oportunidad de hacerlo en persona.

- Julia.- ¿Y por qué no se lo dices tú mañana en la comida?
(Con frecuencia los viernes se decide tomar tapitas o comer tras la jornada laboral en plan “compañeros de trabajo”, apuntándose quien quiere y puede).
- Leve.- ¿Es que él va?
- Julia.- Sí, y lo primero que me ha preguntado cuando se lo he propuesto ha sido: ¿Va Leve? (ejem, él lo ha hecho empleando mi nombre de "ahí afuera", ja; aunque en realidad también es de "aquí adentro").
- Leve.- Pues nada más que por eso me apunto, pa’ celebrarle a la criatura sus buenas calificaciones, ale.
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Por otra parte Milagrito también ha recogido las notas de su campeón Angel-illo y ha llevado su “cuaderno de trabajo 2008/09” para enseñármelo. No he podido dejar de sonreír a medida que pasaba páginas. Fundamentalmente estaba lleno de formas básicas... una manzana, un árbol, una casita... rellenas de “pinceladas de dedos” mojados en témperas. Pinceladas que ni siquiera el pequeño dirigía, pero... “se dejaba llevar” y eso ya es mucho. Ha sido un auténtico bálsamo de ternura pasear por esas hojas, imaginándomelo mientras se dedicaba a la tarea.

No creo que le haya visto más de diez veces... pero tal vez por tener a su madre cerca tantas horas, por saber de él... y sus circunstancias especiales, hace que le sienta más cercano.

El profe le ha dicho a Milagrito: “Tu hijo no ha suspendido ninguna”.

Y Leve dice... ¡je!... a la par que deja muestra fidedigna (con permiso de la mater, claro) de que, efectivamente, progresa adecuadamente...
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A destacar sus "Actitudes". Expresa sus sentimientos (sí) - Disfruta jugando con sus compañeros (sí) - Disfruta con las canciones, danzas y audiciones musicales (sí) - Respeta a su maestro/a (sí).

Comparte las cosas con sus compañeros (sí)
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Casualmente esta tarde me los he encontrado en la piscina pues para hacer sus terapias de agua va a la misma que yo. Es de un cariñoso significativo... ¡sobre todo con mis rizos! Le gustan que pa’ qué... debe creer que son un columpio o algo así porque se empeña en agarrarse a ellos. Que no... lo que ocurre es que es muy afectivo con todo el mundo y los mechones llaman su atención cuando va en busca de un abrazo, o beso, o... mostrar su alegría en definitiva porque le saludas.

¿Qué puedo decir salvo que el hecho de que Milagrito comparta conmigo un paseo por el año de trabajo escolar de Angel-illo es un regalo?

Debo ser una sentimental de órdago porque con estas cositas-cosazas... la vida me besa en la boca y a colores se despliega como un atlas...


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miércoles, 24 de junio de 2009

La ley del efecto mariposa

O lo que es lo mismo: acción-reacción-repercusión.

Generalmente recuerdo con mucha precisión mis sueños; hablo de los dormidos, no de los "despiertos"... que también. Suelen ser muy vívidos y en ocasiones –pocas debo añadir- mientras se producen sé que estoy soñando; tengo entendido que a esto se le llama “sueño lúcido”, pero no estoy segura. Una amiga -japonesa ella- tiene la facultad de si se despierta en mitad de uno lindo, lo recupera voluntariamente al volverse a dormir, dándole continuidad. En mi caso sólo lo logré una vez... hace tropecientos años y fue una gozada. Igual a base de práctica... consigo convertirlo en el pan nuestro, ejem mío, de cada día... digo de cada noche. He de ponerme a la tarea.

Esta mañana me desperté sin sobresalto pero habiendo tenido una pesadilla en toda regla al otro lado de la vigilia. Y no porque viera “monstruos”... ni siquiera se puede hablar de miedo por una posible “sensación premonitoria negativa”. Hacía mucho tiempo que no me pasaba y ha sido tan intensa que me ha llevado unos minutos situar en qué plano me encontraba. Básicamente ha consistido en la reproducción de un reciente acontecimiento doloroso para mí; para mi inocencia, matizo. Lo he vuelto a experimentar con todo lujo de detalles y siendo muy fidedigno a como ocurrió en la real realidad, aunque mi mente se ha permitido licencias incorporando alguna que otra “excentricidad”, empeorándolo si cabe.
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El hecho es que, independientemente de que nos haga más fuertes, todo lo que no nos mata nos sacude, más de lo que creemos a priori. Incluso plantando cara a lo que vamos encontrando en el camino... siempre queda algo que se esconde en recovecos del laberinto de la mente. ¿Y por dónde puede, sin censura, aparecer –o reaparecer- sino por la puerta que abre Morfeo una vez se llega su reino? En los sueños claro está. Ahí es donde nos asalta sin remisión lo que la conciencia vela en mayor o menor medida, dependiendo de cómo nos manejemos con ella, dependiendo de qué modo vayamos resolviendo... el eco del batir de alas de ciertas mariposas.

Menos mal que los pajarillos cantan, las nubes se levantan... que no llueva, que no llueva (hoy) virgen de la cueva (¿o es de la Perpetua Levedad?), que voy a "mover" mis alas y pies... y alma para librarme de esta sensación residual desagradable con que me he levantado...
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“Quien quiere hacer algo encuentra un medio. Quien no quiere hacer nada encuentra una excusa” (Proverbio árabe).

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martes, 23 de junio de 2009

Ora pro nobis

Efectivamente la realidad supera ampliamente a la ficción. Mí no dar crédito. Ni en un millón de años lo hubiera imaginado...

Trabajo a unos ocho km de la ciudad; en lo que ahora digamos es una prolongación de la misma que en el pasado era un pequeño núcleo de casas rodeado por mucha vega. Allí, frente al mar, construyeron la universidad así como numerosas urbanizaciones de dúplex que la han convertido en una especie de “barriada dormitorio”, cambiando un poco su dinámica pero persistiendo ese... “sabor a pueblo” que siempre tuvo. A resultas, si llevas unos años moviéndote por el lugar, como poco conoces de vista a la mayor parte de vecinos. Y claro... un día se empiezan a cruzar saludos prácticamente con todos y con algunos incluso se da algo más.

Últimamente me he hecho “amiguilla” de Doña Paca, que es la señora que le tiene alquilado el local a Rafa, quien montó una pequeña cafetería en la que desayuno cada día. Doña Paca también lo hace, casi siempre a la hora que voy, de manera que coincidimos.

Suelo usar muchos picos, que son los típicos mantones de hilo de seda o lana que cualquier abuela de las de antes llevaba. Claro que los míos son de colorines y algunos auténticas maravillas. También jerseys, rebecas e incluso faldas de ganchillo que habitualmente llaman la atención. En consecuencia no pocas señoras duchas en labores varias me han parado para preguntarme o para sencillamente... “sacar el punto”. Es divertido verlas como lo hacen... van tocando la prenda, separan contando rápido a la par que hablan entre dientes... “cuatro vueltas... menguamos... un, dos, tres, cuatro, cinco, seis cadenetas... cinco garbanzos... tres puntos al aire y uno falso... aumentar dos... hacer una lazada... vareta doble...” y tan contentas que se van. Alguna incluso ha sacado un papel y ha hecho un dibujo. Ya lo dice un refrán: “Cada maestrillo tiene su librillo”.
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Doña Paca antaño era una experta en el asunto de hebras más aguja. Y cada vez que me ve con algo, se me acerca y empieza a inspeccionarlo cuando no a alabarlo: “¡Ay lo que me gustaba... qué pena que ya no tenga bien los ojos!". Huelga decir me ha hablado de las colchas que tejía y en definitiva de los trabajos que ha realizado. Ahora, como es natural, tiene la vista cansada a sus aproximadamente setenta años, así que a otra cosa... mariposa, pero lo añora.

El caso es que hoy va y me suelta:

- Doña Paca.- Perdona, pero te lo voy a decir porque llevo mucho tiempo queriendo hacerlo...
- Leve.- ¿Decirme el qué?...
- Doña Paca.- Mira... hay un cuadro con una virgen que es que eres igualita que ella. El pelo, la cara, los ojos...
- Leve.- ¿Cómooorrrr?... ¿Parecerme a una virgen?... ¿yo?
- Doña Paca.- Sí, cada vez que te veo, veo el cuadro. O cada vez que veo el cuadro, te veo así que te lo digo ya, que tenía ganas. Esa cosa que tienes en la mirada... es igual, igual.
- Leve.- ¿Y qué cosa tiene-tengo en la mirada?
- Doña Paca.- Mmmmmm... humildad.
- Leve.- (¡glubs... esto es nuevo!).- Mujer, supongo que es una especie de piropo de modo que muchas gracias, pero me deja atónita.
- Doña Paca.- Es que es así...
- Leve.- Bueno... si usted lo dice...

¡Mi mirada transmite humildad! Pues qué bien, pero se suponía que era “transparencia”, o eso es lo que se me suele decir y además sé que es así. En ocasiones también se me ha comentado que cierta dureza y doy la razón. Cosas de los “momentos (muy) aprieta kiloalmómetros”, que posiblemente dejen -de manera más o menos pronunciada dependiendo de qué ojos se traten- cierta marca. Incluso alguna vez me han llamado “estirada” (aquí no estoy de acuerdo), porque camino mu’, pero que mu’ recta... hay que "educarse posturalmente”, je. Y como llevaba gafas de sol pues... oculta quedó mi “humildad”, ja.

Por aquello de reconocerme como apóstata de convicción no estoy puesta en cuestiones marianas. Es más... si bien Jesús de Nazaret me gusta un montón porque le considero el primer hippie de la historia y su filosofía de paz me interesa, el misterio de María Inmaculada... como que nunca lo entendí ni poco, ni mucho, ni nada. A mí me parecía una madre corriente y moliente; es decir... una de esas que se merece un monumento pero ya está.

Volviendo al supuesto parecido, no sé... ¿una virgen con el pelo rizado? Suena raro, al menos para una ignorante en materia como yo. Habiendo tantas, tantísimas como hay... ¿existirá la Virgen de la Perpetua Levedad? Que no se me ofendan los religiosos que lo digo con todo respeto aunque con humor también, que una no está acostumbrada a que le digan que se parece a la madre de Dios hecho hombre... ¡Glubs!, me da incluso cierto repelús. Me ha dicho que el cuadro está en la papelería y mi menda lerenda no va mañana porque es fiesta aquí, pero de pasado... no pasa, valga la redun. Que lo tengo yo que ver con estos ojos... humildes, je.

En fin, si a lo relatado le unimos que también hoy es el santo de mi nombre aunque yo no sea santa... ha resultado un día de lo más católico, apostólico y romano.

Virgencita, virgencita... que me quede como estoy. y... ruega por nosotros. Amén.
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lunes, 22 de junio de 2009

Levecircense

Soy saltimbanqui de acontecimientos...
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y malabarista de desenlaces...
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Como todos, supongo.

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domingo, 21 de junio de 2009

Leveterapias II

Humoreo...

y amoreo...

aquí y donde puedo-quiero.


Incluso hago nuevos amigos ...

cuando me quito las piernas y me pongo las escamas plateadas.

¿Alguien más ve el perfil humano que veo yo?

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sábado, 20 de junio de 2009

“Levante” que levanta a Leve

Querido Eolo...

Como ya sabrás, nunca empleo palabras relacionadas con la querencia si no la siento verdaderamente en mis adentrados adentros, por mucho que algunas se hayan establecido como “saludo epistolar” o "muletillas" de otro tipo. Y no las uso porque me ocurre como a los indios guaraníes que creen que quienes mienten la palabra, o la desperdician, son traidores del alma. Pues si uno da su palabra... se da a sí mismo. Hecha la confesión de mi afecto por ti, debo decirte que también te odio... de vez en cuando.

Considerando que tengo el mar a 20 minutos de casa caminando en línea recta... no es que me moleste hacer 50 km ida e ídem de vuelta para ir a la “cala de Dios” y encontrarme allí con tu furia desaforada. No es eso. Me gusta cuando estás bravo... denota la fuerza de tu espíritu, tu ímpetu. Ahora bien... distinto es que tengas exceso de brío y arrojes sobre mí tu... mal humor.

¿Lo de hoy tiene perdón? Nada de Leve, ni od-ali-sca G-ali-ana, ni la que vive en el país de las maravillas... ¡Qué falta de respeto atentar contra mi identidad, ejem, identidades de esa manera!... ¿No te da nada querer transformarme... te aburriste de mí... acaso ya no te gusta como soy?... ¡Me has convertido en la mujer croqueta!... de cómo me has rebozado con arena. La he traído hasta incrustada en el pensamiento, ¡ains!
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Dado que mañana espero repetir, si amaneces enfadado y puesto que bastante has gritado hoy con tu “voz del este”, te agradecería te fueras con tus vientos a... por evitar un directo A.T.P.C. diré otros lares. O, si decides aparecer, ten la gentileza de susurrarme como tú sabes... suavito, recorriéndome por entero hasta hacerme casi... levitar.

Pero como no hay mal que por bien no venga... visto que sin comerlo ni beberlo me has trocado en uno de mis platos prefes, voy a zamparme que con suerte igual estoy tan rica-rica como las croquetas que preparo. ¡Espero tener relleno de jamón y huevo! ¡Ay Dios... has hecho de mi una caníbal! Y lo que es peor... una autoc(h)annibal ... ¿Lecter? De esta seguro que ardo en el infierno.

Menos mal que no has interferido en mis baños sireniles y que, de regreso a casa, Frankie me acompañaba sonando en Salvatore...

“La voz” junto a la orquesta de Count Basie... discazo, claro.

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Nota: A.T.P.C = Acrónimo de locución (vulgaris ella) que envía a tomar por salva sea la parte de la anatomía humana (o a la misma puñeta también); lugar al cual generalmente nadie desea ser remitido.

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viernes, 19 de junio de 2009

¡Campeón!

Mi compañera Milagrito hoy me habló de un ídem. Anoche daba de cenar a su hijo cuando le dejó un momento solo para atender una llamada. Al acabar y volver se encontró un pequeño estropicio. El bol donde puso el puré estaba volcado. El crío tenía churretes en la cara... manchada la camiseta... y la gran maravilla: ¡la cuchara agarrada con su mano! Se había, mejor o peor, llevado una cucharada de comida a la boca.

Llegada a este punto conviene recordar que el niño nació con una considerable parálisis cerebral. Y un hecho así, tan aparentemente insignificante para los... “normales”, es toda una hazaña para él... y para quienes le rodean. Pero ahí no acaba la cosa. La semana pasada, tras una sesión de hipoterapia, se lo encontraron sorbiendo de un vaso especial que lleva un agujerito. Años ha llevado hacer ejercicios con una pajita para que su cerebro aprendiese la tarea. Y aunque no es algo que se haya convertido en cotidiano sino que lo hace de manera intermitente... ¡ya lo ha conseguido!

La estimulación temprana... la lucha por la mayor autonomía posible para un discapacitado, bien vale la pena el esfuerzo a todos los niveles. Es un auténtico triunfo cada avance... el equivalente a un paso en la luna para la humanidad... “capacitada”.

¡Oeeeee, oeee, oeeeee, oeeeee... Angel-illo campeón, qué bonicooooooooo...!

Y como pasado mañana llegas a los 9 años de existencia en este planeta... ¡feliz cumplevidaaaaa!
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Me voy a volar un ratito con otro valiente campeón: Carlos Cristos.

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jueves, 18 de junio de 2009

Invisibles complicidades

Según el refranero popular... “cuando el español canta... está jodido o poco le falta”. Sin embargo prefiero otra versión, que haberla hayla. Y la escojo porque considero se ajusta más a mi personalidad: “Cuando el español canta... su mal espanta”.

Aunque lo cierto es que más que cantar tarareo e incluso silbo, como ya he comentado en alguna ocasión. En lo que no había reparado -hasta hoy- es que en “momentos aprieta kiloalmómetros” (he decidido bautizar así a los “temporales”, o “épocas difíciles”, o “tiempos duros”, o sinónimos varios) hay una tonada en particular que es la que de manera sistemática cantosilbotarareo, porque lo mezclo todo sin que mi voluntad prácticamente intervenga. Más bien deciden mis pulmones, labios, garganta... van por libre, que se diría.

Y hoy pasó algo simpático e inesperado, que de cuando en cuando sucede si bien con distintos ejemplos cada vez. Claro está... hay que ser “pelín peliculera” –como quien suscribe- para tener semejantes experiencias y considerarlas “extraordinarias”. Ocurrió lo que siento como... “invisibles complicidades”. Consisten en que “algo”, nimio por lo general, te une magicapotagicamente a otra persona... casi siempre por un instante; siendo a menudo ese alguien un-a desconocido-a. Y, una vez acabado, concluyes que en realidad no somos tan diferentes, por más distancias que nos empeñemos en marcar los unos con los otros, pues a fin de cuentas nuestra esencia es la misma: naturaleza humana.

Al salir de la piscina ya iba entonando la canción en cuestión. En el vestuario sólo había una mujer de cincuenta y tantos años. Yo no dejaba de “entregarme artísticamente” a la tarea de reproducir la tonada vía silbido-canto-tarareo y, después de un buen rato, cuando ya casi acababa de vestirme callé. Entonces la mujer me cogió el relevo de inmediato y continuó donde lo dejé... ta ri ra raaaaaaa, ta riraaaaaa riiii ra raaa... lo que me animó a unirme y ahí estuvimos... haciendo un dueto estelar; lástima que nadie lo grabara para la posteridad.

Estábamos la una al lado de la otra. La miré y sonreí. Juraría que incluso no se dio cuenta de que canturreaba la misma canción pero sí me devolvió la sonrisa, sobre todo con los ojos. Cruzamos algunas frases relativas a otros asuntos y me despedí. Ella siguió buscando unas gafas que no encontraba y también con su tarareo... ejem, mi ex-tarareo.

En efecto todo se pega, como refiere otro dicho popular. Que por cierto, este casi siempre se emplea para referir que se contagia “algo malo o regular”. Pero suelo ampliarlo porque opino que también lo “güeno” se propaga cual griposo y persistente virus: “todo se pega sí... hermosura incluida”.

Fly me to the mooonnnn, let me play among the staaaarrsssss, let me see waht spring is like on a Jupiter and Maarrrsssss, in other words hold my haaaandddd, in other woooordssss, baby kiss meeeeeee... Llévame volando a la lunaaaa, déjame jugar entre las estrellaaaassss, déjame ver cómo es la primavera en Júpiter y en Marteeeeee. En otras palabraaasss, sujeta mi manooooo, en otras palabrasssss, cariño, bésameeeee... ta ri ra raaaa... fiiiuuuuu-fiuuuuuu (onomatopeya del silbido... ¡es difícil reproducirla!)... (sí, sí, la canto bilingüemente... pa’ enterarme de qué digo, que en este particular sí me interesa la traducción).

Y no sólo he descubierto que es la tonada-medicina por excelencia, sino que en “momentos aprieta kiloalmómetros” la busco en una voz en particular. De hecho en “la voz” pues así se apodaba al intérprete. Y la escucho una, y otra, y otra vez...

Son aquellas... y estas pequeñas cosas, que nos dejan un tiempo de rosas en un rincón, en un papel, en un cajón, o en un blog...

Joan Manuel Serrat - "Aquellas pequeñas cosas"

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miércoles, 17 de junio de 2009

Pétalos parlantes

Lo merezco, no lo merezco, lo merezco, no lo merezco, lo merezco, no lo merezco, lo merezco, no lo merezco, lo merezco...
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NO LO MEREZCO. La margarita, que es la que sabe, habló. Casual y causalmente... mi opinión coincide con la de ella.
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martes, 16 de junio de 2009

Desplegando las alas... una vez más

Es curioso... llevo unos días escuchándome por dentro el lema de alguien: “Seguiremos bailando... mientras suene la música. A ser posible con una sonrisa”. Quizás regresa de mi memoria porque últimamente muevo cuerpo y alma de más. Cosas de mis “leveterapias”.

Llegué a esta patria virtual el 15 de abril del año pasado. Tres días después tuve ocasión de asomarme a su geografía humana e inevitable fue escribir sobre él. Días más tarde, leyendo el periódico en una cafetería, supe la noticia de su fallecimiento. De nuevo tuve que sentarme al teclado. Cosas de mis “leve-reflexiones”.

Tanto me impactó Carlos Cristos que incluso escribí un correo a la productora agradeciendo el documental que se rodó sobre él pues me parece una lección magistral, todo un regalo muestra de una generosidad suprema del protagonista, de quien partió la idea original. Al margen de las negativas consecuencias de la enfermedad -por invalidante o mortal que pueda ser- la película es, fundamentalmente, un elogio a la esperanza, a la dignidad y fuerza humanas, alejado de toda morbosidad y lágrima fácil. Es... una “despensa de amor”.

Ahora “Gorgos films” es quien me ha enviado un correo para informarme de que el próximo viernes, en el programa “Versión española” de la 2 de TVE, a las 21:45h, se vuelve a emitir “Las alas de la vida” con motivo de la semana “Concienciados, espíritu de superación”. Me tomo la libertad de invitar a su visionado ya que merece la pena... y la alegría.

Así pues... en la noche del viernes volveré a volar de la mano de Carlos con su canto a la vida y por supuesto, seguiremos bailando mientras suene la música... pase lo que pase, pese a lo que pase, pise quien pise, pose quien se pose, pese a quien le pese...
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Es curioso, sí, muy curioso...
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Carlos Cristos junto a Toni Canet

"No nos llevaremos nada, dejaremos hecho para los demás nuestra única forma de trascendencia" (Carlos Cristos).

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lunes, 15 de junio de 2009

Anatomía de... Leve

El sábado comió gente en casa. Me gusta mucho el incienso y a menudo prenden varillas en mi hogar, dulce hogar... pues dulce es el aroma que invade las estancias: vainilla por lo general... canela a veces... en ocasiones algunas fragancias made in Tibet o India.

Lo quemo en un cajetín de madera que recoge toda la ceniza ya que me parece el mejor sistema, en cuanto a limpieza y también a la hora de difundir el aroma. Debido a su fabricación irregular, es habitual tener que reducir las varillas para que entren sin dificultad en el agujerito que las sostendrá mientras prenden.

En la sobremesa me disponía a rebajar una mientras hablaba y, enfrascada en la conversación, torpemente no controlé bien la distancia al cerrar la tijera, con el resultado de un tajo en el dedo índice izquierdo, más profundo que largo. Coloqué la varilla en el cajetín con la otra mano a la par que cerraba la del corte, para que no goteara la sangre que brotaba, hasta coger un pañuelo de papel y envolverlo, teniéndolo que cambiar prácticamente de inmediato por haberse empapado.

“¿Cómo no te inmutas?”, me preguntaron. “Tengo considerable tolerancia al dolor”, respondí. No llegó la sangre al río (je, viene que ni pintada la expresión)... ni al suelo, pero resultó un poco escandaloso porque me di un buen pellizco; hasta llegaron a plantearme la quizás necesaria sutura, pero no lo consideré oportuno. “Tranquilidad... si me hubiera rebanado una falange sería otra historia... pero mi megasuperorganismo, prodigio de ingeniería él (como el de todo bicho viviente claro... es que me resulta fascinante la biológica biología en todas sus formas), ya está trabajando pa’ taponar la herida a base de plaquetas que se aglutinan. ¿Nos os acordáis de los buenos de los dibus de “Erase una vez la vida”?... Pues esos mismos están ahora en zafarrancho de combate para solucionar... la eventualidad”, añadí.

Sí, ciertamente lo tolero. Pero eso no significa que no me duela, cuando me corto. Ni cuando... me cortan. Sobre todo por dentro.

¿Gesto imperturbable frente a mi dolor? Tal vez, después de todo, me esté convirtiendo en una “guerrera de la luz”... ¿o es de las sombras?

En este momento mi dolor es... ¡no haber conseguido una invitación para ver en cine y versión original "Bab' Aziz: el príncipe que contemplaba su alma"! Y me dicen que sólo la proyectan esta noche. Casi prefiero que no sean gratuitas ciertas ofertas culturales. O eres un enchufao' de alguien del área de cultura del ayuntamiento, o te quedas fuera. ¡Y con el interés que tenía en la película...! Bueno, en realidad no es dolor... es cabreo. De manera que con el permiso del respetable voy a blasfemar un poquito, pa' desfogar... ¡¡¡haghuje giugbyewro gnoquewyg terdgosjbugyt jbuftepns reoyudhsb!!! (mejor que no se entiendan pues son improperios fuertes fortísimos, ¡ains!).

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domingo, 14 de junio de 2009

Veni, vidi, vici...

Eso hicimos sobre el escenario.

Lo cierto es que bailaría todo lo bailable del mundo-mundial (o casi). En el ensayo no podía permanecer sentada y no dejé de moverme en las escaleras del patio de butacas cuando sonó salsa, twist, charlestón... etc, etc, etc. Me vino muy bien porque así el cuerpo se iba relajando. ¡Y se apuntó más de una! El año que viene me matriculo también en fusión, o danzas del mundo... no sé, lo tengo que pensar pues me han encantado. Todas coincidimos en que el ensayo general es magnífico para soltar gran parte de los nerviosos nervios, porque actuar frente a mil personitas como mínimo hace que te "baile" un poco el suelo. Es lo que tiene el... “artisteo”.

Además casi siempre las de nivel avanzado oriental actuamos al final, de manera que es el único modo de ver a las compañeras en sus coreografías, ya que pasamos casi todo el tiempo en camerinos. A juzgar por lo que vimos y por lo que me comentó a posteriori parte del público, toditos los grupos de los diferentes estilos lo hicieron fenomenalmente peeeeeeeeeeero... el de danza oriental con velo suele tener más “adeptos”, por aquello de la vistosidad multicolor de la seda que vuela y por las figuras que se crean.
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Este año salimos sin profesora y al parecer quedó redonda la actuación. Les fui preguntando a mis compis una vez acabamos qué tal se habían sentido, sobre todo a algunas mayores que suelen ponerse en exceso nerviosas y todas estaban encantadas; algunas incluso decían que era la primera vez que no se equivocaban... después de algunos años ya de andar entre bambalinas.

Por otra parte la gente te va parando y te felicita. A mí me dijeron que se me veía disfrutar y que no bailaba sino que... ¡flotaba!, lo cual me lleva a pensar que gran parte de la “levedad” de mi patria se está incorporando a otros territorios de mi personalité. ¿O será al revés, que de otros va a la de danzarina? Eso... o que me estoy volviendo un fantasma que levita... ¡uuuuuuhhhhuuuuuuuhhhhh!
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Se comenta, se dice, se rumorea que... en base a su naturaleza cada bailarina se rige por un elemento: tierra, aire, agua y fuego. Coincidiendo con la opinión que sobre mí tienen mis maestras –varias pues estoy en dos grupos- sé que soy “aire” fundamentalmente, con un punto de agua. Y lo sé porque percibo con absoluta claridad que mis movimientos son suaves... casi etéreos. Por más que quiera dar un golpe de cadera fuerte parece que algunas manos invisibles lo amortiguan... En fin, volátil y algo acuática (esto debe ser por el alter ego sirenil) la muchacha.


Como quiera que nos encanta vestirnos de princesas orientales y tampoco tenemos eventos en los que poder hacerlo todos los días, propuse:
Leve.- Niñas... ¿a qué no tenéis morro para salir una noche vestidas de esta guisa?
Compañera.- Es que es un cantazo.
Leve.- ¿Pero no van los grupos de “despedidas de solteros-as” a veces que ni se les puede mirar de lo que se colocan en la cabeza... por qué no vamos a ir nosotras cual Sherezades? Y encima nos podemos pegar un bailecito y quedarnos con el personal. Eso, o montar una compañía y girar de pueblo en pueblo en época estival. Así nos sacamos un sueldecillo pa’ extras, ja.
Compañera (otra).- Estás de broma...
Leve.- Sólo en la segunda propuesta, la primera es muy seria.

De momento mi poder de persuasión sólo ha captado a una seguidora, sin embargo persistiré en la idea. Tiene que ser diver-diver pedirle un vino al de la tasca con semejante pinta. Igual hasta le podemos pagar en especie ;-P... ¡Eeeehhhh... con una demostración danzarina, conste!

A ver si también hay suerte este año y otro marido, o padre, o hermana... ha grabado la actuación y la cuelga en Youtube. Me apetece un montón ver el final porque fue literalmente apoteósico con el lanzamiento de velo. Lo clavamos y me sentí diosa total, de verdad de la verdadera. Será porque casi pude acariciar a una estrella. O porque me lo pasé pipa. Y eso dicen las maestras, desde el primer día de clase: fuera vergüenza, puro goce y creerse poco menos que Hera al bailar.

Sólo hubo una cosa regulín... ¡tener que quitarse el maquillaje!, a las tantas encima. Como es de “artista”, era intenso y ... me costó usar unos cuantos algodones. Incluso a la mañana siguiente tenía los ojos un poco fastidiados peeeeeeeeero, algún precio hay que pagar. Por cierto, después de dos duchas todavía hoy me quedaba algún puntito de purpurina en el body.

Tras la crónica tan sólo añadir que en los temporales... temporales de hiel es un auténtico placer poder saborear las mieles del “éxito”. Aunque de cazatalentos nada. Y de irme a El Cairo a vivir del arte, menos. ¡Por el momento!... ¿qué sabe nadie con la de vueltas que dan los velos?, ejem, digo la vida.


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viernes, 12 de junio de 2009

The show must go on

Me pedí el día libre en el trabajo porque hoy... ¡chan-ta-ta-chaaaaaannnnn... voy a ser artista!, otra vez.

Sí, sí, en estas fechas acaban sus clases las distintas escuelas de baile y hay festivales varios. El año pasado fue prolífico ya que además del nuestro, en el que bailamos dos canciones, algunas acompañamos a chicas de otra academia, para digamos embellecer su actuación pues los velos aportan mucha vistosidad. Podría decirse entonces que éramos sus teloneras, pero compartiendo el escenario. Aquel día hicimos hasta doble función y todo, ¡uy uy qué “pofesionales”!

En un rato es el ensayo general en el auditorio y como en la noche saldré a celebrar el “éxito” con el resto de princesas orientales... dejo unas líneas ahorita.

¡Pero qué sorpresa acabo de llevarme! Buscaba en Youtube algún vídeo con el que ilustrar la entrada y ¿qué me he encontrado?... ¡a Leve!, con sus compis claro. Pues lo que pasa, que algún padre, o hermana, o novio, o... grabaría la actuación y la ha colgado así que... a la cazuela. Eso sí, no soltaré "prenda" de quien soy. Bueeeeeeeeeno, total ya publiqué una fotografía de mí mismamente con pinta similar el año pasado y como el vestuario es asunto importante en el menester... prenda va: en primera línea la del medio es la profe y a su vera, la que viste de fucsia, llevando un velo ídem mezclado con turquesa... ¡servidora!...
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La pena es que no nos grabaran desde el principio. Claro que ningún asistente esperaba que saliéramos desde arriba, volando los velos a la par que bajábamos las escaleras y jugábamos-coqueteábamos con el público, que básicamente está compuesto -como es natural- por familiares y amigos. No sólo fue diver-diver sino que quedó muy linda nuestra subida al escenario desde el patio de butacas.

El tema de percusión, que es donde realmente se mueve vientre a base de “shimmy” (energía de la tierra que entra a través de los piececillos y vibra que te vibra, además fundamento de danza y folclore oriental) , se ve que no lo grabaron o no lo han subido, pero mejor dejamos a una profesional (de verdad de la verdadera) que muestre de qué va la cosa, que ella sí que sabe...



La que sigue será la que bailaremos y aunque hacemos muchos de sus pasos, no como ella porque también es “pofesional” la mocita...

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¡No vale comparaaaaaarrrr!, que está feo-feo, je.
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En la coreografía de este año, las cuatro mujeres que estamos en primera fila acabaremos la actuación lanzando el velo hacia arriba-atrás mientras miramos al cielo, y alzamos un brazo como queriendo agarrar alguna estrella. ¡Ays, ays... queda tan bonito y es tan emocionante!... ¡Ups... los nervios se empiezan a poner nerviosos en la barriguilla!

Pues con esto y un bizcocho... ¿hasta luego a las ocho? Noooooo, que estaré entre bambalinas y después toca la salida de picos-velos-pardos.
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Dicho lo cual... hoy no me llamo Leve sino Od-ali-sca G-ali-ana. Así que marcho al teatro a ensayar el espectacular espectáculo y si no vuelvo... es que algún cazatalentos me descubrió y me lleva a El Cairo, pa’ vivir del arte.
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jueves, 11 de junio de 2009

Verde que te quiero verde...

“Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar y el caballo en la montaña...” ¡Ah no!, que hoy no es así. Rectifico pues... “Borde que te quiero borde. Borde leve, borde muchacha...”

A veces me gasto bastante mala milk. O bueno, no es eso exactamente sino que puedo ser borde-bordísima. Y no sólo puedo sino que llego a serlo; decidiéndolo, no de manera espontánea. Unicamente cuando me tocan los ovarios... o si insisten en hacerlo y previamente he dejado claro que no lo consentiría. Cuento esto porque, a tenor de mis “historias”, a veces pudiera parecer que por “light” soy Levenieves... sin siete enanitos; ni uno siquiera, ¡snif! Pero no, nada más lejos de la realidad. Hoy, por ejemplo, he sido desagradable con alguien. O tajante –mucho- si se prefiere. ¿Antipática? Es probable... incluso seguro.

Hace unas semanas hablaba por el móvil a las 23:12h, repito, 23:12h cuando sonó el fijo. Por el número cantaba a la legua que pretendían venderme algo. Pondría la mano en el fuego; sobre todo porque no es la primera vez. Llegada a este punto convendría puntualizar que me molesta poderosamente que me quieran vender algo vía telefónica, máxime si persisten frente a un cortés: “no, gracias”. A esa hora opté por no contestar ya que hubiera reducido a la altura del betún a la criaturilla, y al fin y al cabo los “teleoperadores” sólo hacen su trabajo. ¿Sólo hacen su trabajo? Pues unos sí y otros... habrían sido perfectos ejerciendo a las órdenes de Torquemada en la Santa Inquisición.

Hasta no hace mucho casi siempre les respondía si la circunstancia lo permitía: “mira, no voy a comprar ni contratar lo que ofrezcas por tanto no te quiero hacer perder el tiempo, pero si necesitas para tu trabajo que te escuche, lo hago”. Excepto algún rebotado-a, por lo general se iban agradecidos a otra cosa... mariposa. Digo a otro pardillo, caracolillo. Ejem... a otro posible cliente. El caso es que creo que lo que antaño eran “técnicas de venta” se ha convertido en “agresiones puras y duras”... lo que no estoy por la labor de soportar.

En los últimos días mi móvil suena continuamente y en diferentes franjas horarias. Miro la pantallita del aparato y veo que es de la empresa con la que tengo contratada la línea. Como ya me bombardean por todos lados –mensajes de texto incluidos- con las diferentes “ofertas” y no soy tontita, si tengo interés comunicaré con la susodicha por voluntad propia para modificar las condiciones del contrato, o lo que proceda. Así que... no contesto, directamente. Es más, hasta le doy a colgar para que se vea que rechazo la llamada (porque me parece que así aparece reflejado, ¿no?... Es que yo del móvil paso bastante y claro no le presto mucha atención, ni tecnológicamente, ni de otro modo. En fin, no sé bien). A lo que iba... estaba en el trabajo y a lo largo de la mañana ha habido cinco llamadas; las mismas que he rechazado. A la sexta lo he cogido:

- Leve.- ¿Sí...?
- Teleoperadora.- Buenos días, mi nombre es tal y le llamo de Timofónica (ejem, esto lo digo yo)... de Movistar. ¿Es usted la titular del número patatín, patatán...?
- Leve.- Soy, soy... (mi timbre de voz debe parecerse al del Führer de bigotito... bueno no tanto, pero denota que cara de amigos... poca o nula. Hay que comprenderme... ¡llevo una semana de tortura!... pero aún así le permito hablar).
- Teleoperadora.- ¿Me dice su nombre?
- Leve.- ¿Me dice usted el suyo? (se hace un silencio prolongado... ¿pasó un ángel?) Sobre todo porque, al menos en teoría y puesto que me llama de la empresa, debe tener acceso a él dado que también conoce mi número. (¡Tomaaaaaa... 1-0!).
- Teleoperadora.- Eeeehhh... sí... espere... un momento...
Segundo ataque... digo defensa:
- Leve.- Estoy trabajando y no dispongo de tiempo para esperar, ¿qué desea... para qué me llama?
- Teleoperadora.- Estoooo... tenemos unas ofertas que...
- Leve.- Perdón... ¡stop, stop! Mire señorita, llevan toda una semana enviándome mensajes, llamándome en demasía incluso a horas que prefiero no recordar y se anuncian por doquier. Conozco sus ofertas y si deseo algo en relación a ellas ya me comunicaré personalmente. (Mudita, sin palabras se ha quedado... ¡jo! hasta me siento un poco mal pero he de ser impertérrita y no desfallecer, más ahora que estudio para “femme fatale”). ¿Ha quedado claro?
- Teleoperadora.- Sí, sí... (también ella es Führer en este momento).
- Leve.- Pues que tenga un buen día.
La dama no se ha despedido, claro.

La verdad es que muy orgullosa no me he sentido a continuación, ni bien siquiera. Me molesta que tenga que ser así pero... he de continuar con el entrenamiento de marcar límites a niveles varios. Es un modo de decir: “si yo les dejo en paz... ¡hagan lo propio conmigo, señoras y señores!”... particularmente en estos días. Además... que tengo atravesadas a las compañías timofónicas. Me han dado muy, muy malos ratos (y los que te rondaré morena). Sobre todo cuando he tenido que solicitar una baja. Ya sabrá el respetable a qué me refiero si ha pasado por la terrible experiencia... ¡ains! La de veces que he gritado: ¡quiero-hablar-con-un-ser-humanoooooooooo! Pero luego, llegado el reclamado, a veces fue peor el remedio que la enfermedad porque hay que ver con el descaro que se miente a veces. Y... ¿he dicho que no soporto ni poco, ni mucho, ni nada la mentira? En fin... a estas alturas debo ser de hierro si... “todo lo que no nos mata nos hace más fuertes”, según Nietzsche.

Y va a resultar increíble, pero hace apenas unos minutos acaban de llamar al fijo. ¿Se adivina quién? ¡De nuevo de Timofónica! Con mi primera frase también la “he acorralado” ... ¡otro 1-0 a mi favor! Por si a alguien le interesa se trata de responder con preguntas. Se quedan bloqueaítos. Van a tener que espabilar o llamar a quien no sea... borde que te quiero borde, borde leve, borde muchacha...

¡Hummmmm!... ¿qué será más duro, el hierro o el titanio?
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miércoles, 10 de junio de 2009

Militantes del A.M.O.R.

A.M.O.R. (Abundancia Maravillosa Opíparamente Renovadora)... el partido en que estoy inscrita desde, desde, desde... ni recuerdo, pero soy veterana. Mi carné está ya incluso amarillento porque no lo plastifiqué y se encuentra un poquito deteriorado de tanto usarlo. Eso sí, se puede leer con claridad que soy la titular afiliada; por si alguna autoridad pertinente me requiriera -o requiriese-identificación.
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Hace un par de días en un comentario un-a visitante mencionó algo fundamental para que se dé el amor, o mejor dicho para que se dé el desamor: “apego”. Se me ocurre apuntar que si se comienza a tener un sentir hacia otra persona, si en paralelo se toma conciencia de todo lo que el ego puede hacer para cargarse esa potencial "ambrosía”, manteniéndose cada día alerta y no vencerle la batalla –creo que es imposible para la psique humana derrotarle- pero sí reconocer sus artimañas y rodearlas en vez de chocar de pleno con ellas... ¿No habría más posibilidades de que esa energía (amorosa) transforme lo que inicialmente fue tierra yerma en jardín florido y quién sabe si edén?

Pues eso.



Pues eso, otra vez. Y que si me lo piden así... ¡hasta yo me caso! Incluso por la iglesia, si es menester.

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Resurrección

Pío, pío que yo no he sido... ¡Pavarotti está vivo! Sí, sí, sí... esta mañana salía y entraba todo vigoroso. De manera que el difunto debía ser otro pajarillo que viviese cerca. ¡Qué bien-bien!, no la muerte del vecino sino que yo no sea una “asesina”; ni consciente, ni inconscientemente. Penitencia que me ahorro.
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martes, 9 de junio de 2009

Mi ruindad y yo

Trabajo en un centro sito en una finca rodeada de un jardín. Bueno, actualmente podría decirse que es casi una selva porque con esto de que los de arriba nos cedieron la planta, también se marchó el jardinero y las “malas hierbas” se han extendido por doquier. A resultas de que el edificio esté rodeado de verde que le quiero verde, más de un bichito se cuela en el interior. Que si mariquitas, que si cochinillas... Una vez me encontré una mantis religiosa y es una pasada de insecto, si bien me sorprendió su tamaño pues era chiquita y me la imaginaba más grande cuando la veía en documentales.

En general tiendo a empatizar y cuando pienso en insectos recuerdo a Gulliver en el país de los gigantes. A mí no me gustaría que alguien que tuviera mayor tamaño que yo me pisara; particularmente si lo hiciera porque sí, de forma gratuita. Tampoco se cuelan exageradamente como para convertir el laboratorio en un “parque entomológico”. De manera que si me topo con un escarabajo en un pasillo lo cojo y le devuelvo al césped. O si entra un moscardón en vez de echar veneno en spray abro la ventana y le espanto. Si una hormiga intrépida se ha encaramado al lavabo, le pongo mi mano como montaña para que no muera ahogada y una vez sube la llevo a un entorno menos peligroso. Ella a cambio me hace cosquillas, je.
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Esto, como es natural, ha provocado algún que otro cachondeito entre el personal y puede que hasta en alguien que se asome por aquí. No problem. Me sigue valiendo más una vida, por pequeña que sea. En casa tres cuartos de lo mismo. Si hay una arañita... compartimos piso porque total no me molesta. Si fuera un arañón o una cucaracha... no sé no contesto porque por suerte no hay. Resumiendo... vivo y dejo vivir... hasta que me joroben, que entonces ya veremos cómo se resuelve el asunto. Pero una cosa está clara... el instinto de supervivencia prima en cualquiera. Y otra también: que ser humana no me da derecho a liquidar a lo que no lo es.

Tuvimos un compañero que durante años trajo muestras antes de trabajar con nosotros. Al incorporarse nos contó que en el gremio se nos conoce como “El convento”. Por más que quisimos sacarle información no soltó prenda de la razón que dio lugar al nombre. Y cuando argumentábamos que porque había una mujer como jefa y más féminas que hombres... decía que no era ese el motivo. En cualquier caso aquello dio lugar a que se hicieran bromas. ¿Cómo me rebautizaron a mí? Sor etérea ... ¡ja!

La otra noche escribía sobre la probable ruptura del lazo que me unía a Pavarotti, pero no. Ayer Milagrito y yo descubrimos que el muy pillo se ha buscado -esta vez sí- un hueco en el cajetín de la persiana. Eso, o se trata de un primo hermano porque nos asomamos y veíamos las alas, además de escucharle trajinar. Un clon de él vaya. La mala noticia es que, sea quien sea, ha resultado un cagón de cuidado. Y que la persiana, alféizar y hoja de la ventana se llenan de caquitas, y lo peor... de mal olor que resulta ciertamente desagradable. Así que decidimos que al marcharnos bajaríamos la persiana completamente –antes, cuando esperaba ser tita, me aseguraba de dejarla subida para que tuviera acceso al nido y saliera libremente- con objeto de que se buscase otro hogar, dulce hogar.

Cuando he llegado esta mañana y he subido la persiana se me ha encogido algo por dentro. En una esquina del alféizar estaba Pavarotti... ¡inmóvi! He abierto, le he cogido... ¡oh, oh, oooooh... está muerto! Le he movido un poco pero no reaccionaba. No estaba rígido ni muy frío, pero tampoco caliente. Le he acariciado y en principio he pensado que le quedaba un ligero aliento de vida, aunque creo que finalmente uno de los ojos se le ha abierto por el propio movimiento que provocaba mi mano. Que se ría quien quiera pero le he pedido perdón en voz alta mientras le tocaba. ¿Por qué?

No tengo la certeza de que sea Pavarotti. Tampoco de que finalmente estuviese dentro pero silencioso cuando cerré y que no haya encontrado con facilidad algún hueco por el que salir. Y que cuando lo ha conseguido estaba tan exhausto que acabó muriendo.

Dado que hay muchos “vecinos de especie” podría tratarse de otro pájaro al que por A, B, C... le había llegado su hora y le pilló en ese lugar. Pero ya sería casualidad... primer cerramiento a cal y canto y un cadáver, ¡ays!

Me ha pesado la probable, si no segura, angustia que el animalillo habrá sentido al ¿sentirse atrapado?, en caso de que la teoría sea la correcta. Lo que no acabo de comprender es que estaba fuera, al otro lado de la persiana y en la esquina contraria por la que suele salir. Pero no me voy a engañar y debo asumir que hay bastantes probabilidades de que, si no toda, gran parte de la responsabilidad de su muerte es mía, suponiendo que se trate de Pavarotti.

Podría quizás provocar burla lo que cuento, pero para mí no es una levetontería ni una desproporción. Me hace pararme a pensar en las consecuencias de nuestros actos. Descubro a través de este hecho mi egoísmo... y por ende parte de mi mezquindad. No es culpabilidad, sólo constancia... toma de conciencia. Tuvo prioridad “mi bienestar” por la vía fácil, aunque supusiera un riesgo sobre otra criatura pues no me cercioré de si estaba dentro o no y di por sentado que había salido, cuando existían otras alternativas tal como hemos comentado Milagrito y yo a posteriori que garantizaban su seguridad. Por ejemplo, dejar subida la persiana poniendo papel de periódico y retirarlo cuando esté sucio... tampoco da tanto trabajo y no sería durante mucho tiempo.

Y me hago una pregunta: ¿por qué la vida de un pájaro va a tener menos valor que la mía?... ¿porque no piensa? Que sí, que sí, que si me dieran a elegir entre la del pío-pío y la mía obviamente barrería para casa, o sea para mí, pero...

Hoy he recibido una lección de humildad y he aprendido algo: nunca más volveré a cerrar la persiana... del todo. Al menos la del trabajo. Bueno... si una nube-plaga de langostas se aproximase, ¡claro!

Adiós pajarillo amigo y perdona mi... “ignorancia”. O, al fin y al cabo, mi error.

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lunes, 8 de junio de 2009

Dancing queen

Bailandooooo, me paso el día bailaaandooo y los vecinos mientras taaantooo, no paran de molestaaaarrrr, cantaría Alaska con sus Pegamoides... y yo con ellos, en los coros. Me gusta bailar. Mucho. Desde que era pequeña. Ejem, más pequeña. Si ahora soy “peliculera” sintiendo-escribiendo... ni cuento bailando en época infante... y casi que ídem en la actualidad. Decir que las coreografías que me inventaba eran mínimo Bob-fossenianas es decir poco. Me gustaban especialmente las canciones de “gente de piel canela” tipo Donna Summer, que empezaban suavitas y luego se llenaban de energía. Música disco pero disco de verdad. Y por supuesto todos los bailes de “Cabaret”, que ya entonces se convirtió en una de las pelis de filmoteca para mí.

A riesgo de posiblemente repetirme (a estas alturas una ya no sabe de lo que habló o no) diré que quería ser bailarina de mayor. ¡Pero de verdad de la verdadera! Incluso comencé a estudiar danza clásica peeeeeeeero, suspendí la segunda evaluación de matemáticas y me castigaron así que baile fuera. El mundo perdió a una segunda Pávlova... y mis padres que les retirara de trabajar por mi mundialmente mundial éxito. ¡Qué bobitos! Vaaaaaale, tampoco mi arte llegaría a tanto –o sí quién sabe- pero se me da bastante bien y si no como primera figura, no creo que mintiese al apuntar que como bailarina de grupo podría haber llegado a profesional. Hasta pinta y todo tengo según me dicen. Cachis en la mar... salá.

Me gusta bailar oriental y occidentalmente. Y moderna o antiguamente. Sí, como suena. Intenté aprender bailes de salón pero es imprescindible una pareja, masculina en mi caso y no es fácil encontrar hombres que se presten, no, no, no. Sin embargo no pierdo la esperanza de poder aprender mi prefe de todos: el tango. ¿Alguien se ofrece? Prometo no pisar.

Punto y aparte, aunque no del todo.

Soy un poco maniática con la higiene dental. No soporto comer y no lavarme prácticamente de inmediato los dientes. A falta de poder hacerlo... siempre llevo chicles sin azúcar. En consecuencia en el trabajo tengo un cepillo con la correspondiente pasta e incluso enjuague bucal. Claro está... cuando vuelvo de desayunar voy directa al servicio. Es bastante amplio. Al entrar a mano derecha hay tres puertas. La primera es una ducha, las otras dos, inodoros –estropeado eternamente uno de ellos- diseñados para liliputienses. Y es que sucede que el edificio es antiguo, chulo pero antiguo y las generaciones de antaño eran más bajitas. A propósito... en breve comienzan las obras de remodelación... ¡help, help, que dios nos pille confesaos’! A mano izquierda hay tres lavabos –mismamente dos de ellos averiados desde el Pleistoceno- y encima un espejo de unos tres metros de largo por sesenta cm de ancho. O sea, rectangular él.
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Me estaba cepillando cuando -por primera vez que recuerde- simultáneamente me he puesto a bailar cual Ginger Rogers en “Sombrero de copa”, con el cepillo en la boca, cerrándola para que no se escapase y tener libres los brazos, a la par que tarareaba la tonada (no sé como no me he ahogao’ con la espuma o con el susodicho) para una vez acabada la limpieza ya sí canturrear potentemente... Heaveeeeen, i’m in heaveeeen and my heart beats so that i can hardly speaaaaakkkk, and i seem to find the happiness i seeeeeeek, when we’re out together dancing cheek to cheeeeeeeeeeekkkk...



Mientras, continuaba deslizándome por la pista... como es natural con Fred Astaire a mi vera, (invisible e imaginativamente claro) “mejilla con mejilla”. Por cierto... el rubio platino me sienta fatal. Los vestidos blancos vaporosos-plumosos hasta los tobillos bien; requetebien, de hecho.

Sólo me he dado cuenta de la soberana chorrada que me devolvía el espejo cuando ya me sentaba de vuelta a mi lugar de trabajo. A toro pasado, vaya... ejem, a baile. Y he reído a carcajadas. Mi compañera Milagrito ha dicho: “Cualquier día de estos te pones a bailarle a una cajera de Carrefour mientras colocas la compra en la cinta”. “¡No, pol dio’!", he respondido.

A veces pudiera parecer que estoy un poco loca. O un mucho. En ocasiones puede que lo esté. O siempre, no sé. Beeeee-beeee-beeeee... En fin, otra de mis levetonterías... que como este es el país que es pues... Y si la monarca del estado es una que va pidiendo que me cooooooorrrrrrteeeeeeennnnnnnn la cabeza, la reina del baile soy yo...

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domingo, 7 de junio de 2009

Un EL y una ELLA cercanos

Cuando conducía el viernes hacia el trabajo recordé a Rosario y Francisco Javier. Llevábamos unos meses sin vernos y pensé en llamarles para quedar. Pero hete aquí que al parecer la telepatía existe ya que por la tarde recibí un mensaje en el que me invitaban a cenar el sábado, es decir anoche. Rosario y Francisco Javier son unos queridos amigos con los que he pateado montaña, he viajado, he practicado deporte, he asistido a conciertos, he salido nocturnamente, pero sobre todo he ido a su casa a cenar. Son excelentes anfitriones que gustan de organizar reuniones y deleitarnos con nuevas recetas, buenos vinos... Ambos son estupendos cocineros y disfrutan compartiendo con su gente; y nosotros con ellos.
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Siempre les digo que su casa debería aparecer en alguna revista de decoración pues la tienen montada relinda. Consideran –sabiamente opino- que para que uno se sienta bien en el lugar en que habita... para crear un hogar, este ha de cambiar a medida que uno lo hace; partiendo naturalmente de que su base decorativa sea afín a nuestra identidad. Claro está, no se trata de ir sustituyendo muebles todos los días –entre otras razones porque no hay economía media que lo soporte- pero... igual un cojín aquí, o una cortina allá... para lo que no es preciso gastarse una fortuna, renueva el propio espacio. Ayer mismo lo volví a comprobar pues recientemente han remodelado un sector de la vivienda, aunque en esta ocasión se metieron en obra que, afortunadamente, no ha sido una odisea. Sí molesta, pero no épica (ni eterna)... como suele ocurrir.

Llevan juntos 24 años de casados y 3 de noviazgo. Se conocieron recién llegados a la facultad. Francisco Javier dice que, aunque le costó lo suyo porque tenía un rival muy potente ¡y más guapo!, “tacita a tacita” ganó y se llevó a la bella como premio, lo cual demuestra que el que la sigue... la consigue. Ella es pura víscera. El todo razón. Ella vota a la derecha. El a la izquierda. Ella monárquica (Juan Carlista en realidad). El republicano. Ella religiosa no por devoción, pero sí por tradición. El NO, mayúsculamente, en ese aspecto. Ella se quiere volver a casar por la Iglesia, para celebrar las bodas de plata. El dice que no más, Santo Tomás, que bastante ya le demostró pasando por la vicaría una vez.

Son... muy diferentes y sin embargo tan, tan complementarios... Encajan. Se quieren. De verdad de la verdadera. Están, aún, enamorados. Mucho. Y da gusto verles. Discuten... ¡un montón!, pero no seriamente sino que cada uno defiende su criterio con pasión. ¡Como debe ser! Negocian lo que han de negociar. Crecen juntos y con quienes les rodean. Son emocionalmente maduros, por eso saben... pueden amarse. Y pueden hacerlo... porque se siguen eligiendo libremente a cada minuto de existencia. No obstante, y aunque desean que les dure toda la vida, no se aferran a un futuro que no ha llegado pues cuentan con que todo puede suceder, incluso lo indeseable. Con generosidad, desde la coherencia, viven su presente... anhelando ese porvenir en unión sí, pero no anticipándolo ni dando nada por seguro. Son, en resumidas cuentas, gente de buenos principios, a nivel de pareja y a título individual.

Me río cuando les veo-escucho en sus “peleillas”, como anoche sin ir más lejos. Se dan... “caña” podría decirse, pero cariñosamente. Me contaban que por la tarde la habían tenido porque no se ponían de acuerdo en la manera de confitar la naranja. Y como cada uno defiende lo suyo pues... Dado que están comprometidos verdaderamente como compañeros de ruta hacen la mayor parte de vida en común, pero ninguno renuncia a su personal espacio en que cada cual realiza otras cosas (básicamente una actividad deportiva... él tenis, ella aeróbic, step, body no se qué, body no se cuanto...) y comparte “momentos post” (cañitas, cafés y similares) con los amigos que nacen en la práctica de esas aficiones, cuya amistad en ocasiones -como es mi caso- se acaba extendiendo a la otra parte.

Y se cuidan mutuamente. No han tenido hijos lo que posiblemente les haya facilitado entregar al otro todo el amor que deberían repartir de haber sido padres. En alguna de esas discusiones dialécticas que he presenciado, a continuación siempre tienen algún gesto cómplice bien en forma de caricia, o de beso, o de guiño... en el que se reconoce su cercanía sentimental, aunque intelectualmente estén alejados en ese punto concreto. Igualmente, cuando “no discuten” se comunican de esa manera. Me gusta sobre todo las miradas que se cruzan. No hace falta que se hablen porque se dicen lo que desean sin articular palabra. ¡Que bonitoooooooooo!, o... ¡qué bonicoooosssssss! Tal como les referí ayer han sido muy afortunados al encontrarse, pero también merecen los frutos que recogen porque han trabajado su relación. Y continúan haciéndolo. Son conscientes del privilegio de haberse topado con... el "lugar humano" (o "común") a que toda, o casi toda persona aspira.

Anoche les confesé que, si bien tengo la fortuna de conocer a varias parejas de las de “verdad de la verdadera”, ellos han sido –y son- mi referente por excelencia. Que no pocas veces les he mencionado cuando en otros círculos ha salido el tema del amor, parejas... y me he topado con algún escéptico. Siempre defiendo que el amor en realidad es una energía interior. Que distinto es el modo de compartirla y diferente que sea correspondido o no. Y que... si el ser humano es capaz de amar “siempre” a un hijo... ¿por qué no a una pareja? Si... “no se puede” es que no hay amor... ya; lo cual no significa que no lo hubiera en el pasado. Aunque opino que no pocas veces se confunden otras emociones, sentires y necesidades con el amor. Su “1+1 = nosotros” para mí es una prueba fehaciente de que existe la manifestación del amor en la que creo, así que la pongo sobre el mantel si se tercia, defendiéndola a capa y espada. O, reiterando un poco... son dos naranjas completas que al juntar sus zumos dan un resultado que, paradójicamente, es la leche. Porque en realidad, son dos...


Francisco Javier es un hombre culto y gran conversador. Prácticamente sabe de todo, pero no se las da de nada. Y claro, mi confesión dio pie a que la charla derivase por el terreno. En su exposición sobre el asunto dijo que esta era la época de la inmediatez. Que todo tiene que ser conseguido en el instante, sin valoración alguna del “esfuerzo” (algo que comprueba doblemente pues se dedica profesionalmente a la enseñanza). Añadió que las relaciones, particularmente las de pareja, dan trabajo. Pero ha de ser un trabajo que se realice con agrado. Si no se hace por propia voluntad... algo va mal, y si no se puede subsanar hay que ser consecuentes y tomar otro camino.

Ahora bien, no a las primeras de cambio. Recordando a una pareja que conocen y que recién se separó planteaba unas preguntas-respuesta: “Salvo que sea una evidencia de fracaso irreparable... ¿qué sentido tiene montar toda la parafernalia de componer una pareja, más aún si decides seguir la tradición, para no estar ni tres meses juntos y no lucharla ni un poco siquiera?... ¿Se nos ha olvidado el término “adaptación”?... ¿Que a convivir se aprende y es fundamental ceder en algunos momentos y llevar a la práctica el hoy por ti y mañana por mí?”. Volvió a mencionar que vivimos en la cultura de la ley del mínimo esfuerzo y que ahí es donde ve la base del problema. “Todo te lo traen a casa, todo te lo dan hecho... y eso nos convierte en vagos”. A lo que añadí: “También en “desmemoriados” que cuando queramos hacer... no sabremos cómo”.

¡Vaya, pero si pensamos igualiiiiito-igualiiiiito!... en este particular.

Siguió apuntando que no es ya que vivamos en un tiempo en que valores como la honradez, la honestidad, el respeto... brillan por su ausencia, sino que aquellos que se atreven a incorporarlos a su cotidianeidad, son poco menos que considerados bichos raros o hasta... tontos caducos. Intrépidos si acaso... por quienes tengan dos dedos de frente o por románticos nostálgicos.

Concluimos que estos son malos tiempos para la lírica, lo cual no deja de ser un golpe bajo...

Otro tema estrella de la charla fue la política. Rosario votaba hoy. Por el contrario, Francisco Javier y yo hemos decidido no hacerlo. Básicamente porque ambos estamos muy, muy desencantados de la clase política. Personalmente... tanto unos como otros me parecen niños de patio de colegio. ¡Comportarse como lo hacen con la que está cayendo!... a veces siento hasta vergüenza ajena de escucharles. Y ni siquiera ha pesado que es mi deber-derecho como ciudadana y si no voto, luego no tengo autoridad moral para abrir el pico y despotricar. Sin embargo lo tengo porque si la ley electoral fuera otra y “mi voto en blanco” se considerase... pero como realmente se ignora, pues como dice el latiguillo de unos humoristas: “Si hay que ir se va. Pero ir pa’ na’...”. Eso... o que no me siento europea.

Gracias-gracias por una noche tan encantadora. Por supuesto, como suele ser habitual, todo estaba rico, rico, riiiiiiiiiiiicooooo. Y encima he vuelto a casa con una botellita de vino... ¡ay, ay qué bien me tratan!

Acabo diciendo que lo que Rosario y Francisco Javier tienen no es lo usual. Pero ellos existen y son... juntos. Con eso basta... y es suficiente para mantener mi fe.

El cumpleaños - Marc Chagall

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